Día Mundial de la Salud Mental, “Educación inclusiva, salud mental positiva”

Miércoles, 10 de octubre de 2018

por diariodicen.es

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, en esta ocasión el lema escogido por la Federación Mundial de la Salud Mental, mediante votación popular, es “Educación inclusiva, salud mental positiva”. El objetivo es claro: revertir, a través de la prevención y educación, la tendencia por la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que en un plazo no muy lejano de tiempo, los problemas de salud mental serán la primera causa de discapacidad en el mundo.

Según datos del “Barómetro juvenil de vida y salud”, llevado a cabo por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y la Fundación Mutua Madrileña, casi un 30% de la juventud española de entre 15 y 29 años, dos millones de jóvenes aproximadamente, afirma que en el último año ha sufrido síntomas claros de algún tipo de trastorno mental. Las chicas lo manifiestan más (33%) que los chicos (23%). Ante este escenario, asociaciones profesionales, familiares y pacientes ven cada vez más urgente la toma de conciencia, por parte de los jóvenes, de la importancia de mantener y preservar una salud mental positiva. 

La mejora de las habilidades sociales, la capacidad para enfrentarse a situaciones complejas y la autoconfianza son claves para prevenir algunos problemas de salud mental. La intervención conjunta de la enfermera especialista con otro tipo de profesionales del ámbito sanitario o educativo estaría dirigida a incrementar estas capacidades y recursos de los niños y adolescentes, mejorando la interacción consigo mismos y con el entorno que les rodea.

Salud mental/juventud, un binomio pendiente

Francisco Megías-Lizancos, presidente de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental, y Francisco Javier Castro Molina, doctor y enfermero especialista en salud mental, destacan que “las enfermeras especialistas en esta área tienen un importante reto, que es el trabajo en la prevención, en la promoción y en la educación para la salud. Para ello, hay que estar donde se sitúan los jóvenes: colegios, polideportivos, parques, grupos de ocio, etc.”.

El binomio salud mental y juventud sigue siendo una asignatura pendiente para Megías-Lizancos y Castro Molina: “primero por la falta de reconocimiento y presencia de la enfermera de salud mental en este ámbito; y segundo, por el hecho de que los problemas que tienen que ver con la mente, con la conducta, para la sociedad aún siguen teniendo un componente de estigma, por lo que se tiende a ignorarlos”. Por su parte, Elena López Rodríguez, enfermera especialista en salud mental del Hospital de Día de Psiquiatría (Hospital Universitario Infanta Leonor-Hospital Virgen de la Torre. Madrid), hace especial hincapié en que “son necesarias medidas en todos los niveles: en atención especializada, potenciando los recursos específicos acercándolos al ámbito familiar del paciente y dotando de más personal específicamente cualificado para trabajar con niños y jóvenes. En Atención Primaria es preciso agilizar los trámites de derivación a los servicios de salud mental, pues es determinante en la evolución del problema y en la mayoría de los casos solo se acude cuando la sintomatología empieza a ser limitante”.

Para implementar el binomio salud mental y juventud “se han de diseñar estrategias que posibiliten la presencia de la enfermera especialista en la vida de los jóvenes, así como su coordinación con la profesional comunitaria y escolar para dos fines: la identificación de los problemas y el apoyo profesional para la resolución de los mismos”, apunta Megías-Lizancos.

Principales problemas relacionados con la salud mental en los jóvenes

El aumento de las conductas de riesgo que comprometen su salud (tabaco, alcohol, drogas, prácticas sexuales de riesgo, trastornos alimentarios…), el incremento de las tasas de suicidio, el desempleo e inseguridades frente a su futuro, la creciente ansiedad y estrés, etc., son algunas de las principales dificultades a las que, para Megías-Lizancos y Castro Molina, se enfrenta la juventud actual. “La pérdida de influencia de la familia o los colegios tiene como consecuencia, entre otras, el acoso escolar; por su parte, existen adicciones emergentes surgidas como resultado de las nuevas tecnologías y el fácil acceso a las mismas”, destacan.

