Jóvenes y mayores afrontando la muerte en la vida cotidiana

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Requena-Hernández C, Plaza-Carmona M, Álvarez-Merino P. Jóvenes y mayores afrontando la muerte en la vida cotidiana. Rev. iberoam. Educ. investi. Enferm. 2021; 11(3):7-16.

Autores

1 Carmen Requena-Hernández, 2 María Plaza-Carmona, 3 Paula Álvarez-Merino

1 Doctora en Psicología. Universidad de León. España.
2 Doctora en Ciencias de la Salud. Hospital Universitario de León. España.
3 Cátedra Extraordinaria de Envejecimiento en todas las edades. Universidad de León. España.

Contacto:

Email: maria.plazacarmona@gmail.com

Titulo:

Jóvenes y mayores afrontando la muerte en la vida cotidiana

Resumen

Introducción: la actitud hacia la muerte es producto de creencias, normas y valores históricos-culturales que se trasmiten entre generaciones.
Objetivo: examinar el afrontamiento de la muerte en la vida cotidiana en una muestra de conveniencia de personas.
Metodología: 166 personas, 50 jóvenes y 96 personas mayores. Para llevar a cabo la investigación se confeccionó un cuestionario con 31 ítems distribuidos en cinco áreas temáticas: sentido de la vida, pensar y hablar de la muerte, derecho a morir, educar en la muerte, aceptación de la vida actual y valoración emocional. Para el análisis de los resultados se emplearon datos de frecuencia y porcentajes con las respuestas de los participantes.
Resultados y discusión: tanto jóvenes como mayores adoptan principalmente un modelo moderno de muerte y no neo-moderno como cabría esperar en una sociedad avanzada.
Conclusión: los resultados encontrados se explicarían por la situación de crisis social y laboral que ha ocasionado cambios en las cuotas óptimas de bienestar subjetivo, especialmente entre los jóvenes que deben de hacer frente a su supervivencia.

Palabras clave:

afrontamiento ; muerte ; vida ; personas mayores ; jóvenes

Title:

Young and old facing death in everyday life

Abstract:

Introduction: the attitudes towards death are the result of historical-cultural beliefs, norms and values that are transmitted from one generation to the next.
Purpose: to examine the way people cope with death in everyday life in a convenience sample of people.
Methods: a total of 166 individuals (50 younger and 96 older persons). To carry out the research, a questionnaire was developed with 31 items arranged in five thematic areas: meaning of life, thinking and talking about death, right to die, educating about death, acceptance of current life and emotional appraisal. The analysis of the results was based on frequency data and percentages of participants' responses.
Results and discussion: both younger and older individuals mainly embrace a modern model for death and not a neo-modern one as would be expected in an advanced society.
Conclusion: the results could be explained by the situation of social and employment crisis that has caused changes in the optimal rates of subjective well-being, especially among young people who have to cope with their survival.

Keywords:

coping; death; life; elderly; young people

Portugues

Título:

Jovens e velhos que enfrentam a morte na vida quotidian

Resumo:

Introdução: as atitudes face à morte são um produto de crenças, normas e valores histórico-culturais que são transmitidos entre gerações.
Objectivo: examinar o modo de lidar com a morte na vida quotidiana numa amostra de conveniência de pessoas.
Metodologia: 166 pessoas, 50 jovens e 96 pessoas mais velhas. A fim de realizar a investigação, foi preparado um questionário com 31 itens distribuídos em cinco áreas temáticas: significado da vida, pensar e falar sobre a morte, direito a morrer, educação sobre a morte, aceitação da vida actual e avaliação emocional. Para a análise dos resultados, foram utilizados dados de frequência e percentagens com as respostas dos participantes.
Resultados e discussão: tanto jovens como idosos adoptam principalmente um modelo moderno de morte e não um modelo neo-moderno como seria de esperar numa sociedade avançada.
Conclusão: os resultados encontrados poderiam ser explicados pela situação de crise social e laboral que provocou mudanças nas quotas óptimas de bem-estar subjectivo, especialmente entre os jovens que têm de lidar com a sua sobrevivência.

