La odisea de André: el enfermero que perdió su trabajo por tener covid persistente

Miércoles, 26 de octubre de 2022

por Aitana Sánchez Hernández

Muchos de los ciudadanos que han sufrido COVID tienen síntomas tras haber pasado la enfermedad. Esas personas se están viendo afectadas con diferentes síntomas y de distinta intensidad tras padecer la infección. Es el caso de André Saravia, Técnico en Enfermería Intensiva, fisioterapeuta de covid persistente y  fundador y presidente en Long Covid Chile, que padece covid persistente tras haberse contagiado en tres ocasiones.

André hospitalizado

Pregunta. Eres profesional sanitario y has trabajado en UCI salvando vidas desde antes del COVID-19. ¿Cómo viviste la pandemia? ¿Qué fue lo más duro como enfermero?

Respuesta. Me desarrollo profesionalmente desde el año 2014. Comienzo en distintas áreas de especialidades quirúrgicas hasta hoy al nivel más alto que podríamos tener actualmente en unidades de cuidados intensivos Covid-19. Al decir esto, creo que comparto el sentir de muchos profesionales de salud que tuvimos miedo cuando nos tocó atender a nuestro primer paciente con coronavirus. En ese momento solo sabíamos cosas negativas y poco alentadoras.

Pasados los meses fuimos aprendiendo sobre el proceso de infección, enfermedad, tratamiento y manejo técnico de los cuidados de Enfermería en el paciente con coronavirus. Me certifiqué en manejo crítico de pacientes covid por la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva SOCHIMI, y las actualizaciones que fueron necesarias en el contexto de esta pandemia que aún sigue en curso.

Lo más duro que me tocó vivir fue perder a un paciente de 20 años con coronavirus en el primer año de la pandemia en Chile. Recuerdo su nombre, Julio, jamás lo olvidaré posiblemente… recuerdo que estábamos en turno reanimando a otra paciente adulta, cuando lo escuché gritar, corrí a otra UCI a buscar otro equipo de reanimación, un carro de paro y lo necesario para salvar la vida de este pequeño… hicimos lo imposible pero no resistió. Jamás olvidaré aquel fatídico día, marcó un antes y un después tanto en mi vida profesional como personal. Contando esto hay lágrimas en mis ojos.

La pandemia del coronavirus vino a cambiar todo paradigma de vida en la humanidad, estragos y frustraciones personales y profesionales. La sociedad muy poco sabe de lo que ocurría dentro de las UCI´S y continúa ocurriendo, realmente tiempos de guerra. Nunca imagine que pasaría por algo así.

P. Te has contagiado por coronavirus en tres ocasiones. ¿Qué sentiste en cada una de ellas? ¿Cuánto tiempo pasó entre unos positivos y otros?

R. La primera vez fue en septiembre de 2020, como un resfriado leve de primavera. En ese entonces en Chile no había trazabilidad alguna y se usaba el concepto de “probable positivo” a quienes no testeaban a tiempo. Aquí no noté síntomas persistentes.

La segunda vez, 3 meses después, fue grave. El 2 de diciembre di positivo y el 4 ya estaba ingresado. Aquí requerí apoyo terapéutico intensivo, neumonía grave por Sars Cov-2 bilateral, requerí apoyo de oxigenoterapia y cuidados intensivos. De aquí en adelante no volví a ser el mismo. Los múltiples síntomas me acompañan hoy en día, fluctuantes y recidivantes, una incertidumbre de salud que no me esperaba sumado a una calidad de vida mermada.

La tercera vez que contraje la Covid-19 fue en marzo de 2022, igual que las dos veces anteriores fue trabajando en una Uci Covid-19; esta vez estaba reintentando volver al ámbito laboral, con consciencia de que vivo con Long Covid. Me fue difícil mantener un ritmo adecuado durante el periodo que estuve trabajando, y me di cuenta de que la calidad de mi cognición frente al estrés se me nublaba,  que debía releer constantemente cada indicación muchas veces para recordarla una vez que estuviese dentro de una unidad junto al paciente.

Cada día era muy intenso físicamente y psico emocionalmente. Me enfrenté al muro de aceptar que no soy el mismo de antes, que mi nivel físico y cognitivo no están adecuados para una uci. Me cambiaron a un servicio más básico, pero la carga física laboral era el doble, cognitivamente era adecuado, pero físicamente no.

