Susana Hornos: “La enfermería, más que un trabajo, es una misión”

Miércoles, 19 de mayo de 2021

por diariodicen.es

La actriz Susana Hornos comenzó su carrera en la interpretación sobre las tablas para, viaje a Argentina de por medio, continuar delante de las cámaras, tanto en el cine como en televisión. En la actualidad, además de escribir sus proyectos personales, se encuentra en el rodaje de la película Stoyan, en la que comparte cartel con Tristán Ulloa, y podemos verla en Estoy vivo, la serie de Televisión Española. Nos atiende para hablar de su carrera y de sus vivencias con los profesionales enfermeros.

© Javier Mantrana

Pregunta: En su biografía se reflejan sus comienzos en el Teatro de La Estación de Zaragoza, ¿cómo fueron esas primeras experiencias en el mundo de la interpretación?

Respuesta: Creo que fue la mejor forma de empezar, al ser una compañía estable implica trabajo continuo y moverte en diferentes registros. Además, lo componían actores de gran trayectoria como Ricardo Joven, Cristina de Inza o Ana Marín, unido a una excepcional energía joven, muchos de ellos en Oregón TV ahora, comandados por Rafa Campos. Aprendí no solo de actuación, sino de lo más importante en el teatro: la convivencia, los camerinos, ordenar, organizar, ensayos, funciones de mañana, el increíble trabajo de los técnicos, iluminadores… Estaré siempre agradecida a ese teatro y a su público.

P.: También se refleja un viaje a Argentina, ¿cómo cambió su carrera de actriz este viaje?

R.: No tanto la carrera, sino como actriz y mi forma de ver el mundo. Aquel año dejé un trabajo fijo, además de la compañía donde trabajaba, mi casa, mi país, pero conocí el mejor teatro para mí a día de hoy, el teatro argentino independiente, el mundo de la cooperativa. Aprendí a generar mis propios proyectos y sobre todo a convivir con gente con un mismo idioma pero culturas diferentes. Mi actriz ahora también escribe, dirige, produce… Es lo más admiré siempre de ellos, su capacidad creadora por eso decidí hacerlo mío.

P.: Su experiencia se extiende por cine, televisión y teatro, ¿es diferente la forma de encarar los personajes en estos tres ámbitos?

R.: Hay muchas teorías respecto a eso, yo en lo personal creo que es lo mismo, si no es desde la verdad, sé que no voy a hacerlo bien. Y si no me dirigen tampoco. No tengo esa capacidad innata de algunos actores, soy muy hormiguita y dependo siempre de un buen director/a que me diga (y sepa) qué quiere contar. Mi diferencia de encare es si estoy bien dirigida o no. Es cierto, el medio es diferente, pero ya sea para un pequeño objetivo enfrente de ti o para 300 butacas, si lo que está pasándote no es verdad, el público lo sabe.

P.: ¿Si tuviera que elegir, con cuál se quedaría?

R.: Con todos. Los tres me aportan siempre. Insisto, desde los diferentes directores, no medio, por eso no quiero elegir. Ya lo sé, he hecho trampa.

P.: Sus últimos proyectos son la última temporada de Estoy vivo y la película Stoyan, ¿qué se va a encontrar el espectador?

R.: Algo que a los actores nos encanta que nos digan, pero esta vez me lo digo yo: dos personajes muy diferentes. En Estoy vivo es una mujer con poder, ambiciosa y segura de sí misma; por encima de todo está ella misma. En Stoyan es una mujer que decidió transformar el dolor más grande que se puede tener en ayudar a los demás. Desde lo físico y lo emocional, no pueden estar más lejos una de la otra, pero aun así, hay un vínculo que las une, las dos son muy luchadoras.

P.: Desde su experiencia en la interpretación, y según su punto de vista, ¿cómo se ha representado en la ficción a los profesionales enfermeros?

R.: Ha habido ficciones muy honestas y sensibles en este país, recuerdo los capítulos de Hospital central y tantos otros. Aun así, no sé si la ficción ha mostrado aún esa dependencia emocional que los cuidadores externos tenemos de ellos. Yo viví casi un año cuidando a mi marido, cuando era internación domiciliaria, lamentablemente, por el mundo de la sanidad en Argentina, muchas veces me engañaban y no enviaban enfermeros, sino el mundo de intrusismo. Personas sin conocimiento alguno, ni interés por la enfermería o el enfermo. Por eso cuando de verdad, venía un enfermero o enfermera, yo sentía que por fin alguien me cobijaba, que al menos unas horas podía relajarme, que pese a lo duro que era todo, había alguien al lado en quien confiar, a quien pedir ayuda, que mi angustia era comprendida y que podía derrumbarme delante de ellos sin tener que explicar nada. Seguro que hay ficciones que han mostrado esa relación, pero creo que, normalmente, las series y películas sobre hospitales hacen hincapié en otros vínculos.

P.: ¿Qué representa para usted la figura de los profesionales enfermeros?

R.: Tengo que ser honesta, fueron lo mejor y lo peor que me pasó. Fueron años de hospitales, casi cinco, y el último año no vi la luz del día durante diez meses. Han sido mi apoyo, mi paño de lágrimas, mi sujeción, pero también he vivido situaciones de mucho dolor y angustia cuando he vivido y convivido con la insensibilidad de algunos de ellos hacia mi marido u otros pacientes. Una de las mejores lecciones de vida me la dio una enfermera. Llevaba muchas semanas seguidas en la UCI. Junto a mi marido, veía pasar pacientes, unos que salían, otros que morían, pero sobre todo recuerdo uno de ellos, una niña de ocho años. Estaba esperando un doble transplante de corazón y pulmón, me hice muy amiga de sus madres, pasamos semanas acostadas juntas en esas sillas de plástico, hasta que una mañana a las 6 me dejaron un mensaje: “Samira se nos ha ido”. Yo estaba descolocada, justo entró una enfermera al box de mi marido y le dije “al final se nos ha ido Samira”. Ella dijo apenas un sí. Yo no entendía su frialdad. Entonces me miró y me dijo: “Susana, no vas a poder salvarlos a todos”. Esa fue la lección. No puedes convivir todos los días con la enfermedad y la muerte y derrumbarte cada vez, entiendo la barrera que tienen que crear para sobrevivir y trabajar. Más que un trabajo es una misión. Tengo una sobrina enfermera, sé la pasión que tiene por su trabajo, es un orgullo grande.

P.: ¿En qué proyectos tiene pensado embarcarse en el futuro?

R.: Estoy escribiendo mucho con tres compañeras, dos series y una película. Una de las series transcurre justamente en un hospital, he querido transformar todo lo que viví aquel tiempo en una historia que pueda dejar a un lado la parte más rocambolesca de los hospitales para centrarse en la más humana. Voy además a retomar la gira de María Teresa y el león, dirigida por Carolina Román, y estoy a la espera de saber si este año puedo ir o no a Nueva York, me seleccionaron un monólogo en el United Solo de allí, Too young to be a widow, Por la COVID-19 se pasó a este año, pero aún no sé si podrá ser. Así que, como siempre, a la espera de poder formar parte de otros proyectos mientras genero los míos propios.

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