“En nuestro dispositivo de salud mental atendemos —explica López Rodríguez— todo tipo de trastorno mental grave, pero estudios recientes ponen de manifiesto la tendencia creciente general, sobre todo, de problemas de ansiedad, trastornos adaptativos, de conducta (incluidos los TDAH), depresión…”. Según la franja de edad, continúa esta especialista, a partir de los 12-13 años también aumentan los problemas relacionados con el uso y abuso de tóxicos y adicciones a las nuevas tecnologías. “Un problema de mucha gravedad en la juventud —resalta—, y que aún sigue siendo bastante tabú, es la depresión. Tiene muchas formas de expresión (trastornos de sueño, ansiedad, inquietud, irritabilidad, aislamiento…) y muchos no consultan a especialistas. En mi opinión, es un problema que hay que tener muy presente y es necesario abordarlo a través de la prevención, la detección precoz y los tratamientos tempranos, puesto que estos son cruciales”.

Asimismo, el modelo preventivo es el que, para esta profesional, se debería de fortalecer en España. En países europeos, como Alemania o Francia, explica, existen “centros de juventud” gratuitos, parecidos a cafeterías, que cuentan con equipos multidisciplinares: “donde los jóvenes acuden, si lo necesitan, y con total libertad para consultar cualquier situación que les preocupe o estén sufriendo. El objetivo es ofrecer un punto de referencia donde poder pedir ayuda u orientación, accesible y donde no se sientan estigmatizados”.

La profesión enfermera desde el punto de vista de la salud mental

Ser enfermera/o es algo vocacional. Se trata de una profesión que soporta una carga de trabajo elevada (con altos ratios enfermera/paciente), horarios complicados, lo que conlleva una difícil conciliación entre la vida laboral y la personal. Según expone Elena López, “si a esto añadimos la falta de reconocimiento y los salarios, es comprensible que con el paso del tiempo lo vocacional pase a un segundo plano, para dar paso al cansancio, estrés o desmotivación”.

Ante esta situación, y para paliar las posibles consecuencias, “es necesario un reconocimiento profesional, la posibilidad de desarrollar objetivos y el cambio de legislación que posibilite todo ello”, apunta Megías-Lizancos. Sin embargo, el equilibrio en el ámbito psiquiátrico y psicológico del profesional enfermero también se ve mermado por problemas relacionados a la profesión y al entorno, a veces tenso, en el que desarrollan su actividad. “El trabajo cara al público es complicado, sobre todo cuando se trata de personas enfermas, que están sufriendo, que están asustadas… En muchas ocasiones vuelcan su malestar en el personal enfermero. Es complicado gestionar todas esas emociones propias y ajenas si las condiciones de trabajo no son las más convenientes”, explica Elena López.

Asimismo, el presidente de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental nos adelanta que próximamente saldrá publicado un libro en el que aborda, junto con Francisco Javier Castro Molina, precisamente este tema: “A lo largo de nuestra dilatada carrera profesional nos hemos percatado de la evolución de la profesión enfermera en temas tan propios como la salud mental. Hemos querido recoger en el manual sobre el Manejo del estrés en profesionales sanitarios (Editorial DAE) precisamente esa casuística, esa realidad y, sobre todo, dar las claves para mejorar esta situación laboral y personal”.

“Muchos de los factores de estrés son inherentes a nuestra profesión —apunta Elena López—, pero desde mi experiencia en hospitales europeos, pienso que se podría ayudar a mejorar la situación si se tomaran medidas como la creación de equipos específicos de noche (no turnos rotatorios), ajustar el ratio al máximo posible y facilitar la conciliación de la vida laboral y personal”.

Es importante, por tanto, destacar el papel tan relevante que pueden llegar a tener los profesionales enfermeros en la promoción del bienestar personal y social de las personas a las que cuidan. En el manual anteriormente citado se apunta, por ejemplo, que diversos estudios respaldan la necesidad del desarrollo de habilidades relacionales tanto durante la formación como en el ejercicio profesional, puesto que aplicadas correctamente aseguran una mayor consecución de los objetivos de cuidados y servicios que se prestan y, por lo tanto, una mejor calidad en la atención.

Desde la profesión enfermera es importante contribuir al desarrollo de las competencias emocionales, porque se sabe que facilitan y predisponen a gozar de una vida más plena y feliz.

Día Mundial de la Salud Mental, enfermería, Juventud, Problemas de salud mental

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*