Una investigación más allá de las teorías de Nightingale

Jueves, 15 de noviembre de 2012

por diariodicen.es

A través de su obra “Un estudio de los paradigmas educativos enfermeros durante el siglo XIX”,  Juana María Hernández Conesa, enfermera y profesora de la Universidad de Murcia, analiza una de las obras más importantes de Florence Nightingale, debatiendo como la teoría que se recoge en la obra de la ilustre enfermera, se ha convertido en un libro “sagrado”, no revisable desde la ciencia y que ha constituido a lo largo del tiempo un obstáculo para el desarrollo doctrinal y formativo de la profesión enfermera.

Juan Vicente Beneir Montesinos, profesor universitario, ha sido coautor de este libro, cuyo hallazgo científico principal fue una obra de Ernesto Rusca, autor anterior a Nightingale, y que ha constituido el motivo por el que la autora replantea el valor científico de las teorías de Nightingale.

– A lo largo de la historia de la profesión enfermera han existido diversos paradigmas formativos enfermeros. ¿Cuáles han condicionado en mayor medida los estudios de la titulación de enfermería?

Hasta donde he investigado, puedo afirmar que los postulados pedagógicos predominantes son los de las órdenes religiosas contrarreformistas, con Voto de Hospitalidad, y lo hicieron, durante siglos, a través de sus textos formativos.

– Esta obra es parte de su segunda Tesis Doctoral Europea. ¿Qué motivos personales o inquietudes le llevaron a elegir este tema?

La curiosidad cognitiva, la pasión por conocer.

– El hallazgo científico de la obra “Manuales dell’infermiere ossia istruzione sul modo di assistere i malati”, de Ernesto Rusca, lleva a debate las teorías de Nightingale. ¿Cómo descubrió esta obra y por qué rompe con el mito de las obras de Nightingale?

La he buscado durante más de veinte años. Sólo la “intuición científica” me decía que debía existir. Si bien, no tenía certeza alguna acerca de su existencia. Pero lo seguía buscando. Era como una obsesión Y, finalmente, durante una estancia en la Universidad de la Sapienza de Roma se produjo el hallazgo: estaba en la Biblioteca Nacional de Florencia. Nadie lo había consultado. Su autor murió a los tres meses de ser publicada la obra. Ese día fue inolvidable para mí.

Sobre por qué rompe el mito, creo que es porque las similitudes entre ambos son algo más que importantes, pero fundamentalmente lo rompe por las “ausencias intencionadas” que existen en el contenido del libro de Nightingale, y que hablan por sí solas. Toda la tradición del conocimiento enfermero, existente en textos enfermeros desde 1625, la convierte en una tabula rasa precientífica. Un ejemplo: habla de “observación” pero no de “observables”. En pleno siglo “positivista”, una mujer culta, como era ella, sabía que estaba dejando fuera de la ciencia a la enfermería (véase el prefacio de “Notas sobre enfermería. Qué es y qué no es”).

– ¿Qué quiere decir al hablar de “resocialización y desacralización” del libro-mito de Florence Nightingale?

Quiero decir que de haber sido leído con “intención científica” el libro “Notas sobre enfermería. Qué es y qué no es” de Florence Nightingale, se habría situado donde su propia autora lo situó: en el conocimiento común, alejado del conocimiento científico, propio sólo de una profesión. Y, desde luego, no dirigido a enfermeras, ni un manual de enfermería (véase el prefacio de “Notas sobre enfermería. Qué es y qué no es”).

– Rusca ya proponía 26 años antes un sistema formativo para las enfermeras. ¿En qué se basaba este método docente?

Rusca rescata la tradición pedagógica de los textos, escritos y editados por las órdenes religiosas enfermeras y añade laicidad y profesionalidad al modelo formativo. En el modelo educativo de Rusca no se abandonan los conocimientos científicos. Del mismo modo, recoge el legado ágrafo del “quehacer” y el “saber” enfermero.

– ¿Considera que la obra “Notas sobre enfermería Qué es y qué no es” ha sido un obstáculo en el estudio para los alumnos de las facultades de enfermería?

No, lo desconozco. Yo no me dedico a ese tipo de investigación. Lo que sí pude constatar, a través de un estudio bibliométrico en mi primera tesis doctoral, en 1996, es que este libro y “la concepción Nightingale” han sido un obstáculo epistémico para la construcción científica de la disciplina enfermera.

– El término que utiliza en su obra “precursores de la democratización y popularización de la salud”, ¿es aplicable actualmente a los enfermeros gracias a la labor de estos tres autores?

No lo sé. No he investigado la incidencia de esos términos en la actualidad, pero estoy convencida de que otros investigadores nos aclararan este punto, más allá de la formulación de una mera opinión.

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