Terminé cada turno destruido, muy cansado y hastiado. En esa ocasión estuve con licencia médica tanto por la infección como por la agudización de mis síntomas de covid persistente, pero eso no importó a mi empleador, no renovó mi contrato y desde entonces me encuentro nuevamente cesante. He tenido algunos oficios temporales con los que puedo costear medicinas y un techo bajo el que dormir. No ha sido nada fácil, tampoco imposible, pero claramente si mis ex empleadores respondiesen como corresponde bajo la ética de una enfermedad laboral profesional no estaría viviendo nada de esto.

P. ¿Qué síntomas tenías?

R. Fatiga, disnea, dolor neuropático, niebla mental, anosmia, augeusía, entre otros síntomas persistentes. Busqué ayuda en Salud de Personal de mi trabajo de ese momento y me dijeron que se me quitaría con los días, semanas, meses y ya llevo 2 años con síntomas persistentes.

P. ¿Qué secuelas te han quedado?

R. Algunas de ellas son:disfagia, mucosidad nasofaringe constante, hipersensibilidad dental, sensación de opresión de pecho, taquicardias persistentes en reposo, 2 infartos silentes; disnea a poco y mediano esfuerzo, tos constante, sensación de falta de aire, asma mixta, dolor esternal, pinchazos en el pecho; cefaleas, déficit atencional, niebla mental, desorientación, mareos, vértigo o desequilibrio, anomia (dificultad para recordar palabras), neuropatías, despertares nocturnos con sensación de ahogo, insomnio, dificultad para escribir, sensación de entumecimiento, pérdida de fuerzas; dolor abdominal neuropático, vómitos, diarreas; inflamación abdominal, fluctuación del peso corporal de anorexia a sobrepeso.

Durante los meses de agosto y septiembre perdí casi 30kg y presenté intolerancia a los alimentos líquidos y sólidos. Tengo el hígado graso, dolor articular, un quiste en el riñón izquierdo, dolor de micción, vejiga hiperactiva. En cuanto a la piel, tengo ardores y picores y caída del cabello. En cuanto a la visión, astigmatismo post viral, irritación ocular, visión borrosa y ojos rojos.

Además, presentodolor y rigidez cervical, calambres, debilidad muscular, contracturas sin causa aparente, dolor cordón abdominal y cintura, pérdida masa muscular y dolor espalda constante. De modo más general, tengofatiga constante, dolores inesperados, sudoración excesiva, escalofríos, pinchazos en zonas del cuerpo, fatiga al hablar, falta de aire, pesadez de piernas y déficits vitamínicos.

Todos estos síntomas coinciden en el diagnóstico de Covid Persistente, acorde a codificación CIE-10 Cod. U09.9 Condición de Salud posterior a la Covid-19, no especificada.

P. ¿En qué momento paraste de trabajar?

R. Dejé de trabajar en julio de 2021 por primera vez, cuando tuve una falla multisistémica debido al covid persistente, dado que durante 6 meses no recibí las atenciones ni los tratamientos pertinentes. Me fui con licencia médica (baja laboral) durante 15 días primeramente y el día 14 asistí a control médico a salud de personal en mi aquel entonces trabajo, donde se me extendió esta licencia por 15 días más.

Cuando pasé a informar a la coordinadora de turnos que no volvería a trabajar en la fecha que ella así lo necesitaba, me dijo que hasta allí llegaba e informó a recursos humanos del término de relación laboral, aun sabiendo que me encontraba post falla multisistémica, post infarto silente por covid-19 y en plena pandemia con secuelas a causa de mi trabajo. La ley en Chile no me amparó cuando acudí por “justicia” el sistema de “seguridad laboral”. Me suspendieron todas las atenciones médicas y de rehabilitación.

He intentado retomar la vida laboral las veces que me he sentido bien, pero son muy pocos los días en los que me da para trabajar. Es frustrante tanto como persona y como profesional, abruma, da impotencia porque es un abandono a los funcionarios de salud de Chile. Hace menos de un año que despidieron a cerca de 20mil trabajadores de salud. Ahora se están recortando los presupuestos covid-19 en todo ámbito, y seguimos intentando sobrevivir en un país, sociedad, mundo que avanza y da la sensación que se olvida de “los héroes”.