Palavras-chave:

enfrentamento; morte; vida; Idosos; jovens

Introducción

La actitud hacia la muerte es producto de las creencias, normas, valores históricos-culturales que se trasmiten a través de la interacción entre los miembros de la comunidad (1). Las sociedades desarrolladas se caracterizan por la convivencia de diferentes modelos de muerte que han surgido con la evolución de las mismas. Fenómenos como el envejecimiento, la urbanización, la secularización, la individualización, la burocratización, la post-humanización o la globalización son elementos que afectan al modo de enfrentar la muerte (2). El discurso de la muerte en el modelo tradicional se definía como algo mágico o religioso, otorgándola un componente metafísico; el modelo moderno adopta un discurso laico con una perspectiva filosófica, científica o cívica y en el modelo neo-moderno emplea un discurso individual y libre sobre cómo morir. Estos tres modelos tienen su propia marca de identidad en lo que se refiere al afrontamiento de la muerte: el primero de ellos la acepta, el segundo la niega y el tercero la reivindica (3). Los discursos sobre la muerte coexisten en la sociedad actual caracterizada por la convivencia de más de tres cohortes, marcadas por la pérdida de poder adquisitivo y bienestar social.

Investigaciones sobre las condiciones del morir ponen de manifiesto la tendencia de la sociedad occidental a desnaturalizar la muerte, a esconderla, a no considerarla real. La desnaturalización de la muerte está motivada por cambios culturales como el ensalzamiento de la juventud o la prestación de servicios de asistencia (4). En España la mayoría de la población muere en una institución, donde la agonía se convierte en un proceso mecanizado, despersonalizado y, a menudo, deshumanizado (5). En los hospitales no se permite a los niños visitar al moribundo, reduciendo posibilidades para experimentar la muerte como parte intrínseca de la vida (6). Cuando las personas fallecen son los seguros los que se ocupan de la tarea desagradable. Los medios de comunicación presentan una muerte higienizada, indolora, sigilosa, características que no se corresponden con la muerte que sucede en cualquier momento (7).

En el recién estrenado siglo XXI los avances médico-científicos y técnicos han diluido los límites entre la vida y la muerte. Los avances en trasplantes de órganos provocan que la identificación de la muerte no coincida con el final de la vida de una persona, como ocurría en el siglo pasado. Por ejemplo, el corazón trasplantado de una persona fallecida puede “continuar viviendo” en otra. Inevitablemente se abre un debate público sobre la definición de la muerte que va más allá de la dimensión médica y legal en la que se inicia. Los movimientos migratorios motivados por las condiciones socio-laborales simplifican los rituales de la comunidad y la familia de la pérdida de las personas. La ciencia ha generado un cambio de mentalidad en relación a las leyes naturales que rigen la vida, lo que ha favorecido un vacío existencial en los ciudadanos al no disponer la ciencia de un discurso de promesas sobre una vida eterna que sí tienen algunas religiones (8). Finalmente la falta de experiencia de afrontamiento de la muerte de las sociedades avanzadas deja a moribundos y sus seres queridos en una situación de soledad personal y social.

No obstante, al discurso de la negación de la muerte se están sumando nuevas tendencias que van desde la reivindicación de que la propia persona sea la máxima autoridad de su propio proceso de morir al desarrollo de actitudes ante la muerte que la doten de sentido existencial siguiendo dogmas (9). Una muestra de esta tendencia del acercamiento de la muerte en la vida cotidiana se pone de manifiesto en una incipiente investigación desde disciplinas que clásicamente se han ocupado de problemas de la vida, como es el caso de las Ciencias de la Salud (10). Desde este ámbito de conocimiento se investigan los problemas de la finitud de la vida con temáticas que afrontan la eutanasia, el envejecimiento, los rituales, la mortalidad, el suicidio, las estrategias para personal de paliativos, los grupos de autoayuda codirigidos con experiencias personales (11). El estudio pretende analizar el afrontamiento y los conocimientos de la muerte en la vida cotidiana de población sana joven y personas mayores.

Metodología

Se lleva a cabo un muestreo intencional donde las personas que van a formar parte del estudio no se eligen al azar, sino que son seleccionadas siguiendo el criterio del muestreo opinático.

Sujetos

El estudio inicial contó con 180 participantes de los que 50 eran estudiantes con edades comprendidas entre 20 y 24 años que cursan 3º y 4º en la titulación del Grado de Educación Social de la Universidad de León. Los mayores entre 65 y 80 años fueron seleccionados del entorno familiar de los estudiantes y de centros de mayores de su localidad. En el momento del estudio ningún participante había experimentado fallecimientos en los últimos tres meses. A todos los participantes se les garantizó el anonimato de su participación.

