Cómo ayuda la IA en el trabajo enfermero diario

Lunes, 9 de junio de 2025

por diariodicen.es

¿Cómo influye la inteligencia artificial (IA) en el trabajo enfermero diario? La incorporación de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial está transformando la práctica clínica, la docencia y la gestión del cuidado. Sin embargo, aún existe cierta resistencia al cambio, miedo o incluso rechazo a esta nueva etapa por parte de algunos profesionales.

Elena Plaza Moreno es directora de la Academia Urgencias y Emergencias y profesora de la Universidad Internacional de Valencia y de la Universidad Alfonso X El Sabio. Es generadora de contenido desde hace más de 15 años y una apasionada de la divulgación. Ella nos explica las claves para acercarnos, como profesionales enfermeros, a la inteligencia artificial en nuestro día a día.

Elena Plaza Moreno es docente y generadora de contenido experta en IA

Miedo a lo desconocido: la IA en el trabajo enfermero

Pregunta.- Elena, vamos directas a la cuestión, ¿por qué crees que existe aún cierta suspicacia ante el uso de la inteligencia artificial por una parte del colectivo enfermero?

Respuesta.- Todo lo nuevo genera dudas, y más aún cuando se trata de una tecnología que parece avanzar más rápido de lo que nos da tiempo a comprender. Pero esto no es nuevo, ya pasó con la revolución industrial y más recientemente con la aparición de Internet, las redes sociales, etc.

En el caso de la IA, además, se suma un fenómeno que creo que está perjudicando: la atención mediática se ha centrado casi exclusivamente en la inteligencia artificial generativa, esa que crea imágenes, textos, vídeos, y lo ha hecho destacando sus riesgos más llamativos. Pero esa es solo una cara de la moneda.

Existe otra IA que no genera contenido, sino que analiza datos. Se trata de una inteligencia artificial analítica, que tiene un enorme potencial en salud porque que tiene la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos e información. Esto se traduce en que es capaz de identificar patrones invisibles al ojo humano y aportar valor en áreas como el diagnóstico por imagen, donde ya se utiliza para detectar anomalías o predecir arritmias antes incluso de que aparezcan los síntomas.

En definitiva, el mundo de la salud ha cambiado con la IA, nos permitirá tomar decisiones mejor informadas y adaptadas a cada persona. La famosa atención personalizada, pero con una base sólida de datos detrás. Todo esto no se conoce y si te quedas solo con que te pueden suplantar la voz, es normal que exista este rechazo.

Respecto a las imprecisiones y errores, muchos de los sistemas que se están probando en investigación muestran tasas de acierto que igualan, o incluso superan, a las humanas en tareas concretas, como la lectura de radiografías. Otro miedo frecuente es el de la privacidad. Y ahí volvemos a lo básico: los principios de protección de datos no cambian. Si no introducimos en ningún sistema que recopile datos el nombre o historial de un paciente, tampoco deberíamos hacerlo en un sistema de IA. Ningún dato clínico, personal, académico ni fiscal debería compartirse en plataformas abiertas. Ni con IA ni sin ella.

Por todo esto es fundamental que nos formemos, que entendamos qué puede hacer esta tecnología y qué no, y que sepamos distinguir entre los usos clínicos, regulados y seguros, y las herramientas disponibles. Si lo hacemos, podemos convertir una fuente de incertidumbre en una gran aliada para mejorar nuestra práctica y la calidad de los cuidados que damos.

La lectura de radiografías es uno de los sistemas en los que la IA muestra tasas de acierto que igualan, o incluso superan, a las humanas (Copy: Freepik)

P.- El miedo a lo desconocido, en muchas ocasiones, conlleva sentirse amenazados. ¿Qué le dirías a la enfermera que siente este tipo de amenaza ante el desarrollo de la IA?

R.- Es comprensible que muchas enfermeras sientan cierta amenaza ante el desarrollo de la IA. Al fin y al cabo, cuando algo se desconoce, lo primero que aparece suele ser el miedo. La clave está justo ahí, en empezar por entender qué es realmente la IA y cómo puede ayudarnos en nuestro trabajo, no sustituirnos.

En el ámbito asistencial, muchas veces me preguntan: “¿Cómo aplico yo esto en mi turno de esta tarde?”. Y sí que es cierto que, en esa área, parece que la IA no tiene un impacto tan directo. Pero ya se están implantando sistemas que ayudan con el diagnóstico, los cuidados, la documentación clínica y asistentes virtuales que pueden responder consultas clínicas rápidas, basados en grandes bases de datos de salud.

Por otro lado, para quienes trabajamos en docencia, gestión o investigación, la transformación sí que parece más evidente por las posibilidades de la IA generativa. En docencia, por ejemplo, la posibilidad de crear materiales educativos interactivos, adaptados a distintos niveles y estilos de aprendizaje, es un recurso muy interesante. En investigación, el manejo de grandes volúmenes de datos permite detectar correlaciones y patrones que no podríamos encontrar manualmente, y eso abre la puerta a estudios más completos y precisos.

A quienes sienten que esto les sobrepasa o no va con ellas, les diría que lo importante es empezar por utilizarlo. Una vez que se entiende lo que tenemos delante, lo que antes parecía una amenaza puede convertirse en una oportunidad real. Y la oportunidad, en este caso, está en mejorar nuestra práctica, ahorrar tiempo, reducir errores y, sobre todo, centrarnos en lo que más importa: el cuidado.

Por dónde empezar

P.- Una vez expuestos los argumentos a favor del uso responsable de estas herramientas, ya tenemos a nuestra enfermera convencida de que la IA puede brindar muchas oportunidades de mejora. No obstante, ante tal amalgama de información, ¿por dónde debería empezar?

