Enfermera Saturada vuelve a la trinchera con “El tiempo entre suturas”

Martes, 1 de diciembre de 2015

por diariodicen.es

Sin título¿Qué enfermera no ha oído hablar de Enfermera Saturada (@EnfrmraSaturada)? Si tú eres una de ellas tendrás que saber que eres una rara avis, ya que Satu cuenta con miles de seguidores en redes sociales y sus libros se han colado en las listas de los más vendidos en España.

Tras el éxito de La vida es suero (Plaza & Janés), Enfermera Saturada, o lo que es lo mismo Héctor Castiñeira, vuelve con “El tiempo entre suturas”, un libro capaz de robar más de una sonrisa tratando temas tan serios como son los recortes, la inestabilidad laboral, la falta de medios y personal… Porque como dice Luis Piedrahita en el prólogo: “el humor no cura las heridas, pero las hace más soportables”.

Del nuevo libro de Satu, de la necesidad del humor en el día a día, de curiosas anécdotas y, sobre todo, de actualidad enfermera hablamos con Héctor Castiñeira, un gallego que ha revolucionado la profesión.

Pregunta.-Este es ya el segundo libro de Satu, sin embargo, en este sí que has revelado tu auténtica identidad. ¿Por qué decidiste en un principio utilizar un seudónimo? ¿Qué cambió para que Satu diera paso a Héctor?

Respuesta.- Cuando empecé con todo esto, en 2012, lo hice como un personaje anónimo a través del cual iba contando las cosas que sucedían en el hospital. Lo hacía de forma anónima porque me parecía mucho más divertido que crear una cuenta con mi nombre e intentar contar las historias. Me parecía que las cosas llegaban mucho más de esta forma… pero llegó un momento en el que todo creció tanto que al final ya no disfrutaba con el personaje, tenía que esconderme para tuitear, para escribir, cuando subía algo en las redes sociales tras alguna visita o tenía que cuadrar días libres para ir a cualquier lugar, siempre había alguien que me decía: “Anda, si vas a coincidir con Enfermera Saturada” e iba con la sensación de que me iban a pillar.

P.-  ¿Y te llegaron a pillar?

R.- Sí que había sospechas… pero llegarme a descubrir creo que no. Me decían: “Tú vas mucho donde Enfermera Saturada siempre, ¿no?”. Y yo: “Pues sí… no sé, casualidad”. Al final era complicado y me dije: “Mira, salgo y listo”. Al principio tenía un poco de miedo por ver cómo se lo iban a tomar las compañeras, cómo se lo iba a tomar la mujer de la bolsa de empleo… aunque yo creo que no se ha enterado todavía porque me sigue llamando igual que antes como si no hubiese pasado nada, así que no se ha enterado… (risas).

P.- Fue en la Feria del Libro de Madrid…

R.- Sí, la primera vez que “di la cara” fue en la Feria de Libro de Madrid. Fue muy curioso porque cuando llegué ya había una cola de gente esperando, cuando llegamos la editora y yo todo el mundo la miraba a ella. Pero claro, el que se sentó a firmar fui yo, entonces la mujer que estaba la primera en la cola da un paso atrás, se queda mirando el cartel y pone cara de “me he equivocado”. Lee: “Hoy firma: Enfermera Saturada”, me mira y me dice: “No”, y le digo: “Sí”. Vuelve a mirar el libro y dice: “No, si yo vengo a…” (risas). Con la primera fue muy divertido, luego la gente no paraba de sorprenderse, pero tuve una buena acogida. El personaje sigue igual, tan solo es que ahora ya saben quién lo escribe.

P.- ¿Cómo has vivido el lanzamiento del primer libro siendo “Satu” y este segundo como Héctor?

R.- De forma muy diferente, por ejemplo, esta entrevista… Si eres anónimo es muy complicado hacer este tipo de cosas, lo que ganas haciendo pública tu identidad es el trato directo con la gente, con los lectores, que me cuenten sus experiencias, sus anécdotas… todo eso te lo perdías antes. Lo vivía de una forma más impersonal.

P.- Con el humor como vehículo vas trazando un boceto de la enfermería actual, de la enfermería de trinchera. ¿Qué nos podemos encontrar en El tiempo entre suturas?

R.- Pues mucha más trinchera, mucha más trastienda de enfermería… Utilizo el humor porque creo que es la mejor manera de comunicar. En los hospitales se tiende a ser mucho más serio, pero aunque la gente esté preocupada por su estado si haces que el paciente se ría, el acompañante se relaja y por un momento se olvida de sus problemas.

P.- Las redes sociales se han convertido en un importante punto de encuentro. Son muchos los profesionales de la enfermería que suman miles de seguidores, como es tu caso. ¿Qué aportan las redes sociales?