Procedimiento

La investigación se llevó a cabo entre septiembre de 2019 y septiembre de 2020 con el propósito de conocer la construcción social de la muerte de los participantes, utilizando como instrumento de análisis un cuestionario concebido por los autores. En la validación del contenido del cuestionario participaron profesionales del ámbito educativo y sanitario con experiencia sobre el tema de la muerte. En concreto se contactó con profesionales que imparten cursos sobre "duelo y muerte" online desde la plataforma de psiquiatria.com, la coordinadora de Atención Primaria de cuidados paliativos de Madrid y profesionales del departamento de investigación del Centro de Humanización de la Salud.

El cuestionario inicialmente se elaboró en formato de lápiz y papel y fue aplicado a un grupo piloto de 70 personas mayores. Ajustada y corregida la versión se creó una versión online en Google que fue cumplimentada por cada estudiante del Grado de Educación Social, sus abuelos o personas mayores de su localidad. La cumplimentación del cuestionario fue de 20 minutos. A los participantes se les hizo saber que la colaboración era voluntaria y se les solicitó sinceridad en las respuestas.

Todos los participantes fueron informados de la finalidad de la investigación, dejando por escrito su consentimiento informado para formar parte del presente trabajo.

Instrumento de medida

El cuestionario elaborado para la investigación se compone de 31 ítems organizados en las siguientes áreas temáticas: sentido de la vida, pensar en la muerte, derecho a morir, educar en la muerte, aceptación de la vida actual y valoración emocional (Tabla 1). El cuestionario fue pasado a los alumnos en formato digital, mediante el envío del mismo por correo electrónico. Por otro lado, las personas mayores completaron el cuestionario en papel, estando en todo momento acompañado por un miembro de la investigación con el fin de aclarar posibles dudas en los enunciados del cuestionario.

Resultados

Los análisis estadísticos empleados para analizar los datos tienen un carácter descriptivo, de modo que se realizarán porcentajes y tablas de frecuencia. Se seleccionaron 166 cuestionarios desechando 14 al no ser válidos. En la Tabla 1 se recogen las respuestas dicotómicas y abiertas que componen el cuestionario.

A la hora de valorar el sentido de la vida se indicaba cómo los jóvenes muestran una visión más abierta a la creación de un negocio no religioso ante la muerte. Los mayores tienen una visión más tradicional, donde creen en la existencia de otra vida después de la muerte. Así mismo, un 85,1% de la muestra de mayores es practicante de una religión y vincula que la despedida final les gustaría que fuera de carácter religioso en un 60% de los casos, frente a un 26,9% en los jóvenes.

Al preguntarles sobre la muerte se muestra que las personas mayores han contestado en un 71,6% de los casos que sí han pensado en ella, siendo el porcentaje mayor en el caso de los jóvenes (84%). Se aprecia cómo a medida que aumenta la edad se piensa más en la muerte, y se busca que el final de ella sea en el momento en el que se pierda la autonomía para la realización de las actividades básicas de la vida diaria. Es curioso apreciar cómo el concepto de “morir en paz” tanto para el grupo de jóvenes, como para los mayores, hace referencia a morir con la conciencia tranquila.

El testamento es algo muy vinculado a la muerte y al concepto de morir; sin embargo, resulta curioso cómo un 82,1% de las personas mayores no conoce lo que es el testamento vital o documento de voluntades anticipadas. Por el contrario, en los jóvenes casi la mitad de ellos (48%) sí conoce lo que es.

Tras las respuestas de los participantes se observa cómo los jóvenes han sentido tranquilidad al haber realizado este cuestionario (38%), frente a los mayores donde en un 35,8% han sentido indiferencia.

Discusión y conclusión

Los resultados ponen de manifiesto que de los 23 ítems dicotómicos que componen el cuestionario a siete responden de forma distinta el grupo de jóvenes y de mayores y en 16 ítems coinciden. Las respuestas a los ocho ítems que componen las preguntas abiertas fueron categorizadas y la distribución de porcentajes varía en función del grupo de edad.

