Rosa M.ª Martínez Ortega: "Para ser enfermera debes tener una ética relacionada con la justicia social"

Martes, 7 de febrero de 2017

por diariodicen.es

Esta enfermera, trabajadora del Centro de Salud Los Cármenes, destaca el trato humano con el paciente por encima de todo, a pesar de los problemas que se ha encontrado al trabajar en un centro que da cobertura a un barrio con problemas de toda índole y con una población envejecida, lo que convierte en imprescindible su labor domiciliaria, y hace un llamamiento reivindicativo para el reconocimiento de la enfermería como un campo científico por derecho propio.

Pregunta.- ¿Tu profesión es tu vocación?IMG-20170206-WA0016

Respuesta.- Podría decir que sí, pero este concepto se ha ligado a la historia de enfermería desde la acepción religiosa, haciendo de está una profesión feminizada, y relacionada con el rol de género del cuidado, elaborando un escenario de esta disciplina como profesión, con marcado carácter femenino bastante invisibilizado (como la mayoría de profesiones femeninas), dándole un carácter poco científico. Es hora de reivindicar la profesión enfermera como una disciplina autónoma, científica, y con un corpus de conocimiento propio como es el cuidado.  Lo que está claro es que se accede con la convicción y el deseo del cuidado a las personas en todas las etapas de la vida.

P.- ¿Qué es para ti la enfermería y qué te hizo elegir esta profesión?

R.- Mi elección por esta profesión fue en mi adolescencia, con una marcada «vocación profesional» al cuidado de los niños, fue un recorrido difícil y un camino lleno de obstáculos relacionados con la clase social, pasando por distinto tipo de formación hasta que 10 años después pude con mucho esfuerzo conseguir mi objetivo. El esfuerzo mereció la pena y cada día disfruto, a pesar de las trabas laborales. Para ser enfermera debes tener una ética relacionada con la justicia social, la igualdad de género, los derechos humanos, cultura de la paz… Por eso, ser enfermera es para mí algo muy especial con unos valores profesionales propios que te hacen ser más humana y comprometida con la sociedad, con la idea de transformar el mundo.

P.- Dada tu experiencia personal, ¿qué es lo mejor de la enfermería?

R.- Lo mejor de la enfermería es la cercanía y el trato humano a las personas que necesitan de tus cuidados, la comunicación tan rica que se establece, sobre todo en Atención Primaria donde te identifican con cuidados propios y acuden a ti cuando tienen necesidad de cuidados no solo físicos, sino también sociales, psicológicos (ansiedad, depresión) y relacionados con el género, la etnia etc. También lo mejor de esta profesión es que te permite estar siempre creando, investigando, adquiriendo nuevos conocimientos y la necesidad de estar al día en las últimas novedades de la ciencia y la tecnología para proporcionar unos cuidados de calidad y excelente, que mejoren la salud de la población.

P.- ¿Y lo peor?

R.- Lo peor es la presión asistencial que a veces no te permite dedicar a cada persona el tiempo necesario. El trabajo bajo presión porque no sabes en cada momento lo que te puede surgir y debes estar preparada para afrontar cualquier situación, a veces con pocos medios a tu alcance y en ocasiones en soledad (en el domicilio del paciente). Además, a veces te topas con problemas sociales imposibles de resolver, como falta de recursos, de higiene, pobreza energética, soledad, falta de autocuidados, deterioro de la movilidad o barreras arquitectónicas, que tienes que sortear como puedes. Otra de las cosas peores es que al ser una profesión femenina generalmente existe una relación de subordinación con otros colectivos de otra categoría profesional que asumen el rol de género masculino.

P.- ¿Cómo es el trabajo de una enfermera a diario en un centro de salud como el tuyo?

R.- Tenemos un cupo asignado de aproximadamente 1.700-1.900 pacientes por enfermera. La labor asistencial continua consiste en visitas domiciliarias a pacientes inmovilizados, bien por problema de desplazamiento o por encamamiento donde desarrollamos labores de cuidados en el entorno familiar o a pie de cama. Después están las consultas. Cada enfermera lleva a cabo una atención continuada a sus pacientes a lo largo de la jornada laboral. Y para la labor de investigación queda poco tiempo, pero como manifesté, lo bueno de esta profesión es que si tienes motivación suficiente seguirás formándote fuera de la jornada laboral, aunque no siempre es fácil y debería contemplarse dentro de la misma por el bien de la mejora en la calidad de los cuidados.

P.- ¿Aporta beneficio personal el esfuerzo extra que tienes que hacer, teniendo en cuenta la coyuntura del barrio donde ejerces la profesión?

R.- Sí, aporta muchos beneficios personales, ya que la población en general valora tu trabajo y confía en tus cuidados, es una población mayoritariamente vulnerable por cuestión de etnia, por cuestión de género, por infravivienda, familias con renta mínima, pobreza energética, etc. Sientes cada día que has aportado algo importante en sus vidas y que les ayudas a veces a empoderarse, sobre todo a las mujeres con dificultades dentro de su entorno familiar, que has mejorado la autoestima de pacientes que se sienten derrotados por su condición social.

P.- ¿En este sentido te has enfrentado a alguna situación difícil?

R.- Sí, sobre todo lo más difícil a lo que me he enfrentado es a la violencia de género cuando las mujeres acuden con lesiones físicas graves y conoces el entorno familiar y a las parejas y tienes que ayudarlas, pero a veces te encuentras entre la espada y la pared y barreras idiomáticas, culturales, por razón de etnia, religión que no permiten que las mujeres puedan cambiar la situación. Enfrentar la muerte de pacientes es muy duro, llegas a entablar una relación muy cercana y afectiva con la persona y con toda su familia. Por otro lado, algunos pacientes no entienden los retrasos en la consulta y se enfrentan a ti de manera violenta.

P.- También realizas visitas a domicilio. ¿Cómo es esa parte de tu trabajo?

R.- Es para mí muy prioritaria la realización de las mismas porque en general es población mayor con problemas importantes de salud, donde el entorno familiar y la vivienda deben conocerse para evitar complicaciones, supone también un apoyo importante a la cuidadora o cuidador principal. El gran problema con el que me encuentro es con la falta de tiempo para realizar las visitas con tranquilidad dedicándoles el espacio temporal necesario. Sientes que corres y corres para poder hacer a veces más de lo posible.

P.- Por último, si pudieras escoger volverías a elegir esta profesión

R.- Sin duda creo que sí, pero cambiaría muchas cosas y, sobre todo, lucharía por un mayor reconocimiento profesional, una mayor visibilización social y poder trabajar con menos ratio de pacientes para así ofrecer mejor mis cuidados.

Para terminar, Rosa nos ha dado las gracias por darle la oportunidad de reflexionar sobre su vocación profesional como enfermera familiar y comunitaria.

 

 

Centro de Salud Los Cármenes, Problemas sociales, Rosa María Martínez Ortega, Trato Humano, Visitas domiciliarias, vocación

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