Hoy vivimos una realidad pospandemia y aprendemos de nuevo a negociar la vida. Nuestra esperanza es que las expresiones frágiles y vulnerables de la humanidad que presenciamos durante la pandemia nos motiven e induzcan a crear un mundo local, nacional y global nuevo y diferente.
Durante la pandemia el mundo vio la muerte muy de cerca. Para una persona común fue imposible no pensar en la muerte, no pensar en el miedo y acerca de nuestra propia mortalidad. Fue el momento en que los ciudadanos comunes, gente de todo tipo y antecedentes, pensaron acerca de la muerte, hablaron acerca de la muerte y, para muchos, experimentaron la muerte de personas cercanas. La población en general vio la muerte de una nueva forma y ponderó su propia mortalidad.

Durante la pandemia, muchos de nosotros tomamos la decisión de modificar drásticamente nuestra forma de vida. Fue el momento en que supimos que después de la pandemia lucharíamos para resolver temas en formas nuevas y para hacer cambios fundamentales en nuestro mundo. Muchos de nosotros juramos cambiar y crecer como resultado de la pandemia, y más importante, no volver a la vida como la conocíamos. Mucha gente dejó sus profesiones, dejó sus trabajos, reorganizó sus metas y redirigió su camino por la vida. Muchos cambiaron para siempre.

Algunos de nosotros incluso hemos cosechado beneficios como resultado de la pandemia. La pandemia dio a algunos trabajadores la ventaja de horas y lugares de trabajo flexibles. En muchas áreas laborales, los profesionales tienen nuevas e innovadoras formas de trabajar desde el hogar con adaptaciones para el trabajo inteligente (smart working).

El smart working es mucho más que trabajar desde el hogar. Es un concepto de visión de futuro donde se utilizan sistemas de flujo de trabajo, tecnologías y un enfoque de equipo colaborativo para disminuir el estrés, ahorrar tiempo y permitir que los trabajadores estén más felices y sean más productivos. El smart working permite equipos de trabajos más eficientes y efectivos (1).