Un estudio publicado conjuntamente por el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) de la Universidad de Navarra y Addeco, muestra como la jornada intensiva puede resultar más eficiente a la hora de distribuirse mejor el tiempo para conciliar la vida laboral con la familiar y social, permitiendo incrementar una productividad española que a día de hoy se encuentra en uno de los niveles más bajos de la Unión Europea (UE).
Favorecer la competitividad de las empresas, así como conseguir una adecuada conciliación de la vida laboral y familiar, supone uno de los grandes retos para España. Por ello, la Comisión para la Racionalización de los Horarios (ARHOE) lleva años luchando por implantar un modelo distinto al actual, pasando por cambiar el huso horario al británico, integrando la jornada laboral en un horario intensivo, flexible, con menos presencia y mayor facilidad de guardería en los trabajos. 
Y es que en España, un día normal de trabajo arranca una hora más tarde que en el resto de los principales países europeos, de media, acabando la jornada laboral en torno a las ocho de la tarde. Además, los españoles trabajan 232 horas más que el resto de europeos, produciendo la mitad, y muy lejos de Bélgica, país europeo con mayor producción y dedicando ‘solo’ 113 horas menos al trabajo.
El estudio refleja que, uno de los principales motivos por los que se produce menos en España, es por dedicar un tiempo excesivo tanto a los desayunos como a los almuerzos y comidas, perdiendo incluso hasta más de una hora de trabajo. Por ello, se insta a modificar el horario de entrada, dedicando 30 minutos para comer y acabando la jornada, como tarde, a las 18 horas, además de reducir la jornada semanal de 40 horas.
De este modo. se conseguiría aumentar la productividad hasta casi un 20%, evitando problemas de abstentismo laboral, entre otros aspectos.