R.- Cuando una técnica o herramienta nueva llega a nuestro entorno de trabajo, lo primero que hacemos es formarnos. Con la inteligencia artificial deberíamos hacer exactamente lo mismo.

Un buen primer paso es mirar a nuestro alrededor: ¿ya se está utilizando algún sistema de IA en nuestro hospital o centro? A veces están más cerca de lo que pensamos, en proyectos piloto o en dispositivos que ya usamos. Si detectamos que hay algo en marcha, lo ideal es hablar con nuestros responsables para ver si podemos participar en estos proyectos. Esto es clave: si los profesionales no participamos en la implantación de IA con los pacientes, corremos el riesgo de que se creen herramientas sin tener en cuenta lo que pasa en la práctica clínica. Y eso, en nuestro campo, tiene consecuencias.

Respecto a la IA generativa, es fundamental aprender a usarla bien. ChatGPT, Gemini, etc., “no muerden”. Yo misma empecé a explorarla desde el principio y enseguida vi el potencial enorme que tenía. Por eso decidí formarme y empezar a utilizarlas sin miedo y, después de entender cómo funciona esto y todos sus peligros, comencé a compartirlo: cursos, talleres, ponencias y también redes sociales. Me parecía, y me sigue pareciendo, una herramienta tan potente que creo que, si la mezclamos con nuestra inteligencia real y nuestra creatividad, pueden salir cosas fantásticas.

P.- ¿Qué ejemplos de buen uso de la IA podrías destacar?

R.- La inteligencia artificial está empezando a integrarse en buena parte de la tecnología médica que usamos. Por ejemplo, para las enfermeras, ya hay herramientas basadas en modelos con deep learning que, a partir de una simple foto, analizan heridas o úlceras y acompañan a la enfermera en el proceso del cuidado. Pero es importante no olvidarlo: la decisión final siempre recae en el personal sanitario. Legalmente la IA puede asistir, pero no sustituir.

En cuanto a la IA generativa, ofrece una ayuda brutal en gestión del conocimiento. Nos permite ahorrar tiempo resumiendo artículos, destacando lo relevante y facilitando la toma de decisiones sobre qué leer en profundidad.

También han surgido asistentes específicos: yo uso uno centrado en las guías de reanimación cardiopulmonar y soporte vital de los organismos internacionales. Es muy útil para preguntarle dudas, ponerle en el rol de profesor y repasar, crear casos clínicos y escenarios de simulación clínica. Tengo otro conectado vía API con Pubmed y nos permite buscar artículos científicos y generar las estrategias de búsqueda y palabras clave para investigar. También he creado otras herramientas sencillas pero funcionales, como un registrador de acciones de simulación para entornos que no cuentan con maniquíes de alta fidelidad.

Esto demuestra que, con un mínimo de formación, podemos convertir ideas en soluciones reales. Y si no las desarrollamos nosotras, al menos debemos conocerlas y colaborar con otros profesionales para llevarlas a cabo.

Respecto a la salud mental, existen publicaciones que indican que los chatbots han mejorado la atención a los pacientes en este campo ya que permiten que los pacientes se expresen sin sentirse juzgados.

Además, la IA mejora la organización hospitalaria: optimiza turnos, recursos y flujos de trabajo. En telemedicina, facilita la monitorización remota, detecta descompensaciones a tiempo y permite intervenir antes.

Hacia dónde avanzamos

P.- Tu experiencia como enfermera, docente y divulgadora te aporta una visión más amplia de la profesión, donde las sinergias redundan en la mejora de los procesos enfermeros. ¿Cómo ves el futuro a este respecto?

R.- El futuro de la enfermería está en potenciar perfiles híbridos. Aunque nuestra labor principal, más conocida y fundamental sigue siendo la labor asistencial, solo impulsando todas las áreas (clínica, docente, investigadora, divulgadora e incluso la gestión) lograremos avanzar realmente en la atención al paciente.

Las enfermeras somos profesionales universitarias, investigamos, alcanzamos el doctorado, nos formamos en la universidad y otros ámbitos, realizamos educación sanitaria en todos los niveles y también podemos ser empresarias o dirigir instituciones. Limitar la profesión solo a la asistencia es un error.

El desarrollo de todas estas facetas genera profesionales más preparados, reflexivos, innovadores y con capacidad para liderar equipos, transformar los cuidados y asumir la gestión o la dirección de centros sanitarios. Este cambio de mentalidad debe empezar en la universidad, integrando estos enfoques en la formación. Sin este impulso, la calidad asistencial no podrá avanzar al ritmo que la sociedad necesita.

P.- ¿En qué proyectos estás inmersa ahora?

R.- A nivel de IA sigo en formación autodidacta constante. Mi próximo paso es aprender a hacer automatizaciones y bueno, seguir creando chatbots y cosas que puedan ayudar a los demás.

Por otro lado, estoy estudiando un máster de innovación docente que está permitiendo adquirir más competencias y enfocar al ámbito educativo las que ya tengo y todas las ideas locas que se me ocurren.

Los profesores tenemos un reto más grande, creo, que el que hay en salud con la implantación de la IA. En la educación hay que cambiarlo todo, especialmente los procesos de evaluación y ver cómo integramos esto, y de qué manera en todos los planes formativos. Los que intenten limitar su uso al 100% fracasarán. Si estamos formando a profesionales del futuro, tienen que aprender todo esto y liderar el cambio que se necesita en salud.

Noticias relacionadas

enfermeras, enfermería, IA, IA en sanidad, Inteligencia artificial

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*
*