María José Sánchez Rubio, consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, ha destacado el papel “clave” que desempeñan las enfermeras en la sanidad pública andaluza a la hora de ofrecer una atención “eficiente, segura y de calidad”.
Así lo ha reconocido la consejera durante la inauguración en Granada del II Congreso de la Asociación de Enfermeras de Hospitales de Andalucía, en la que ha recordado “la importancia de la profesión enfermera, así como a su liderazgo y compromiso dentro del sistema sanitario público como una viga maestra de la organización”.
Ante un público de 400 personas, Sánchez Rubio ha explicado que Andalucía también tiene un fuerte compromiso con este colectivo, ya que ha invertido en el desarrollo de la práctica enfermera más avanzada, a través de la formación especializada, formación específica y acreditación profesional, que se han traducido en un amplio avance profesional, con grandes beneficios en concepto de calidad, eficiencia y satisfacción de la población.
Por este motivo, la consejera ha recordado que el 88% de los pacientes está satisfecho con la atención enfermera recibida, según los datos recogidos en la última Encuesta de Satisfacción. La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales ofrece actualmente 1.250 actividades de formación acreditadas.
Concretamente, en los hospitales públicos andaluces trabajan 6.074 enfermeras acreditadas o en proceso de acreditación. Asimismo, la oferta de plazas formativas de Enfermero Interno Residente (EIR) en 2013 para estos profesionales ascendía a 153, la más alta por detrás de la Comunidad de Madrid.
En referencia a Enfermería de Práctica Avanzada, la Comunidad andaluza ha desarrollado nuevos perfiles, como la enfermera gestora de casos, para la atención a personas con alta necesidad de cuidados complejos, con 196 enfermeras acreditadas, y la enfermera de cuidados paliativos, para la atención a personas en el final de la vida, con 34 profesionales acreditadas.
Asimismo, existen otros tres perfiles en fase de estandarización, tras haber finalizado su periodo de prueba con buenos resultados en calidad y eficiencia, como es el caso de la enfermera referente para pacientes con enfermedad renal crónica avanzada, que ha logrado un aumento de la diálisis peritoneal domiciliaria, del trasplante de donante vivo y del tratamiento conservador sin diálisis; el de los “Equipos de cuidados avanzados móviles”, que resuelven in situ, de manera autónoma, la situación de demanda urgente si las condiciones lo requieren, con un nivel de resolución superior al 85%; o el perfil de enfermeras en las salas de coordinación de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, para la gestión de la demanda y la monitorización de pacientes, que ha conseguido que un 33% de las demandas se resolvieran sin tener que desplazar ningún recurso hasta el lugar del aviso.
Por otra parte, Sánchez Rubio ha recordado la progresiva incorporación de nuevas competencias en la práctica enfermera, como la prestación farmacéutica que se reguló en 2009, situando a Andalucía como la primera Comunidad Autónoma en regular esta actividad profesional.
De este modo, hasta junio de 2013 se han emitido más de un millón de indicaciones enfermeras en productos sanitarios, por valor de 31 millones de euros y se han puesto en marcha cuatro protocolos de prescripción colaborativa: sedación paliativa, diabetes, riesgo vascular y anticoagulación oral. A fecha de hoy, se están realizando otros dos protocolos más, el de deshabituación tabáquica y el de dolor crónico.
En los servicios de urgencias, las enfermeras también han asumido competencias como la clasificación avanzada de los pacientes, en la que realizan la solicitud de pruebas diagnósticas, la derivación que corresponde para continuar el proceso de atención o la activación de circuitos de atención preferente, como sucede en el caso de dolor torácico o violencia de género.
En este aspecto, la consejera ha destacado el importante papel que tienen las enfermeras de los servicios de urgencias en la atención de mujeres víctimas de violencia de género, lo que precisa de una adecuada clasificación, la activación del circuito de atención preferente, la garantía de intimidad y la cooperación con los recursos específicos. En este sentido, ya se han formado 9.000 profesionales, de los cuales el 40% son enfermeras.
Los “cuidados de alta resolución en urgencias” para pacientes que precisan atención urgente, el seguimiento telefónico a pacientes frágiles dados de alta en días no laborables, cirugía menor o educación terapéutica, también son otras competencias que han ido incorporando paulatinamente a la práctica enfermera.
