Percepción de estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas en tiempos de COVID-19

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Agüero Zárate J, Trejo Ortiz PM, Díaz Castañeda DJ, Araujo Espino R, Lemus Rojas PJ, Pacheco Mendoza L, et al. Percepción de estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas en tiempos de COVID-19. Metas Enferm sep 2022; 25(7):7-12. Doi: https://doi.org/10.35667/MetasEnf.2022.25.1003081975

Autores

Josué Agüero Zárate1, Perla María Trejo Ortíz2, Diana Jazmín Díaz Castañeda1, Roxana Araujo Espino2, Paola de Jesús Lemus Rojas1, Lizbeth Pacheco Mendoza1, Nayeli Carolina Solís Hernández1, Ángel Daniel Ibarra Díaz1

1Estudiante de Licenciatura en Enfermería. Universidad Autónoma de Zacatecas. México
2Doctora en Ciencias de Enfermería. Universidad Autónoma de Zacatecas. México

Contacto:

Perla María Trejo Ortiz. Universidad Autónoma de Zacatecas. Campus UAZ Siglo XXI. Carretera Zacatecas-Guadalajara, km. 6. Ejido la Escondida. 98160 Za

Email: perlatrejo@uaz.edu.mx

Titulo:

Percepción de estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas en tiempos de COVID-19

Resumen

Objetivo: identificar la percepción que tienen los estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas durante la pandemia por COVID-19 y analizar si está asociada con el semestre que están cursando y con haber realizado práctica clínica en escenarios reales.

Método: se llevó a cabo un estudio descriptivo transversal con estudiantes de Enfermería de una universidad pública de Zacatecas, México (N= 1.033). Se administró vía electrónica el segundo apartado del cuestionario Clinical Competency Questionnaire traducido al español con un alfa de Cronbach= 0,969. Se analizó la asociación de las habilidades clínicas con el semestre cursado y la experiencia mediante la prueba de Chi cuadrado con una significancia estadística de p≤ 0,05.

Resultados: respondieron un total de N= 82 estudiantes. La media de edad fue de 20,7 (DE:1,40), el 87,8% era mujer en su mayoría del séptimo semestre (40,2%). Un 50% se percibió con habilidades clínicas deficientes; un 34,1%, sin habilidades clínicas y un 15,9%, con habilidades clínicas competentes. Los estudiantes de quinto semestre se percibieron con menores habilidades clínicas (p= 0,006), al igual que aquellos que no habían cursado práctica clínica antes de la pandemia (p= 0,005).

Conclusiones: a partir de la pandemia, las habilidades en la práctica clínica son percibidas como nulas o deficientes por los estudiantes de Enfermería, por lo que se requiere implementar cambios en la metodología de enseñanza-aprendizaje, transitar a un modelo híbrido e integrador con intervenciones educativas efectivas y que demuestren el desarrollo de los dominios en este tipo de habilidades para cumplir con el perfil de egreso planteado.

Palabras clave:

competencia clínica ; estudiantes de enfermería ; práctica del docente de Enfermería ; enseñanza ; docentes de enfermería ; educación a distancia ; COVID-19 ; cuestionario de competencia clínica

Title:

Perception by Nursing students about clinical skill acquisition in times of COVID-19

Abstract:

Objective: to understand the perception by Nursing students about the acquisition of clinical skills during the COVID-19 pandemic, and to analyse if this is associated with the semester they are currently taking and with conducting clinical practice in real settings.

Method: a cross-sectional descriptive study was conducted with Nursing students from a public university in Zacatecas, Mexico (N= 1,033). The second section of the Clinical Competency Questionnaire in its Spanish translation was administered online, with Cronbach’s alpha= 0.969. The association between the clinical skills and the semester studied and experience was analysed through Chi-squared test with
p≤ 0.05 as statistical significance.

Results: in total, N= 82 students participated. Their mean age was 20.7 (SD:1.40), 87.8% were female, and the majority were in their seventh semester (40.2%). 50% of them perceived that their clinical skills were poor, 34.1% stated they had no clinical skills, and 15.9% perceived that their clinical skills were proficient. Students in their fifth semester perceived their clinical skills as lower (p= 0.006), as well as those who had not had any clinical practice before the pandemic (p= 0.005).

