El papel de la enfermería en la UCI Pediátrica

Lunes, 10 de julio de 2017

por diariodicen.es

Pilar Bernalte García es actualmente enfermera en la Unidad de Neonatos del Complejo Hospitalario de Albacete y presidenta de la Asociación Nacional de Enfermería de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatales (ANECIPN).

Especialista en Pediatría y licenciada en Antropología Social y Cultural, pasó cuatro años trabajando en la UCI de Pediatría y Neonatología del Hospital Miguel Servet, en Zaragoza, y otros tantos en la UCI adulta y en las unidades de Reanimación, Cirugía y Digestiva del centro de Albacete, hospital en el que, tras este periodo, pasó 25 años como supervisora de la UCI Neonatal y Pediátrica hasta que consiguió la plaza que ahora ostenta. 

Pregunta. ¿Cuáles son las funciones principales que llevan a cabo los enfermeros de cuidados intensivos pediátricos?

Respuesta. La unidad de cuidados intensivos pediátricos representa un área especializada de la Enfermería, en la que a la dificultad de atender a un paciente en estado grave se une la de prestar cuidados óptimos a pacientes de edad comprendida entre el recién nacido y el adolescente de 14 años. A esto hay que añadir la situación de integrar a la familia en dichos cuidados, proporcionando una atención completa al paciente crítico.

Entre las muchas funciones que se llevan a cabo están la recepción de enfermos, es decir, la atención que se presta al paciente cuando ingresa en la unidad, con objeto de identificar sus necesidades y planificar sus cuidados, para lo cual es necesario preparar el box ante la notificación de ingreso, colocar al paciente en la cama, informarle acerca de la unidad y de su situación (si procede), identificar y jerarquizar las necesidades, planificar los cuidados, registrar los datos en la gráfica y atender e informar a los familiares, pues al tratar con niños es muy importante crear un ambiente de tranquilidad y seguridad que sirva de apoyo para disminuir la tensión y la angustia.

A su vez, mantenemos la higiene de los pacientes en un ambiente seguro y sin riesgo de infección, realizando el aseo general y educando, de forma específica, al paciente inmunodeprimido; cuidados que se prestan de forma periódica con el fin de mantener un buen tono muscular, evitar deformidades, alteraciones de la piel, etc.; mantenimiento de todas las funciones específicas como la función respiratoria, cardiovascular, del sistema nervioso y del potencial donante de órganos; y la colaboración en la realización de pruebas diagnósticas.

P. ¿Qué tratamientos son los más habituales en las unidades de cuidados intensivos pediátricos (UCIP)?

R. La finalidad de la UCIP es cuidar la salud de los niños mediante una atención sanitaria efectiva y de calidad en el tratamiento. Los que requieren ingreso en estas unidades son aquellos que presentan las situaciones más graves.

Los casos más habituales que nos encontramos son los de pacientes que desarrollan una enfermedad grave como meningitis, sepsis, meningoencefalitis o miocarditis; oncológicos complejos; traumatismos graves; el postoperatorio de cirugías muy complejas, como la resección de tumores o la corrección de anomalías congénitas como las malformaciones cardiacas; la asistencia a pacientes de trasplante renal y médula ósea.

También es corriente tratar enfermedades que habitualmente no requieren atención en cuidados intensivos pero que, en su evolución, se agravan y hacen necesaria la vigilancia y el tratamiento en la unidad, como es el caso de las neumonías o las infecciones víricas (por ejemplo, la gripe o la bronquiolitis); o debut diabético.

P. El trabajo en las UCIP siempre es duro ¿Cómo afecta psicológicamente su labor en este ámbito a un enfermero?

R. El equipo que atiende al niño crítico está especializado en el cuidado del menor gravemente enfermo, de forma que el personal de la unidad conoce a todos los pacientes.

Como profesionales sanitarios debemos asegurarnos de proporcionar la mayor excelencia en los cuidados que ofrecemos con el fin de conseguir una mejor calidad de vida y que los pacientes puedan adaptarse del mejor modo a la situación a la que se enfrentan.

Como profesionales de Enfermería debemos entender estas situaciones derivadas de nuestro trabajo que pueden llevarnos a un creciente estrés. Debemos aceptarlas, asumir desde el punto de vista profesional que no solo tenemos una función asociada a la vida, y la mejora de nuestras condiciones humanas, sino también funciones de acompañamiento en el final.

P. Las noticias sobre humanización de estas áreas están proliferando en los últimos tiempos, ¿qué importancia tiene este aspecto en los cuidados intensivos

R. Es importante destacar la demanda de una asistencia no centrada exclusivamente en el bienestar físico del paciente, sino que también atienda sus necesidades psicológicas y sociales.

Los efectos negativos que ejerce sobre el niño el aislamiento indican que la atención debe extenderse a su núcleo familiar. Ello ha implicado la estructuración de nuestras unidades en un entorno adaptado a la psicología del niño, donde la luz natural garantice la preservación de los ritmos circadianos básicos, que permita un régimen abierto de visitas para que los padres puedan permanecer el máximo tiempo posible con sus hijos, así como la habilitación de espacios dignos para familiares que proporcionen un mínimo de intimidad.

P. ¿Requieren las familias de los niños ingresados en las UCIP un acercamiento o un trato especial?

R. Los padres con un hijo ingresado en una UCI se exponen a situaciones estresantes y emociones negativas. Esta situación supone un caos emocional que puede estar causado por diversos factores, como la separación del hijo, limitación de la participación en decisiones o la perturbación del rol parental.

En la actualidad, la incorporación de la UCI de puertas abiertas supone la inclusión de la familia en el entorno hospitalario y, aunque en ocasiones requiere más tiempo para realizar los cuidados, la participación de la familia es un componente de los cuidados centrados en la misma.

A medida que esto se está llevando a cabo, están emergiendo los efectos positivos de la implicación familiar en el cuidado del paciente crítico.

Considero que cuando un niño ingresa en el hospital, la participación de la familia debe continuar siendo activa para conseguir un cuidado integral y un entorno terapéutico óptimo.

P. El pasado mes de mayo, ANECIPN organizó la vigésimo octava edición de su congreso, ¿qué importancia tienen estos eventos como marco de intercambio de ideas y experiencias entre profesionales?

R. Bajo el lema “El Cuidado es la esencia” se ha tratado la práctica de Enfermería basada en la evidencia, el enfoque integral de los cuidados y los desafíos de los profesionales respecto al trabajo asistencial y a la formación especializada.

En este congreso, además de las conferencias centrales, mesas redondas y talleres, se han presentado comunicaciones orales y comunicaciones póster. La asistencia de profesionales ha sido numerosa, destacando una gran representación de enfermeros especialistas y enfermeros internos residentes de nuestra especialidad.

Este congreso sirve además para establecer relaciones entre esta asociación y otras de ámbito nacional o extranjeras, así como con personas interesadas en el sector sanitario de los cuidados intensivos pediátricos y neonatales, para tratar el estudio de temas y asuntos de interés en relación con el mismo.

ANECIPN, enfermería, UCI pediátrica

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