Las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos argentinos en las últimas décadas, además de la fragmentación y el desmantelamiento originado a causa de la crisis que padece Sanidad, son los principales detonantes de la precariedad de empleo para cerca de 20.000 enfermeros y enfermeras que no consiguen ejercer su profesión en la Argentina de Cristina Kirchner. La cifra sigue en aumento tras los últimos informes presentados, por lo que no se atisba un cambio que pueda alterar el volumen de desempleados que día tras día luchan por obtener un empleo vocacional como es el caso de la Enfermería.
La importancia fundamental de los enfermeros para el sistema de salud de cualquier país está fuera de toda duda.La Argentina tiene una deuda con la enfermería y, parece ser que no se saldará con la aprobación del proyecto de ley del Plan Nacional de Desarrollo de la Enfermería. A este plan le falta una gran señal de madurez política y una respuesta a las demandas históricas de los trabajadores enfermeros, los cuales han motivado reclamos desde distintos sectores del sistema de salud.
Lo que se pide es una completa renovación de un proyecto que no está garantizando el empleo a aquellos profesionales sanitarios que, recien finalizados sus estudios en Enfermería, lo tienen cada vez más difícil a la hora de optar a un puesto de trabajo estable y de formación continuada. Entre los puntos que se exige para llevara buen puerto dicho plan, destaca la jornada laboral de 35 horas semanales en áreas abiertas y de 30 horas en ámbito cerrado; modificar el Régimen Jubilatorio (mujeres a los 53años, hombres a los 55 años, con 25 años de aporte); garantizar salidas laborales una vez se acabe la formación académica, y ratificar el Convenio 149 de la Organización Internacional del Trabajo sobre el empleo, así como las condiciones de trabajo y de vida del personal de enfermería.