Un estudio llevado a cabo en el Instituto de Economía de la Salud y Gestión de la Atención de Salud (IGM) de Múnich, Alemania, refleja que un contacto regular y programas de información al paciente en manos de enfermeros expertos implica una serie de beneficios positivos para los pacientes que han sufrido un infarto.
Estas mejoras, según la investigación, se traducen en una mejora de la fuerza muscular y los niveles de lípidos en sangre con menores restricciones en la actividad física y con presencia de una dieta más saludable.
Los investigadores examinaron los historiales de más de trescientos pacientes mayores de 65 años que habían sufrido un infarto de miocardio. De manera aleatoria, después de recibir el alta en el hospital, fueron dividos en dos grupos.
El primer grupo recibió el seguimiento habitual de los servicios de salud alemanes mientras que el otro grupo de pacientes recibió el apoyo de manos de enfermeras las cuales aportaron al afectado información de calidad a la salida del hospital, realizaron visitas domiciliarias y mantuvieron contacto telefónico al menos cada tres meses.
Según los autores del estudio, a menudo las personas mayores que sufren un infarto sufren recaídas y rehospitalizaciones derivadas de la extensa o compleja medicación que deben tomar, por lo que un seguimiento enfermero complementario y humanizado beneficiará la recuperación.
