Furgoneta Solidaria a Guinea Bissau, la Enfermería sin límites

Jueves, 11 de mayo de 2017

por diariodicen.es

“Pensé que podía recorrer desde Lugo hasta Guinea. Y así lo hice”. De esta forma resume Natalia Rodríguez Arias su idea. Esta enfermera llenó una ambulancia en desuso con todo tipo de material médico y decidió ir por carretera desde Galicia hasta África con su propia ONG, Furgoneta Solidaria a Guinea Bissau.

Financiada en un principio con sus propios ahorros, esta profesional de la Enfermería ha conseguido mejorar con su iniciativa la vida de muchos habitantes del país africano, no solo en aspectos sanitarios, construyendo un dispensario médico en la selva, sino también educacionales, rescatando una escuela en la ruina y consiguiendo padrinos para los niños.

Natalia Rodríguez Arias, enfermera de la Fundación Pública de Urgencias Sanitarias-061, en Galicia, nos cuenta que no es la primera vez que se implica en proyectos de este tipo. Según sus palabras: “Ya había viajado a Guinea Bissau en dos ocasiones con una ONG que me dejaba las instalaciones para hacer la consulta de medicina tropical. Entonces, en el tercer viaje, una empresa de ambulancias de Orense me donó una antigua, y pensé que podía llenarla de todas las cosas necesarias, que llevaba habitualmente en las maletas”.

La Furgoneta Solidaria a su llegada a Guinea Bissau.

Su ayuda en el país se centra en dos objetivos principales: la educación y la sanidad, tanto a niños como a adultos. Natalia explica los proyectos que tiene entre manos: “Tengo dos totalmente opuestos en diferentes partes del país. Uno, al norte, es una escuela que estaba cerrando porque no tenía recursos. En la otra parte del país es donde tengo la actuación sanitaria, donde estoy construyendo el dispensario médico en la selva, en la zona de Bafatá, allí tengo también un taller de costura para las mujeres y uno de informática para los jóvenes”.

Los proyectos de Furgoneta Solidaria

“Tengo sobre todo dos objetivos. El primero es seguir con el apadrinamiento de niños que tengo en una escuela”, cuenta esta enfermera. Natalia relata su experiencia, y cómo sigue buscando ayudas, para este: “Al volver a España busqué padrinos, gente que quisiera donar 25 euros al mes para ayudar a cada niño. Al final conseguí 25 padrinos, y gracias a ese dinero, la escuela sigue funcionando. Todos los días estoy buscando más padrinos para esos niños”.

Pero una de sus prioridades, lógicamente, es la atención sanitaria y los cuidados a la población de la zona del país en la que ella actúa, que es, según nos cuenta, una de las más pobres de Guinea Bissau: “Estoy construyendo el dispensario médico en la selva, en la zona de Bafatá. Ahora tengo entre manos conseguir alrededor de 8.000 euros para instalar paneles solares en el dispensario para poder trabajar y atender los partos con luz, y no con una linterna. Además, quiero también colocar una bomba solar con un depósito en un pozo que ya está construido para instalar un potabilizador de agua. Eso quizá sea lo más importante del proyecto, porque la gente del poblado está siempre contaminándose con el agua, y muchos niños se parasitan y se mueren de desnutrición asociada a la anemia, a la parasitosis intestinal… Eso es un elemento muy importante”. En la misma zona en la que está el dispensario, Natalia tiene también un taller de costura para las mujeres y otro de informática para los jóvenes, en el último contenedor que envió a Guinea Bissau hizo llegar las máquinas de coser y los ordenadores. “Allí solo cosían los hombres porque las mujeres creían que no podrían ser capaces o no tendrían la destreza. Yo llevé las máquinas con la idea de que fueran ellas las que cosieran. Y lo conseguimos. Conseguimos que un hombre les enseñara a coser y ellas lo hacen, van guardando sus ahorros, venden la ropa y se van autogestionando”, afirma Natalia.

Para sacar adelante el taller de informática necesita conseguir los paneles solares, ya que carecen de recursos para comprar un generador. Natalia da mucha importancia a este proyecto, destacando que es muy importante para dar un impulso a los jóvenes para que aprendan a desenvolverse y consigan un trabajo allí. En julio y agosto, esta enfermera gallega estará in situ con su ONG, por lo que otra parte del dinero que consiga recaudar la destinará a comprar una partida de medicación y hacer la consulta de medicina tropical en su dispensario. Según sus propias palabras: “El taller de informática funcionaría con los paneles solares, el resto de las cosas están allí, el taller de costura ya está funcionando. Entonces, necesitaría alrededor de 8.500 o 9.000 euros para poner en funcionamiento este último proyecto, el del dispensario y los fármacos, la potabilizadora y los paneles. Eso es lo que estoy intentando conseguir. Tenemos varios actos benéficos, pero bueno, todo lo que recibamos es bienvenido, por supuesto”.