Conclusions: after the pandemic, clinical practice skills are perceived as non-existent or poor by Nursing students; therefore, it is necessary to implement changes in the teaching-learning methodology, to move to a hybrid and inclusive model with effective educational interventions which demonstrate the development of domains in this type of skills, in order to meet the proposed profile of graduation.

Keywords:

clinical competence; students; nursing; teaching; nursing faculty practice; faculty; education; Distance; COVID-19; clinical competency questionnaire

Introducción

La actual pandemia de COVID-19 ha generado diversas crisis que han puesto de manifiesto situaciones desafiantes tanto en el área asistencial como educativa. Quedó clara la precariedad de los servicios sanitarios, escasez de equipos, insumos médicos y personal, además de condiciones laborales poco dignas para los profesionales de la salud (1,2). Mientras, en el ámbito educativo, el cambio de la enseñanza presencial a la modalidad remota, derivada de las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos mundiales, suscitó una transición para la que pocas universidades estaban preparadas; cambio que también se ha visto reflejado en la continuidad del aprendizaje (3).

En el caso particular de la formación de profesionales de Enfermería, los retos principales se resumen en que, por un lado, es necesario mantener la educación para las colectividades más desprotegidas: familias de bajos recursos económicos, estudiantes que se han visto obligados a trabajar por pérdida de empleo de los padres o tutores, sin acceso a internet, entre otros aspectos (4). Por el otro, al ser esta una profesión que forzosamente se ocupa de la práctica clínica, ya sea en hospitales, centros de salud o cualquier otro escenario real de aprendizaje, el reto está en encontrar alternativas que permitan suplir de manera eficiente este tipo de prácticas por otras actividades realizadas a través de medios digitales (5).

De acuerdo con Melendez-Chávez (6), el cierre de los espacios de prácticas clínicas como medida para mitigar la propagación del virus representa un obstáculo para finalizar las horas de formación clínica requeridas, obstaculizando así la preparación integral de los futuros profesionales de Enfermería, situación que también ha generado que el personal docente de este gremio manifieste su preocupación por las repercusiones negativas que estos retrasos y modificaciones pueden tener en la trayectoria formativa de los estudiantes. Los estudiantes de Enfermería sienten temor cuando salen a la calle, son conscientes de que abandonar el campo clínico fue lo mejor, pero les preocupa la ausencia de práctica en los diferentes niveles de atención a la salud y la posibilidad de iniciar el servicio social con desventajas ante un sistema con una nueva enfermedad a la que se estarán adaptando con habilidades y destrezas limitadas para desempeñar su trabajo (6).

Por otro lado, estudios realizados sobre la experiencia de los estudiantes con la educación virtual a partir de la pandemia por SARS-CoV-2 señalan que estos manifiestan una gran preocupación por falta de actividades prácticas, debido a que no se sienten con las competencias necesarias para enfrentarse al campo laboral una vez concluidos sus estudios (7,8).

Derivado de lo anterior, resulta necesario conocer la perspectiva de los estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas durante la pandemia por COVID-19 y así poder replantear las estrategias para la enseñanza clínica, de manera que se garantice un aprendizaje significativo aun con la enseñanza virtual; por lo que la presente investigación se desarrolló con el objetivo de identificar la percepción que tienen los estudiantes de Enfermería sobre la adquisición de habilidades clínicas durante la pandemia por COVID-19 y analizar si dicha percepción está asociada con el semestre que están cursando y el antecedente de haber realizado práctica clínica en escenarios reales.

Método

Se realizó un estudio descriptivo transversal. La población se integró por N= 1.033 estudiantes inscritos del tercer al octavo semestre de la licenciatura en Enfermería de una universidad pública de Zacatecas en el semestre agosto-diciembre 2021. Se incluyeron estudiantes que cursaran materias que implicaran práctica clínica, que no estuvieran de movilidad y que no reportaran estar trabajando en alguna institución de salud privada o pública.

Se recogieron variables sociodemográficas y escolares: sexo (femenino/masculino), edad (número en años cumplidos), semestre que cursaba (tercero/quinto/séptimo/octavo), semestres cursados de práctica clínica hospitalaria antes de la pandemia (número).