Covid persistente en redes sociales

P. Padeces covid persistente y decidiste contar tu historia a través de redes sociales. ¿Cómo te ha ayudado el hecho de contar este problema?

R. Me ha ayudado a comprender y entender mi propia enfermedad, hasta ahora sé como manejarla y que no hay una cura por ahora, no sé si la habrá. Cuando conté mi historia no lo hice pensando en beneficios, lo hice por sacar la voz, porque me di cuenta que no era el único que estaba pasando por esto, pero si fui el único en su momento hablando públicamente de lo que está pasando con los sanitarios que nos contagiamos en más de una ocasión de covid-19.

Me ayudó a aprender a investigar y me ayudó en lo más importante de todo, a ayudar a otros, a contener y comprender, porque muchos sentían que se estaban volviendo “locos”, pero no es así. Aun cuando se ha reconocido por entidades como la OMS la condición de salud post Covid, el estado de Chile no responde ni mucho menos muestra interés, aun sabiendo de mi caso y el de muchos otros compatriotas.

Actualmente investigo sobre la enfermedad, lo que me ha llevado al desarrollo del proceso de Atención Long Covid, donde el paciente es el eje principal en el proceso y seguimiento en el tratamiento y/o manejo de la sintomatología, aplicando técnicas de Enfermería en el auto cuidado del paciente. La iniciativa Long Covid Chile nace para dar visibilidad a una situación personal que con el pasar de los meses se ha convertido en un colectivo no menor de aproximadamente 45 chilenas/os que viven con Long Covid. Mi labor con ellos es de gestión, clínico, investigación y en algunos casos observaciones terapéuticas alternativas. 

P. ¿Cómo ha afectado todo esto a tu salud mental?

R. Como cualquier persona que está pasando un proceso de enfermedad poco conocida y/o aceptada tanto por la sociedad médica clínica como civil, es complejo ya que sientes mucha ansiedad anticipada frente a los escenarios que nos desafía esta epidemia, donde la mayoría de los clínicos no quiere hacerse cargo de manera responsable y ética de lo que es una atención paciente humanizada. Cualquier proceso de enfermedad, conlleva duelo y este altera nuestra salud mental.

Ansiedad es lo que más siento últimamente. Veo la fragilidad no solo física de mi ser, sino también emocional frente a la incertidumbre que existe actualmente, de no saber si vamos a mejorar o si pasará en dos o tres años. En general mi salud mental va y viene como un vaivén, días de felicidad y otros de mucha tristeza, no tengo expectativas frente a esto, solo busco la estabilidad física y emocional para poder seguir avanzando, ayudando y salvando más vidas.

P. ¿Qué solución te han dado?

R. Ninguna solución. Conociendo cómo funciona el sistema social y de salud en Chile he ido surfeando las olas de recaídas e incapacidades temporales, sobreviviendo. Por suerte, he conocido un  profesional médico que me ha comprendido, creído y acompañado en este proceso, juntos hemos ido aprendiendo y descubriendo tratamientos para mi constelación de síntomas.

Actualmente estoy en estudios cardiológicos, ya que he tenido un segundo infarto silente, he tenido que recurrir a redes sociales para poder costear el precio de los exámenes. Debo hacer una inversión de más de medio millón de pesos chilenos, unos 800 euros aproximadamente para costear una Resonancia Cardiaca que ni el estado es capaz de resolver.

No hay a quien solicitar ayuda, no es la primera vez que recurro a la solidaridad del pueblo chileno y esta vez me ha tocado salir al mundo no solo para pedir ayuda, también para visibilizar que los sistemas de salud del mundo deben hacerse cargo de la enfermedad/condición, que los estados y las instituciones respondan a los profesionales que hoy estamos viviendo esta pesadilla de incertidumbres donde no sabes a quién acudir sin que te llamen “psicosomático”.

Esta es una realidad que no solo se vive en Chile, la he escuchado y leído en todo el mundo de diferentes activistas de covid persistentes, pacientes e investigadores. Llamar a un paciente psicosomático porque como profesional médico clínico no comprendes una patología es vulnerar los derechos básicos humanos y pasar a llevar las premisas en la atención clínica, la bioética en el trato humanizado en salud.

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