“Hasta ahora siempre lo he hecho todo yo sola”

Una de las cosas más destacables de la iniciativa de Natalia es su financiación. El hecho de que los primeros pasos de Furgoneta Solidaria, y el dispensario, fueran costeados con sus ahorros, recalca el mérito de esta profesional gallega: “La verdad es que de momento no he encontrado otros apoyos. El dispensario sí que ha sido construido con mis ahorros. Otras donaciones son a través de actos solidarios de gente que me está ayudando. La Fundación Cum Laude está consiguiéndome contactos con otras organizaciones e hizo un pequeño donativo, sobre todo me está apoyando en los temas administrativos, o gente particular, como la soprano Noemí Mazoy que va a hacer un concierto solidario, o Pedro Leivas, que es un profesor del instituto de Lugo, que organizó una carrera solidaria para recaudar fondos”.

Natalia Rodríguez atendiendo un parto.

Aunque, como nos cuenta, este año ha conseguido que haya gente que se implique más en su ONG, hasta hoy, desde que inició su andadura en 2011, ha estado sola. Actualmente, Natalia ha conseguido otra vía de financiación vendiendo los objetos de artesanía que fabrican dos enfermeras de Orense. “Artesanía solidaria”, así se llama esta campaña, ha conseguido vender sus productos ha hospitales de Galicia y del resto de España, llegando incluso a Suiza. Aunque reconoce que el dinero que consiguen es escaso y que, para poder consolidar los proyectos más ambiciosos que tiene entre manos, necesita más financiación, lo que motiva los actos benéficos.

El primer viaje

Los comienzos siempre son difíciles, y el caso de Natalia no fue una excepción. Así fue la primera experiencia de esta enfermera en Guinea Bissau: “Me habían contado muchas cosas, pero vivirlas en primera persona fue difícil. Fue un viaje muy bonito y satisfactorio, pero a la vez fue complicado. En todas las fronteras nos hacían vaciar la furgoneta, la policía quería algún artículo de los que llevábamos para sus hijos, o medicinas, o dinero… A través de cada país, teníamos que contratar, por un dinero, a una persona, los llaman “conseguidores”, para que nos ayudara a pasar la frontera lo más rápido posible… En fin, hasta tuve que atender un accidente de múltiples víctimas al entrar en Guinea, porque no tienen sistema de asistencia prehospitalaria, porque dos autobuses habían chocado. Fue una trayectoria que nos llevó alrededor de nueve días, pero al final llegamos y entregamos todas las cosas que llevábamos en la furgoneta. Yo me quedé tres meses más haciendo consulta en medicina tropical”.

Ahora cuenta con apoyo de otros profesionales, que se han ido sumando a la causa de Furgoneta Solidaria. Tres enfermeras están dispuestas, durante sus vacaciones, a ir con ella a Guinea Bissau, dos matronas se han ofrecido a ir para hacer un programa de educación materno-infantil y asistir los partos, incluso un cirujano pediátrico, compañero de trabajo de Natalia, que suele ir a operar al hospital más importante del país africano, está completando los trámites para ir a realizar sus intervenciones quirúrgicas donde está la escuela de niños apadrinados, en la zona de Mansôa, una de las regiones más pobres de Guinea, según nos afirma esta enfermera.

“Siempre que voy surge una necesidad diferente”

La misión solidaria de Natalia no ha cesado desde 2011, año en que empezó sus iniciativas de ayuda: “Cada vez que voy encuentro un objetivo diferente. Ahora que tengo mi propio dispensario en la selva, mi objetivo será seguir haciendo consulta allí. Lo que me gustaría es que al irme no quedara todo desamparado, sino que haya otras personas que quieran ir y que nos vayamos dando el relevo de la asistencia sanitaria para que esté cubierto todo el año. Mi llamamiento es para quien quiera colaborar, para quien quiera hacer medicina tropical en ese dispensario, que sepa tiene todos los recursos para vivir allí. Que se animen a repartir la ayuda”.

Palabras las de esta enfermera que destilan solidaridad y vocación, que son ejemplo para todos porque nos muestran que la capacidad de ayuda no tiene límites ni de tiempo ni de espacio, y Natalia nos lo ha demostrado.

Para colaborar con Furgoneta Solidaria, puedes hacerlo a través de donaciones a:

DONATIVOS: ABANCA ES 81 2080 0185 1030 4000 0010

o contactando mediante el correo electrónico: furgoneta.solidaria@gmail.com.

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