En relación a los ítems que componen el área temática “sentido de la vida” (Tabla 1), los resultados son los que cabría esperar en función de la edad según los datos de la literatura revisada. Los mayores responden mayoritariamente que “la vida tiene un propósito”, creen en “otra vida después de la muerte” y “practican alguna religión”, frente a los jóvenes que mayoritariamente responden “no” a estos ítems. En relación al sentido la vida, la respuesta que dan los jóvenes no es la esperada ya que se hubiese esperado una respuesta en la dirección de la falta de sentido, según se ha encontrado en la literatura revisada (13). Inesperada también ha sido la ambigüedad de la respuesta al sentido de la vida de los mayores que se interpretaría como un reflejo del decaimiento de la autoridad religiosa en la sociedad actual y su cuestionamiento del significado de la vida, aspecto este más característico del discurso del modelo neo-moderno de afrontamiento de muerte que del modelo moderno que cabría esperar en el discurso del grupo de mayores (14).

Cuando se les pregunta “si conocen algún negocio sobre la muerte”, los jóvenes dicen que sí y los mayores que no, estos últimos a pesar de que la mayoría han contestado que tienen seguro de decesos. Por consiguiente, entienden el seguro dentro de una práctica social propia de sociedades que defienden un modelo moderno de muerte (9). En lo que sí coinciden ambos grupos es en que no pagarían por un negocio de la muerte, respuesta que llama la atención entre los jóvenes. Téngase en cuenta que la mayoría admite que no practican religión alguna, por lo que cabría esperar la necesidad de buscar formas alternativas de rituales de muerte (15). Una posible explicación podría estar en una actitud de despreocupación sobre la planificación de la muerte típica de los defensores de un modelo de muerte moderno (16). En esta misma línea está la explicación a la respuesta que dan los jóvenes y mayores a “la preferencia de morir con o sin conciencia”.

Al preguntarles sobre si les gustaría enterarse del momento de morir se aprecia cómo las personas mayores prefieren no enterarse, por lo que no pueden “prepararse” y dejan ese momento en “gracia de dios”, propio del colectivo de creyentes al que aseguran pertenecer la mayoría de las personas mayores.

En cuanto al tipo al ítem sobre el “tipo de despedida que les gustaría tener”, ambos grupos responden que “fuese alegre” y con rituales religiosos en el caso de los mayores, propio de un modelo tradicional de muerte. En el caso de los jóvenes prefieren estar acompañados por la familia, característico de un modelo moderno de muerte (17).

En relación a los ítems del área temática “pensar en la muerte” (Tabla 1), tanto jóvenes como mayores reconocen que piensan en la muerte. Estos datos no se corresponden con lo que cabría esperar, ya que según la literatura revisada las sociedades desarrolladas no dedican tiempo a pensar en la muerte (11). Por consiguiente, algo está cambiando en la vida cotidiana de los participantes que hace que piensen en la muerte. Una posible explicación podría estar en la situación de crisis en la que los participantes están inmersos que les lleva a la inseguridad sobre su supervivencia y adoptar convenciones del modelo tradicional de muerte como el temor a la muerte (18). Téngase en cuenta la secularización que caracteriza a las sociedades avanzadas lo que en situaciones de crisis se hace más acuciante pensar en formas de afrontamiento de la muerte al no disponer del paradigma protector de creencias. Sin embargo, cuando se pregunta a los participantes si hablan de la muerte todos responden “no”. No obstante, cuando se aplicó el cuestionario cara a cara al grupo piloto formado por personas mayores, la mayoría reconocía su interés por la muerte, pero decían que “está mal visto” o “la muerte es algo privado y hablar de ella socialmente es de mal gusto’. Comentarios similares se han encontrado en otras investigaciones (19).

