La vocación en la profesión enfermera

Lunes, 13 de marzo de 2017

por diariodicen.es

Un trabajo con un calado social tan grande como la Enfermería tiene un alto componente vocacional. El cuidado permanente de los enfermos, la asistencia técnica, y también psicológica, a los pacientes hacen que la elección de este trabajo sea una decisión fruto de una reflexión profunda. Y esa vocación se hace más necesaria cuando el entorno laboral no es el más adecuado.

“Creo que tienes que tener vocación para hacer este trabajo”

El equipo de enfermería del Centro de Salud Los Cármenes.

En un barrio de Madrid, Los Cármenes, al suroeste de la ciudad, en el distrito de Latina, ejerce su profesión un equipo sanitario de enfermeras que cumplen a la perfección con el canon vocacional del que estamos hablando. Las profesionales del Centro de Salud Los Cármenes desempeñan su trabajo en un barrio con problemas sociales y económicos de toda índole y con población envejecida que requiere tratos especiales. Para atestiguar esta labor, hemos entrevistado a las enfermeras Eva María Clau, de quien son las palabras que abren este artículo, María Victoria Fernández, Raquel Arenas y Rosa María Martínez.

Eva María nos ha asegurado: “Atiendo entre 25 y 30 personas al día, el 70% mayores de 65 años. También realizo visitas a dos o tres domicilios diarios. Las patologías son variadas. La atención puede ser urgente, a demanda del paciente o programada. En Atención Primaria trabajamos mucho con el paciente crónico y su seguimiento”.

Sobre las visitas a domicilio, María Victoria resalta que es una parte muy importante de su trabajo, en la que está en contacto directo con la realidad social de un barrio en que, para contextualizar, existe un protocolo de actuación en el centro de salud para encarar situaciones potencialmente peligrosas: “La vida real 100%, el paciente y sus circunstancias, condiciones de la vivienda, apoyo y cobertura de la familia al paciente. Situaciones y realidades muy variopintas, ancianos y soledad, hijos que se desentienden o no tienen tiempo que dedicar a los mayores, vecinas muy solidarias, ancianas que con su pensión mantienen a sus hijos y nietos en paro, ancianos que no pueden salir de casa porque viven en un sexto sin ascensor… Realizamos parte de nuestra labor asistencial en los domicilios cuando es necesario, hacemos vistas rutinarias para control de enfermedades crónicas, apoyo al paciente terminal y a su familia, y contamos con trabajadora social con la que trabajamos de manera colaborativa para poder proporcionar al paciente recursos sociales para ayudar en lo posible”. “Recuerdo el primer día y el primer domicilio al que me tocó ir, casi salgo corriendo al ver las condiciones de la vivienda. No es fácil ver a diario tanto drama social. Afortunadamente las compañeras hacen que la tarea sea más llevadera”, apunta. “Es una forma de dar una continuidad de cuidados y de accesibilidad del centro de salud”, añade Eva María.

En este sentido, Eva María, Raquel, Rosa María y María Victoria, profesionales a las que, desde la redacción, debemos agradecer las facilidades que han ofrecido y el interés que han mostrado a la hora de concertar la entrevista necesaria para elaborar este reportaje, nos han dejado clara su visión de la profesión.

Para Eva María, “es una parte importante de mi vida, a la que dedico mucho tiempo, pero lo disfruto. La elegí porque me encanta la relación con las personas, me gusta escucharles y cuidarles. Aprendo cada día de ellos. Das mucho, pero recibes mucho más”, poniendo así de manifiesto que su profesión es, de hecho, todo vocación. En consonancia con las palabras de Raquel: “Me gusta acompañarles en esos momentos, enseñarles cómo pueden mejorar esa situación, dándoles los cuidados necesarios para que puedan alcanzar esa mejora y motivándoles a ser más cuidadosos de su salud”.

Rosa María pone de manifiesto aspectos más técnicos de la profesión al afirmar sobre la vocación: “Este concepto se ha ligado a la historia de enfermería desde la acepción religiosa, haciendo de está una profesión feminizada, y relacionada con el rol de género del cuidado, elaborando un escenario de esta disciplina como profesión, con marcado carácter femenino bastante invisibilizada, como la mayoría de profesiones femeninas, dándole un carácter poco científico”; aunque también destaca: “Lo mejor de la enfermería es la cercanía y trato humano a las personas que necesitan de tus cuidados, la comunicación tan rica que se establece, sobre todo en Atención Primaria donde te identifican con cuidados propios y acuden a ti cuando tienen necesidad de cuidados no solo físicos, sino también sociales o psicológicos”.

María Victoria nos afirma: “Por supuesto, pobre del que se meta a Enfermería por el sueldo, es la necesidad de ayudar a los demás lo que te empuja a elegir la rama sanitaria. Estoy convencida de que lo llevo en la sangre. Cuenta mi madre que ya mi bisabuela utilizaba sanguijuelas para algunas heridas en un pueblo de Toledo a mediados del siglo pasado. Siempre lo he sabido, los dibujos que nunca me perdía eran los de Érase una vez el cuerpo humano”.