Para medir la percepción de las habilidades clínicas se utilizó el cuestionario Clinical Competency Questionnaire, elaborado por Liou y Cheng (9) con base en la teoría de Patricia Benner “From Novice to Expert” sobre la adquisición de habilidades clínicas, que pasa desde la fase de principiante o novato hasta la de experto. Para la aplicación del cuestionario se realizó una adaptación al castellano del traducido al brasileño por Kwiatkoski et al. (10). Antes de aplicarlo se adaptaron los términos al contexto mexicano y posteriormente se llevó a cabo una prueba piloto con 20 estudiantes. La consistencia interna del instrumentó se exploró mediante el coeficiente Alpha de Cronbach, con un resultado de 0,969. El instrumento se divide en dos apartados: el primero de ellos titulado “comportamiento profesional de Enfermería” que contiene 16 preguntas, mientras que el segundo se denomina “destrezas y habilidades” con 32 ítems. El cuestionario originariamente constaba de 31 ítems para el segundo apartado, pero Kwiatkoski et al. (10) sugieren dividir una pregunta en dos, por lo cual la escala final queda constituida por 48 ítems (uno más que la versión original). Dados los objetivos planteados para la presente investigación, solo se utilizó la segunda sección que se divide a su vez en tres tipos de habilidades: generales (12 ítems), básicas (13 preguntas) y avanzadas (7 ítems). Las opciones de respuesta fueron de tipo Likert: 1= “No tengo idea”, 2= “La teoría la sé, pero no tengo confianza en absoluto en la práctica”, 3= “La teoría la sé y aunque puedo realizarlo parcialmente en la práctica de manera independiente, necesito supervisión”, 4= “La teoría la sé, soy competente en la práctica, pero necesito supervisión” y 5= “La teoría la sé y soy competente en la práctica sin supervisión”. El puntaje se clasificó de la siguiente manera: 32-80 sin habilidades clínicas, de 81-128 con habilidades clínicas deficientes y de 129-160 con habilidades clínicas competentes. Dicho cuestionario fue transcrito a un formulario de Google para su aplicación vía electrónica.

Para la recogida de datos se solicitó autorización a la directora de la Unidad Académica, quien pidió apoyo a los jefes de grupo de la licenciatura, se les explicaron los objetivos y la metodología del estudio y se les solicitó que compartieran el link con los compañeros de los semestres seleccionados, otorgando un mes para recibir respuestas.

La captura y el análisis de los datos se realizó en el paquete estadístico SPSS versión 25, se aplicó estadística descriptiva con medias y desviación estándar (DE) para las variables cuantitativas y frecuencias absolutas (N) y relativas (%) para las cualitativas. Además, se llevaron a cabo pruebas de Chi cuadrado para las comparaciones de la percepción por semestre y haber tenido práctica clínica o no en escenarios reales antes de la pandemia. Se consideró como significativo un valor de p≤ 0,05.

A todos los estudiantes se les anexó el consentimiento informado, el cual fue firmado por cada uno de los participantes, en este se les explicó que la participación era totalmente voluntaria y confidencial, garantizando que en caso de no querer participar no habría ningún tipo de represalia, conforme a las normas oficiales vigentes y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki (11).

Resultados

La media de edad de los participantes fue de 20,7 (DE: 1,40), edad mínima de 19 años y máximo de 29 años; de los 82 participantes que se incluyeron en el estudio el 87,8% fue mujer, siendo en su mayoría del séptimo semestre (40,2%). Respecto a los semestres que habían cursado práctica hospitalaria antes de la pandemia, estos oscilaron entre cero a cinco semestres.

Entre las capacidades que los estudiantes percibieron que conocen la teoría pero no tienen la confianza para realizarlo en la práctica se encontraron las siguientes: colocación y evaluación de sondas nasogástricas, documentación de pruebas de pH gástrico, precauciones de aspiración, lavado, administración de medicamentos y alimentación (continua, bolo y gravedad) y comprobación de la orina residual (43,9%); capacidad para colocar, alimentar y cuidar una sonda de gastrostomía, así como evaluación y cambio de apósito en función a la necesidad (43,9%), realizar una evaluación del estado nutricional y control de líquidos (40,2%), efectuar un cambio de turno utilizando SBAR (situación, antecedentes, evaluación y recomendación) con un 39,0%, llevar a cabo planes de cuidado (37,8%), efectuar y documentar la evaluación del paciente, (37,8%), brindar apoyo emocional y psicosocial al paciente y familiares (36,6%), hacer drenajes posturales, percusión y administración de oxigenoterapia (36,6%).

