Ratio enfermero-paciente suspenso

Jueves, 21 de febrero de 2019

por Irene Fernández

-Perdona…

(Cinco minutos después)

-Perdonaa…

(Siete minutos después)

-Perdonaaa –al fin consigues que el camarero te mire. ¿Me traes la cuenta?

Te vas del bar un cuarto de hora después con un cabreo histórico jurando en hebreo que no vas a volver porque no has recibido el trato que mereces y que has pagado.  ¿Habéis vivido alguna vez esta escena? Seguro que sí, se repite mucho en España, cada vez nos gusta más apurar en personal. Pero permitidme enviarle “a los que mandan” un tópico de toda la vida para ver si así lo entienden:  en Sanidad no por favor, estamos hablando de vidas, de nuestras vidas.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en la UE, la ratio de enfermeras por cada 1.000 habitantes es de 8,8, mientras que en nuestro país es de 5,3. Solo cuatro países de la UE tienen menos enfermeras que España: Bulgaria, Chipre, Grecia y Estonia. ¿Qué conlleva esto? Fácil… Riesgo. Que haya menos enfermeros aumenta la morbi-mortalidad, no lo digo yo, lo aseguran multitud de estudios y de expertos y repito, estamos hablando de vidas, de nuestras vidas.

Por no hablar de las cargas de trabajo de los profesionales, cada vez hay más estrés laboral. Pero, ¿y si miramos al otro lado? En la otra orilla los usuarios también se muestran más estresados, insatisfechos y desbordados tanto que hasta llegan a agredir al personal sanitario (asunto injustificable pero cada vez más actual). Me harté de escribirlo en este blog cuando trabajaba en una planta y tenía más contacto con las familias, en bastantes ocasiones el trato era hostil, la gente venía muy enfadada y desconfiaba de todo, posiblemente motivados porque ya habían ingresado otras veces y no se habían sentido satisfechos (evidentemente, hay gente que se va agradecida y feliz, menos mal).

¿Tú volverías a ese bar en el que  hay días que los camareros van con prisa y te atienden tarde y acelerados por muy rica que esté la comida? No, pues aquí no nos queda otra. Los que llevamos ya tiempo trabajando en esto no vemos que la cosa mejore, todo lo contrario, la sensación es que va a peor, las bajas se cubren mal y tarde. La frase “hoy somos una menos” se repite con mucha más asiduidad de lo que debería, el ritmo en el turno es extenuante porque además de ser menos personal cada vez se nos exige más (asunto divertido porque generalmente las nuevas tareas se inventan por la seguridad del paciente”). Que no digo yo, que no soy una experta en adhesivos, que poner pegatinas de colores evite que me equivoque pero lo que sí que te aseguro es que me quita tiempo. O que rellenar mil escalas asegure el buen cuidado de tu enfermo, pero el medio turno que te pasas al ordenador se lo quitas a él.

Si tuvieras que contratar seguridad para tu casa porque hay un sinfín de robos en tu zona, ¿a quién lo harías? ¿A un vigilante que transita de pascuas a ramos porque circula por toda la urbanización o a varios? Los enfermeros somos los que estamos las veinticuatro horas con los pacientes. Invertir en nosotros es hacerlo en seguridad, en calidad, porque para eso nos hemos formado, creo que no debe de ser muy difícil de entender. Somos como el mejor guardia en el que se puede confiar para vigilar la salud de los usuarios.

¿Por qué he puesto el ejemplo al inicio del camarero? Porque yo misma, en alguna ocasión, he bajado el cuello y me he hecho la sorda cuando me llamaban puesto que no daba abasto, es lamentable reconocerlo, pero si te abordan por mil sitios a todos no puedes responder, por lo menos bien, o por lo menos yo. Y yo casi siempre he trabajado en público, pero lo de la privada… Eso es peor que el Primark. Allí no hay ratio enfermera-paciente, allí se mide el enfermero-kilómetro o eso nos cuentan los que trabajan en muchos hospitales y residencias privadas y parecen historias de terror.

Nada más que añadir, solo que espero, confío y deseo que este estudio se entienda bien y decidan apostar por la salud. La salud de nuestras vidas. Más enfermeros no debería ser una utopía, debería ser una realidad.

Irene Ferb – Soy enfermera y me enfermo cada vez que lo pienso

Para consultar la publicación original, puede acceder al siguiente enlace.

enfermeros, estrés laboral, ratio de pacientes, Recortes Sanidad

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