Durante la última Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra, enfermeros, médicos, odontólogos, fisioterapeutas y farmacéuticos de más de 45 países han analizado de que forma los diferentes sistemas de reglamentación profesional mejoran la seguridad y la salud pública, y protegen al profesional de la salud.
Ante los numerosos problemas a que se enfrentan los profesionales sanitarios y sus pacientes en todo el mundo, la conclusión obtenidaes que existe una necesidad cada vez mayor de sistemas de reglamentación que aseguren la calidad del servicio y protejan al público.
En una conferencia organizada por la Alianza Mundial de las Profesiones de Salud (AMPS), los participantes se han mostrado de acuerdo en que a entornos nacionales distintos se adapten sistemas diferentes. No obstante y ante cualquier modelo, la reglamentación será considerada una responsabilidad y un deber público.
Para los profesionales, los sistemas de reglamentación deben sostenerse en la responsabilidad y en la capacidad de respuesta, y han de garantizar los derechos de los pacientes y los profesionales, así como de crear conciencia de las obligaciones.
Los miembros de la AMPS (el Consejo Internacional de Enfermeras, la Federación Internacional de Farmacia, la Confederación Mundial de Fisioterapia, la Federación Mundial de Odontología y la Asociación Médica Mundial) explican que “los objetivos de la reglamentación profesional de la salud deben estar centrados en la persona, incluir los cuidados al paciente, los derechos y la seguridad del mismo, así como el bienestar social y económico y la práctica profesional”.
“La Reglamentación ha comenzado a aparecer de manera más destacada en numerosos debates de política general”, ha afirmado Judith Shamian, presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras. “El problema estriba en que, en la mayoría de los países, muy pocas personas entienden las ventajas y los inconvenientes de los distintos sistemas de reglamentación”, ha explicado.