En relación a las capacidades en que los estudiantes manifestaron conocer la teoría pero necesitar supervisión destacaron: dar información a los pacientes o familiares sobre el conocimiento de los cuidados de la enfermedad (35,4%), las rutinas higiénicas y los cuidados diarios del paciente (35,4%), proporcionar medidas de descanso y confort al paciente (35,4%), brindar asistencia, movilidad y cambios posturales al paciente (34,1%), administrar medicamentos en Z e intramuscular (32,9%), aplicar una inyección subcutánea (32,9%), realizar procedimientos con técnica estéril (29,3%) o el cuidado de heridas (32,9%).

Al indagar sobre las habilidades donde los estudiantes percibieron saber la teoría y ser competentes en la práctica con supervisión solo señalaron cambiar la bolsa de líquidos intravenosos (19,5%), mientras que en las capacidades que comentaron saber la teoría y ser competentes en la práctica sin supervisión destacó administrar medicamentos orales (26,8%).

En una escala del 1 al 5, el promedio global del cuestionario fue de 2,79 y al clasificar dicha puntuación, el 50% de los estudiantes de Enfermería se percibió con habilidades clínicas deficientes (Gráfico 1).

Al comparar la percepción de habilidades clínicas según el semestre que cursaban los estudiantes, se encontró una diferencia estadísticamente significativa (X2= 17,97, p = 0,006); el 55,6% (N= 15) de los que cursaban quinto semestre se consideró sin habilidades clínicas, a diferencia de los de tercero y séptimo semestre que se percibieron con habilidades clínicas deficientes (57,1% N= 12 y 54,5% N=18 respectivamente), mientras que el único estudiante de los de octavo semestre se valoró con habilidades clínicas competentes (Tabla 1).

Al comparar la percepción de habilidades clínicas con los semestres que habían cursado práctica clínica antes de la pandemia, las diferencias fueron significativas (X2 = 25,22, p= 0,005). Quienes se consideraron sin habilidades clínicas fueron los que reportaron no haber tenido práctica anteriormente o solo un semestre (45,7% N= 21 y 42,9% N= 3 respectivamente), mientras que aquellos que se percibieron con habilidades clínicas deficientes fueron los habían cursado entre dos a cuatro semestres de práctica y los que se valoraron con habilidades clínicas competentes fueron los que reportaron cinco semestres de práctica (100%), como se muestra en la Tabla 2.

Discusión

Este trabajo analiza la percepción que tienen los estudiantes de Enfermería sobre las habilidades clínicas adquiridas durante la pandemia por COVID-19, con todas las dificultades y los retos que esta ha provocado en el entorno docente.

Uno de los principales hallazgos es que la mitad de los estudiantes se considera con habilidades deficientes, hallazgo similar a lo encontrado en estudiantes del área médica, quienes encontraron que el e-learning (clases en línea) era menos eficaz que el aprendizaje presencial en términos de aumento de habilidades clínicas (12). Lo anterior pone de manifiesto lo expresado por García et al. (13), quienes señalan que los estudiantes consideran que lo teórico les deja una gran enseñanza, pero que sin embargo, las prácticas clínicas permiten integrar lo teórico con lo práctico y los lleva más allá de un aprendizaje, les permite interactuar en un ambiente real, acompañados por el equipo de salud, del docente y con la confianza de los pacientes, dejando claro que una vez que se puedan integrar a escenarios reales de aprendizaje se deberán buscar las estrategias para recuperar esas habilidades y confianza que solo se adquieren con la práctica diaria.

Por otro lado, la tercera parte de los estudiantes se percibieron sin habilidades clínicas, resultado que pudiera asociarse a que, en marzo del 2020, las prácticas clínicas en laboratorio y en las diferentes instituciones de salud fueron suspendidas y retomadas en el ámbito virtual, profundizando la enseñanza teórica y careciendo de cercanía con el paciente, lo que disminuye la confianza para realizar ciertos procedimientos en la práctica. Finalmente, cerca de la quinta parte de los participantes se percibió con habilidades clínicas competentes, hallazgo que probablemente se relacione a que los estudiantes de los semestres más avanzados tuvieron la oportunidad de asistir algunos semestres a prácticas clínicas y de laboratorio, donde adquirieron mayor confianza para desarrollar la práctica.

