“Una enfermera puede hacer mucho en un campamento, siempre va a saber priorizar y decidir cuándo hay que “correr” o no”

Martes, 24 de julio de 2018

por Natalia Hernández Manjón

Mª Pilar Núñez es enfermera en la UCI de un hospital de Madrid, quizás por su lado solidario y humanitario, el mismo que le ha llevado a pedir una excedencia y embarcarse en un proyecto de cooperación en Níger. Pero sin duda, hay otra experiencia que le ha marcado en todos los sentidos y que no descarta repetir: ser enfermera en campamentos. Una forma de ocio cada vez más demandada en niños que requiere la presencia de estos profesionales enfermeros a veces tan olvidados.

-Pregunta: ¿Cuáles son las principales funciones que desempeña el profesional enfermero en los campamentos?

-Respuesta: La principal función es la de apoyo sanitario ante un primer problema de salud. Dependiendo del caso y gravedad nos hará actuar de una manera sencilla “in situ”, o, por el contrario llevar al niño o niña al centro de salud u hospital más cercano. Los monitores, a pesar de su experiencia, se van a dirigir a ti para que “tires” el problema que tenemos delante y en función de ello, actuar con los medios disponibles y capacidades, o, desplazarnos para una atención más especializada.

Esto implica: preparación, dotación y revisión del botiquín; reunión con los padres; conocer dónde se encuentran los hospitales y centros de salud más cercanos; atender las heridas o golpes que tengan los niños; administrar los medicamentos; atención de auxilio en caso de accidente grave y apoyo cuando el niño lo necesita.

-P: ¿Qué te llevó a querer dedicarte a ello y lanzarte a participar? ¿Cómo definirías tu experiencia en estos campamentos? ¿Repetirías?

-R: Desde hace años estoy vinculada a un instituto misionero que organiza campamentos todos los veranos. En un momento dado me propusieron participar en los mismos, y, ahí me marché. Habitualmente trabajo en la UCI de un hospital en Madrid, y, actualmente estoy de excedencia por un proyecto de cooperación internacional en Níger, luego irme de campamento es un cambio en todos los sentidos.

Mi experiencia ha sido muy positiva, tanto con los monitores, como con los niños. Los primeros acuden a ti para comentarte cualquier caso que ven, y tú les das tranquilidad, al confirmar o descartar que es algo grave o no, actuando según se precise. Los segundos, al principio, te miran con reparo, pero después te vas ganando su confianza cuando eres la persona que le “curas” ese arañazo, el chichón por discutir con el compañero de litera, etc. En cuanto a repetir, es algo que no descarto.

-P: Los campamentos son una de las opciones de ocio más demandadas de cara al verano. ¿Por qué cree que aún la mayoría no cuentan con esta figura? ¿Por qué es necesaria?

-R: Por un lado, creo que la falta de obligatoriedad es lo que hace que no se cuente con esa figura en última instancia, aunque en muchos sitios ya es imprescindible para llevarlo a cabo. Por otro lado, el hecho de que  pagar a un enfermero no es “barato”, hay campamentos de asociaciones pequeñas que no tienen mucho presupuesto, y, si no quieren encarecer demasiado el precio para los niños, no lo contratan.  Pienso que es un error y que esa figura es necesaria porque un enfermero, con años de experiencia, te puede hacer una primera atención dentro de sus funciones, y, su ojo clínico tiene la capacidad para distinguir la levedad o gravedad de la situación que acelere un traslado urgente al centro sanitario más próximo cuando la ocasión lo requiera.

-P: ¿Qué formación es necesaria tener para trabajar como profesional enfermero en un campamento?

-R: Creo que la formación de la carrera es insuficiente, puesto que recién graduado vas a trabajar en un medio desconocido, en el campo, donde no tienes los recursos del centro de salud, o del hospital en el que has hecho prácticas.

Todo curso relacionado con la atención en urgencias vendría bien, a lo que se debería unir algo de experiencia antes de enfrentarse sólo (como sanitario) a los niños y actividades de un campamento. Con el “rodaje previo” ganas seguridad en tu actuación, y, aunque tengas que seguir aprendiendo, te puedes enfrentar mejor a situaciones inesperadas.

-P: ¿Recuerdas alguna anécdota de tu paso o tienes algún momento que recuerdes con especial emoción?

