Entrevistamos a Paula García, enfermera voluntaria en la Fundación Vicente Ferrer

Martes, 10 de noviembre de 2015

por diariodicen.es

coop“Es un trabajo muy gratificante donde tanto se aprende de ellos como ellos de ti”. Así habla Paula García, enfermera voluntaria, de la labor de formación y apoyo a profesionales sanitarios en India que desempeña en la Fundación Vicente Ferrer desde el año 2013.

Inglaterra, Australia, India, África…son muchos los lugares que ha recorrido tras finalizar la carrera de enfermería en Valencia. Hablamos con ella para que nos cuente más sobre sus experiencias alrededor del mundo.

Pregunta-. Eres una viajera: Londres, Sídney, Guinea Ecuatorial… Vamos a empezar por el principio, por tu primer gran viaje: ¿qué provocó la decisión de irte a Londres a trabajar?

Respuesta-. Efectivamente, se puede decir que soy una viajera… Llevo 11 años viviendo y trabajando fuera de España. La decisión de irme a Londres no fue muy meditada, simplemente tenía claro que quería conocer mundo y otras culturas. En el fondo cualquier país me hubiera valido: Portugal, Francia, Italia…Surgieron unas entrevistas que organizaba la embajada para reclutar enfermeras en Reino Unido y casualmente había una convocatoria en mi ciudad natal, Valencia. Yo recién terminaba la carrera de enfermería en junio del 2004 y, a parte de encontrar trabajo en verano, pensé que sería una buena oportunidad para un futuro, ya que ofrecían un contrato de dos años. Era una oferta para la UCI neonatal del St. George´s hospital y yo había realizado prácticas en Neonatos del hospital de la Fe así que me cogieron y decidí aventurarme.

Pregunta-. Dos años en Londres y decides ir a Sídney. ¿Qué te impulsó a desplazarte esta vez a la otra parte del planeta?

Respuesta-. Tras mis dos años en Londres, donde me ofrecieron la posibilidad de realizar el curso de intensivos de neonatos, se me abrió la puerta a optar a trabajos fuera de Europa. Por otro lado, conocí a mi actual marido que es australiano y tras una visita al país para conocer a familia y amigos me enamoré de Sídney. Pensé “este es mi sitio”. Busqué agencias, encontré un trabajo de nuevo en neonatos y para allá que nos fuimos. En principio también íbamos para dos años, pero luego llegó la crisis y alargamos nuestra estancia. Los dos años se convirtieron en cinco.

Pregunta-. ¿Has tenido problemas con el idioma en Reino Unido o en Australia?

Respuesta-. Tuve mucha suerte porque para Londres solamente pedían el First Certificate, el cual tenía desde 1999, y pasé la entrevista de inglés que te realizaban sin problemas, aunque cierto es que no exigían un nivel muy alto. Para Sídney, en aquel momento, si habías trabajado durante dos años en un país de habla inglesa era suficiente. Hoy en día piden el certificado de IELTS a todos aquellos que no estudiaron secundaria en inglés.

Pregunta-. ¿Podrías explicarme cuál es la función de tu trabajo voluntario actual en la Fundación Vicente Ferrer? ¿Lo compaginas con algún otro trabajo?

Respuesta-. Los voluntarios sanitarios que venimos a la Fundación tenemos la misión de apoyar y formar al personal indio, ya que existen profesionales en todos los ámbitos y por ello no se suple un puesto de trabajo sino que se refuerza. En concreto, enfermería necesita bastante apoyo sobre todo para servicios como pueden ser los de UCI o urgencias, ya que sus estudios son muy básicos y no siempre pueden acceder a cursos de formación continuada tras la carrera. Yo llegué para reforzar la UCI neonatal y he estado de voluntaria casi dos años. Aquí las enfermeras cambian bastante a menudo por lo que siempre hay trabajo de formación. A lo largo del tiempo he ido adquiriendo otras funciones organizativas y de coordinación sobre todo de comunicación con los coordinadores de la Fundación en España y a principios de este año me hicieron cooperante. Es un trabajo muy gratificante donde tanto se aprende de ellos como ellos de ti.

Pregunta-. Durante la carrera realizaste un voluntariado en Guinea Ecuatorial. ¿Cómo fue esa experiencia?

Respuesta-. Personalmente África me resultó mucho más dura que la India. A pesar de esto, la experiencia fue increíble. Estuve trabajando con las enfermeras del Sagrado Corazón de Jesús en un pequeño dispensario médico en Ebebiyin donde se hacía de todo lo imaginable con los menos recursos pensables. Me alojaba con las hermanas de Jesús y María donde realicé varios tipos de labores, como pintar una fachada, dar clases extraescolares de matemáticas e inglés o hacer el inventario de la biblioteca. Disfruté enormemente, la gente era maravillosa. Siempre he tenido debilidad por la cultura africana y para mí fue como un sueño hecho realidad.

Pregunta-. ¿Con qué dificultades te encontraste?

Respuesta-. Había muchas dificultades, esto fue en el 2003. Yo tuve mucha suerte y no me pasó nada, pero el peligro acechaba en muchas esquinas. Desde militares corruptos borrachos preparados para apretar el gatillo a la mínima de cambio hasta robos dentro de la casa mientras dormías. Por otro lado, la malaria era algo que se respiraba en el ambiente, prácticamente todo el mundo que se quedaba un tiempo largo la había padecido al menos una vez, algunos más. Los animales como serpientes, arañas y hasta hormigas gigantes a lo marabunta, también impresionaban… Pero como he dicho antes, yo tuve muchísima suerte y todo lo que me llevé fueron solo buenos recuerdos. Volvería.

Pregunta-. ¿Piensas realizar otro voluntariado más adelante?

Respuesta-. De momento sigo aquí en Anantapur y probablemente estemos algún tiempo más, pero para nada descarto en un futuro después de India volver a trabajar en países en vías de desarrollo. Realicé un máster en salud pública internacional en Sídney, siempre he tenido un especial interés en este campo, y me gustaría que mi carrera se acabara enfocando hacia ese ámbito.

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