R.- Personalmente es muy gratificante, yo tengo mucha suerte con los seguidores, ya que son muy activos, me contestan mucho, charlamos mucho por redes sociales… A parte de eso aportan mucho al personaje.

Si hablamos de la profesión, no solo se convierte la red en un foro interno de profesionales donde hablamos de avances nuevos o de la actualidad como ha sido el caso de la OPE de Castilla- La Mancha, sino que a través del personaje se conocen entre ellos, hacen amistad… e incluso gente que se había perdido la pista se reencuentra.

P.- ¿Y cómo se puede aprovechar ese potencial de las redes para intentar cambiar determinadas situaciones de la profesión?

R.- Es cierto que a las instituciones aunque ven lo que pasan en las redes sociales, no les interesa mucho verlo. Pero creo que lo importante no son los objetivos a corto plazo, es más un tema de concienciación y unión de la profesión. Si tú a los profesionales sanitarios que son más reacios al cambio o a unirse por algún tema los conciencias a través de RR.SS. de la importancia, por ejemplo, de lo sucedido con el Real Decreto o lo de las oposiciones… después es más fácil unirlos en una manifestación. Sí que es cierto que escribiendo un tuit a las instituciones no vas a conseguir nada, pero sí puedes unir a la gente para pedir mejoras en la profesión y después conseguirás cosas.

P.- En El tiempo entre suturas abordas el tema de los recortes. Más allá de los titulares, ¿sabemos realmente cómo se está trabajando en los hospitales públicos?

R.- Creo que si el sistema no ha reventado todavía es por la buena voluntad de los profesionales sanitarios… Porque si realmente te ciñes a lo que hay y dices: “Como no tengo esto no puedo hacerlo”, entonces el sistema se colapsa y el perjudicado es el enfermo. Al final poniendo a todos de nuestra parte y con buena voluntad va saliendo, pero realmente tal como está la situación si no tuviéramos ese interés…

P.-¿Llegará el día en que se tenga que llevar las tijeras con cadenita en el bolsillo como dices en el libro?

R.- (Risas) ¡Ya se llevan! El otro día dejé un bolígrafo en el carrito de medicación y cuando volví desapareció…

P.- Pero eso también tiene que ver con la picaresca…

R.- (Risas) ¡También! Dicen: “Esto es de la Seguridad Social y es gratis”. El problema es que después tú necesitas otro bolígrafo y no hay… Por eso es tan triste pero tan cierto lo del trueque, el stock es tan reducido que cuando a veces ingresa un paciente y te dice “yo tomo esto, esto y esto” y ves que de las tres cosas solo tienes una para darle, tiene que ir alguien a su casa para cogerle la medicación o llamar a otra planta a ver si hay suerte y nos las pueden dar.

P.- Siguiendo con la actualidad, ¿cómo explicaría Satu lo sucedido con el actual decreto de prescripción enfermera?

R.- Satu se vuelve a poner la cofia. El problema es el art. 3 ya que es el que acota todo a la prescripción médica, entonces no te deja hacer cosas tan ridículas como cuando vas a tratar una úlcera y tienes que ponerle un determinado medicamento tienes que llamar al médico para que lo valore. En un hospital puede resultar más sencillo, pero en un centro de atención primaria o en una visita domiciliaria… qué hago, ¿llamo al médico para que venga?, que no lo va a hacer porque estará con su consulta, ¿no hago la cura? Esto es un retroceso de la enfermería a los años 60 donde todo estaba supeditado al médico.

El problema que tenemos ahora es que el Real Decreto está aprobado pero no está publicado, por lo que todavía no es efectivo… Entonces no puedes hacer una manifestación. Está claro que cuando sea publicado nos movilizaremos. Nos sentimos engañados… como con las oposiciones de Castila-La Mancha a las cuales yo también estaba apuntado.

P.- ¿Y cómo te enteraste de que se habían anulado?

R.- ¡Por Twitter! Cuando lo vi no me lo creía… Entonces me puse a mirar más medios y efectivamente era cierto. Me puse a retuitearlo y a avisar que pararan de estudiar… ¡y que salieran a la calle para que les diera el sol! (risas). Ya en serio, ahora estamos esperando a ver qué pasa, porque si se han anulado tendrán que devolver el dinero de las tasas, ya que si no esto sería una estafa. Tú imagina: 20.000 personas a 30 euros cada una, son 600.000 euros.

P.- Para terminar con una sonrisa, y como dice Luis Piedrahita en el prólogo “el humor no cura las heridas pero las hace más soportables”… Dime, ¿qué tipo de enfermera eres tú?

R.- Yo soy la enfermera peonza… No está entre el listado que he hecho para el libro, pero yo sería esa. La enfermera peonza es la que llega a planta de un nuevo hospital y empieza a girar sobre sí misma para ver dónde guardan las gasas, dónde guardan la medicación, porque no conoce nada… ¡ni el nombre de sus compañeras!

 

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