-R: Habría muchas anécdotas que mencionar, en principio todas buenas. Quizás las caídas, son las que provocan momentos más graciosos, cuando son inesperadas, y sin lesión que contar. No podré olvidar a uno de los chicos adolescentes caerse en uno de los juegos. Vino con su pie hinchado, y con el gesto muy digno, aguantando las lágrimas, pero sin soltar una porque la niña que le gustaba estaba delante. Ante la caída todos nos quedamos asustados, se paró el juego, pero al verle levantarse el clima se relajó. Tal como cayó parecía que se hubiera roto algo, pero sólo fue un  golpe que con hielo y una pomada anti-inflamatoria se alivió. Dos días más tarde, todo olvidado, estaba imitando a Michael Jackson,  su especialidad.

Las peleas también generan momentos tensos que,  a veces, ante la inconsciencia del niño se resuelven igual que empiezan. Ejemplo, niños que vienen de la piscina diciendo que se han pegado entre ellos (con los gritos característicos del uno al otro). Ambos acuden corriendo a verte,  traen arañazos, y después de inspeccionarles y atenderles hablas tranquilamente con ellos para que no se repita.

-P: Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), la mayoría de campamentos no están preparados para atender las cada vez más frecuentes alergias alimentarias y crisis de asma. ¿Qué estima necesario mejorar de cara al futuro? ¿Cree que la figura enfermera podría solventar estos contratiempos o emergencias?

-R: Estoy de acuerdo. Por muy bien formada, y con experiencia que tenga una enfermera, ante una crisis aguda puede pasarlo mal si no tiene un centro de salud cerca con mayores recursos. Aún atendiendo correctamente al niño con la crisis asmática, o alérgica con la medicación que los padres te han autorizado a administrarle si el caso se complica, si estamos emplazados en un lugar con mala comunicación por carretera con el centro de salud más próximo, podemos tener un mal desenlace.

Considero que una enfermera puede hacer mucho, porque va a saber priorizar y decidir cuándo hay que “correr” o no. Por eso hablo de la necesidad de tener experiencia antes de marcharse a un campamento. El personal de enfermería ha de estar preparado, saberse anticipar y el rodaje previo te ayuda a tener mejor criterio. Lo normal es que en un campamento no haya ningún accidente o acontecimiento grave, pero hay que estar preparado para ello.

-P: ¿Cómo es la relación enfermera-niños en el campamento?

-R: La relación enfermera – niños, como toda relación humana va a depender de la empatía y cercanía que muestres cuando estáis juntos. En un primer momento, puede que te miren con seriedad. Cuando se hacen las presentaciones al inicio, eres la persona a la que acabarán acudiendo cuando se encuentren mal y, eso, a veces no hace gracia. Pienso que para ir a un campamento, hay que ir abierto a “ponerse” en la piel de un niño, cuando acude a ti porque le duele la tripa al llegar la noche (y si le acompañas un ratito para dormir se olvidará de la ausencia de su madre desapareciendo el dolor de tripa); o, en el lugar del adolescente que no quiere ponerse la gorra el día de marcha porque “rompe” su peinado, y, tienes que “ganártelo” para que lo haga ,y, al final del día no le estemos atendiendo por un golpe de calor.

-P: Con la inclusión de esta figura, ¿cree que aparte de estar más seguros, aprenden nuevos conocimientos y técnicas de salud?

-R: Como profesional creo que uno debe estar continuamente abierto a instruirse, porque en cualquier situación hay una lección que obtener, y un campamento puede ser un lugar más donde aprender ante las situaciones que se plantean, muy diferentes a las del medio hospitalario. Pero, dicho esto, opino que un campamento no es el lugar para ir a aprender las técnicas precisas ni  adquirir los conocimientos necesarios para el desempeño de tu trabajo.  No vas a tener a quien consultar ante la duda de lo que tengas delante, y has de tener la capacidad (y ojo clínico) que te haga diferenciar lo grave de lo leve, lo que precisa una actuación inmediata y urgente de lo que no tiene importancia, así como asumir qué puedes hacer con tus medios y capacidades y qué precisa de otras profesiones sanitarias.

Con esto no digo que no se aprenda, la vida en sí misma es un aprendizaje continuo, pero hay un conocimiento que  tienes que traer “puesto” y en especial, cuando tú vas a ser el referente para las decisiones a tomar en asuntos de salud.

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