En cuanto a si a los participantes “les gustaría vivir eternamente”, tanto los jóvenes como los mayores respondieron que no. Posiblemente esta respuesta esté motivada por el hecho de que cada vez son más las personas que llegan completando su ciclo vital. Por consiguiente, las personas tienen la oportunidad de morir “hartos de vivir” (20), por lo que no necesitan plantearse vivir eternamente. Cuando se les pregunta sobre “qué momento es el mejor para morir”, la respuesta más frecuente es la vejez, al estar asociada con un proceso natural de muerte. Algunos participantes mayores responden que el mejor momento es cuando “se pierde la autonomía” en consonancia con los presupuestos neo-modernos de afrontamiento de la muerte y relacionada con la autodeterminación (21). Un grupo minoritario respondía “cuando les llegue la hora”, respuesta propia de un modelo tradicional de muerte. En cuanto a la respuesta al ítem “qué significa morir en paz”, tanto jóvenes y mayores responden “tener la conciencia tranquila”. Al ítem “participar en la preparación de su propia muerte o ajena” responden que no. Los participantes prefieren vivir ciegos a la conciencia de la muerte, a vivir despreocupados tanto de su propia muerte como la de sus seres queridos, propio de sociedades que practica un modelo de muerte moderno (22) que se aleja de la reivindicación de una muerte más personal y libre, como cabría esperar al menos entre los jóvenes.

Los ítems del área “derecho a morir” (Tabla 1) son los que presentan mayor coincidencia en las respuestas entre mayores y jóvenes. La mayoría aseguran que han tenido contacto en alguna ocasión con la muerte. No conocen el testamento vital y los que lo conocen no lo tienen hecho efectivo. Estos datos ponen de manifiesto nuevamente que los participantes presentan un modelo de afrontamiento de muerte acorde con el modelo moderno que se caracteriza por la falta de planificación personal de la muerte a la vez que delegan su gestión a la autoridad (legal y médica) (23). Cuando se les pregunta “si tiene sentido elegir el momento de morirse” y “si tiene sentido prohibir elegir morirse”, los participantes responden mayoritariamente no a ambos ítems. La respuesta a la primera pregunta pone de manifiesto que los participantes sienten la obligación de vivir porque la vida es sagrada, comentario típico de sociedades que procesan un modelo tradicional de muerte. Sin embargo, la respuesta a la segunda pregunta es justo lo contrario, ya que reivindican el derecho a elegir morirse, acorde con el modelo neo-moderno. Los participantes estarían de acuerdo con la idea de que morir puede ser un escape a lo que no gusta de la vida, la muerte puede ser, a veces, “una bendición” (24).

El análisis de los ítems que componen el área “educar la muerte” (Tabla 1) pone de manifiesto que los participantes están de acuerdo con la necesidad de recibir formación sobre la muerte, especialmente los mayores. Además, estarían dispuestos a participar en un curso sobre la preparación de la muerte con temas como el miedo en el caso de los jóvenes y el testamento vital en los mayores, aspectos centrales del modelo neo-moderno (15). Los participantes se refieren al médico como el profesional mejor cualificado para impartir cursos de formación sobre la muerte, seguido por sacerdotes en el caso de los mayores y de personas que hayan vivido experiencias cercanas, en el caso de los jóvenes. Por ende, los mayores preferirían la autoridad ajena a la decisión propia, típica de los presupuestos del modelo moderno (3).

En el área temática “aceptación de la vida” (Tabla 1), cuando se les pregunta qué cambiarían si supiesen que van a morir, los participantes mayores responden mayoritariamente todo y los jóvenes nada. Por lo tanto, conocer los límites de la vida contribuye a plantearse cambios en la vida diaria. Esto ocurre con menos frecuencia entre los participantes que viven anticipando su muerte, pues tienen menos miedo a la muerte y una mayor autorrealización personal (25).

Finalmente el área de “valoración emocional” en la que se pregunta por el tipo de emoción que ha estado presente durante la cumplimentación del cuestionario, los participantes responden tranquilidad e indiferencia. Una vez más la respuesta lleva a colegir que entre los participantes predomina una actitud de negación emocional sobre el afrontamiento de la muerte.

Como conclusión señalar que entre los participantes predomina el modelo moderno de muerte más que un modelo neo-moderno, propio de las sociedades avanzadas. Una posible explicación es que se ha pasado de vivir con cuotas óptimas de bienestar subjetivo (que favorece la ocupación de aspectos existenciales como ‘el bien morir’), a sentirse inseguros en una sociedad en la que predomina un crisis económica que obliga a los ciudadanos a ocuparse de la superveniencia quedando preocupaciones existenciales como la muerte relegadas, actitud típica del modelo moderno de muerte (26). Finalmente se hace necesario promover formación legal, social y sanitaria de tema de la muerte en una sociedad que envejece exponencialmente en todo el mundo.

Financiación

Ninguna.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Bibliografía

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