Recompensa personal

En todo caso, Eva María destaca que, a pesar de las circunstancias que rodean la localidad donde se encuentra su centro de salud, el beneficio personal que le reporta el estar en contacto continuo con la realidad social no solo de la ciudad, sino también del país, en su trabajo diario, gratifica sus esfuerzos: “Incluso es más gratificante trabajar en un barrio donde las necesidades sociales y económicas son mayores, aprecian mucho más tu trabajo, se sienten acompañados, confían en ti, sienten que te preocupas por ellos y lo agradecen mucho. Te compensa mucho a nivel personal”.

Esta profesional reafirma la intensidad de su labor cotidiana “por la carga de trabajo, por la falta de tiempo y por la situación física y emocional del paciente cuando tiene un problema de salud. En Atención Primaria atendemos a las personas en todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Hacemos prevención y promoción de la salud a la población en general en el centro, a la comunidad en colegios y residencias y cuidamos en el proceso de la enfermedad aguda y crónica”, y, a pesar de ello, recalca sus motivos, exponiendo que la recompensa personal está por encima de los esfuerzos extra que se ve obligada a realizar. María Victoria incide en este aspecto de formación de su trabajo, recalcando la labor de formación que llevan a cabo en colegios durante campañas como los diversos días mundiales dedicados a la salud.

Pero su dedicación vocacional a la profesión no se limita al trabajo. El contexto social del barrio en que desarrolla su labor ha llevado a estas profesionales a encarar algunas situaciones complicadas. Según afirma Eva María, “después de más de 20 años trabajando de enfermera he vivido situaciones difíciles, alguna amenaza y algún accidente. Debemos asumir experiencias buenas y malas, pero nada que impida  que cada día vuelva a mi trabajo sin perder la ilusión”.

Haciendo un repaso de su carrera, Eva María pone de manifiesto que la mejor parte de la profesión es la relación con los pacientes, visión en la coinciden todas las entrevistadas, aun a pesar de las situaciones conflictivas que ha vivido. Una visión que concuerda con el paradigma vocacional de que estamos tratando. Según sus propias palabras: “El poder acompañarlos en momentos vulnerables de salud que necesitan cuidados especiales y tú estas allí para cuidarlos y llevar mejor este problema de salud»; señalando que lo peor es: “Cuando te sientes impotente ante situaciones que no puedes hacer nada. Se trata de ver y escuchar el sufrimiento humano”. A los aspectos negativos de ejercer la profesión en un contexto como este, Rosa María añade: “Lo más difícil a lo que me he enfrentado es a la violencia de género cuando las mujeres acuden con lesiones físicas graves y conoces el entorno familiar y a las parejas y tienes que ayudarlas, pero a veces te encuentras entre la espada y la pared y barreras idiomáticas, culturales, por razón de etnia, religión que no permiten que las mujeres puedan cambiar la situación”, “algunos pacientes a veces no entienden los retrasos en la consulta y se enfrentan a ti de forma violenta”, apunta.

María Victoria, asimismo, recalca “ese gracias sincero del paciente al que  alivias el dolor agudo de un cólico renal, las lágrimas de una paciente anciana de la cual te sabes la vida y los pormenores de toda su familia y te agradece que la escuches… Son pequeños gestos que a la vez son grandes porque te animan a continuar con tu labor”, aunque hace notar que no está de acuerdo con que “los padres amenacen a los niños diciendo que las enfermeras los van a pinchar si no se portan bien en la sala de espera”.

Y Raquel, especialista en Pediatría, resalta: “Yo siempre he trabajado con los niños. Me reconfortan mucho sus sonrisas a pesar de todo el sufrimiento que llevan, sus caricias. Como son capaces de olvidar lo malo y quedarse con lo bueno. Ver como a pesar de todo ese sufrimiento ellos salen adelante, se curan y vuelven a llevar una vida normal y natural”.

Una labor fundamental

Lo más importante que se trasluce de sus declaraciones es la gran importancia que dan al trato con el paciente, idea en la que redundan con insistencia y que destacan por encima de todas. En este sentido, cabe destacar que al ser preguntadas sobre si volverían a elegir esta profesión, todas respondieron afirmativamente.

Estar en contacto directo y diario con la realidad social de un barrio con las características que ya se han expuesto podría mermar la capacidad y voluntad de cualquier profesional, y más teniendo en cuenta que otras trabajadoras del centro han llegado a sufrir agresiones en dichas visitas a domicilio: “Sin duda es en la calle donde somos más vulnerables, pero es una parte esencial de nuestro trabajo y es un riesgo que tenemos que asumir”, ha declarado María Victoria a este respecto. A pesar de ello, afrontar cada día con la ilusión que nos permiten ver estas enfermeras hace más valiosa su labor e imprescindible que este trabajo sea reconocido como se merece.

Esto es la vocación.

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2 Respuestas a “La vocación en la profesión enfermera”

  1. Excelentes experiencias narradas y definitivamente para la profesión de enfermera se debe tener la calidez humana y el cariño al prójimo

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