Atención enfermera en las heridas provocadas por mordeduras

Viernes, 14 de septiembre de 2012

por diariodicen.es

© J. López

Cerca de una tercera parte de las personas que han sufrido una mordedura tiene limitaciones en su actividad diaria, ya que estas lesiones constituyen aproximadamente entre un 0,3 y un 3% de las visitas a urgencias. Este es uno de los motivos por el que las mordeduras suponen un problema de salud pública y es debido a las lesiones sufridas en el momento del ataque y a la aparición de secuelas estéticas y psicológicas tras el suceso.

Los perros son los responsables de la mayor parte de mordeduras (80-90%), seguidas por las producidas por gatos (5-18%) y en menor proporción están las provocadas por otros animales, como cerdos, animales exóticos y salvajes. Aunque últimamente existe un incremento de mordeduras humanas en los servicios de urgencias de los centros hospitalarios.

Independientemente de las causas que han provocado la mordedura, el enfermero sigue unas normas generales entre las que se encuentran la limpieza de la herida, la aplicación de antisépticos tópicos y el desbridamiento de los bordes y extracción de cuerpos extranos, si fuera necesario. Cristina Gómez Enríquez y Mª José Rodríguez Rodríguez, enfermeras del servicio de urgencias y cuidados críticos del Hospital de Jerez (Cádiz), han publicado un trabajo científico en la revista de la Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias (Ciberrevista), en el cual describen el cómo y el por qué de la asistencia enfermera en este tipo de lesiones.

Evitar la infección, uno de los principales objetivos asistenciales

La infección bacteriana es la principal complicación de una herida por mordedura, por lo que es imprescindible extremar la asepsia y emplear técnicas estériles en todo el proceso de atención de la herida. A este nivel, los enfermeros actúan en dos planos, uno físico y otro psíquico.

En el plano físico, la limpieza en profundidad y, si se va a suturar, la utilización de una técnica estéril para prevenir posibles infecciones, son dos de los principales objetivos primordiales de la labor enfermera, junto con la administración de fármacos pautados, como antibióticos, analgésicos y la primera dosis de la profilaxis antitetánica. Hasta hace poco tiempo, al ser una herida contminada no se recomendaba la sutura pero, en la actualidad, la tendencia es cerrar la herida para minimizar las secuelas estéticas. El proceso enfermero de atención en mordeduras se puede consultar en la Ciberrevista (volumen.0, número 27), editada por Difusión Avances de Enfermería (http://www.enfermeria21.com/component/ciberrevista/?idArticulo=108&task=verArticulo&anyo=2012&numPublica=20&numRevista=27&volRevista=0).

Asimismo, el enfermero debe observar y vigilar aquellos signos y síntomas de una disfunción neurovascular, como son la sensibilidad, movilidad, llenado capilar, temperatura de la zona afectada, etc., además de vigilar el riesgo de celulitis y gangrena, sobre todo en zonas distales.

Como educador en salud, el enfermero debe utilizar recursos para aliviar el elevado grado de ansiedad que presenta el paciente, informarle sobre los cuidados que precisará la herida y de cómo completar la inmunización antitetánica. Entre las muchas actividades educadoras, la elaboración de hojas de recomendaciones al alta son una inciativa de gran utilidad para estos pacientes.

 

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