De acuerdo al semestre cursado, los resultados encontrados indican que los estudiantes del quinto semestre se consideran sin habilidades clínicas, mientras que los de tercero y séptimo semestre se perciben con habilidades clínicas deficientes. Lo anterior probablemente está asociado a que los de quinto semestre, al estar a la mitad de su carrera y en sí no haber cursado un semestre en escenarios reales, les genera mayor preocupación, pues han ido avanzando sin tener la experiencia de estar con un paciente. Por su parte, los de tercero al estar en los primeros semestres, quizá tienen la confianza en que habrá tiempo para recuperar las prácticas, mientras que los de séptimo, al haber tenido al menos un semestre de práctica clínica, no sienten tanto la angustia al tener que estar en atención directa a los usuarios. Al respecto Meléndez-Chávez (6) señala que los estudiantes piensan que dejar el campo clínico fue lo mejor ante la pandemia; sin embargo, les preocupa el periodo prolongado, donde la ausencia de prácticas en los diferentes niveles de atención los pone en desventaja ante un sistema con una nueva enfermedad, y sin la oportunidad de adquirir nuevas habilidades y destrezas para desempeñar su trabajo. Por ello, son indispensables intervenciones educativas, posicionadas en nuevos paradigmas educativos híbridos y con recursos multimedia que los aproximen a vivir situaciones complejas semejantes a las que enfrentarán en su ejercicio profesional.

Cabe destacar que los estudiantes de octavo semestre se percibieron con habilidades clínicas competentes probablemente porque fueron los que tuvieron mayor oportunidad de asistir a práctica clínica antes de la pandemia, pues después del abordaje de los contenidos teórico-prácticos en el aula y laboratorio los estudiantes tienen la oportunidad de asistir a escenarios reales de aprendizaje en instituciones de salud, representando alrededor del 50% del total de horas en las asignaturas de carácter disciplinario, dato relevante al momento de valorar la capacidad de intervención, cuidar de la vida y la salud (14).

Los estudiantes que no habían tenido la oportunidad de asistir a práctica clínica antes de la pandemia son los que se consideran sin habilidades clínicas, al igual que aquellos que habían cursado dos semestres de práctica, quienes se valoraron con habilidades clínicas deficientes. Esto está asociado a que la práctica clínica en el grupo estudiado comienza en el tercer semestre, misma que fue suspendida por la contingencia sanitaria y retomada en modalidad virtual, donde los docentes carecían de formación en el manejo de las tecnologías, previsión y optimización de recursos, así como procesos de planeamiento, implementación y evaluación predefinidos en el modelo virtual (14). Finalmente los estudiantes que habían llevado más cursos con práctica clínica se perciben como competentes, lo que deja claro que la experiencia en el campo clínico provee de habilidades psicomotoras y metacognitivas que brindan confianza para realizar prácticas en un escenario real.

Si bien los resultados presentados permiten contar con un panorama sobre cómo perciben los estudiantes de Enfermería sus habilidades clínicas con la actual pandemia, estos deben ser considerados con las limitaciones necesarias dado el tamaño de la muestra y tipo de muestreo no probabilístico empleado. Además, son necesarias más investigaciones con este instrumento para sustentar con mayor evidencia su confiabilidad en población mexicana, puesto que ante valores de consistencia interna por encima de 0,9, se considera que hay redundancia o duplicación (15).

Dado que es un tema muy reciente existe poca literatura al respecto, lo que dificulta la comparabilidad de los datos. Posibles líneas de investigación sugieren que se estudie la relación de las habilidades clínicas según la formación previa del estudiante, diferentes modelos docentes o, incluso, las calificaciones académicas. Otra posible línea que surge es la complementación de estos resultados con las percepciones de los equipos docentes, que también se han enfrentado a retos para afrontar su labor formativa necesitando recurrir en muchas ocasiones a soluciones creativas e innovadoras, mientras que ellos mismos se han expuesto a riesgos psicosociales (16).

En conclusión, las habilidades en la práctica clínicas son percibidas como nulas o deficientes en los estudiantes de Enfermería a partir de la pandemia por COVID-19, siendo mayormente afectados los que están en una fase intermedia de la carrera y que no tuvieron la oportunidad de asistir a escenarios reales de práctica antes de la pandemia, por lo que es necesario rediseñar las estrategias implementadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje para así responder a las limitaciones con que se perciben los estudiantes y cumplir con el perfil de egreso planteado, transitando a un modelo híbrido e integrador con intervenciones educativas efectivas y que permitan demostrar el desarrollo de los dominios de un profesional de Enfermería.

Financiación

Ninguna.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Bibliografía

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