"Si el cine transmitiera otra imagen, la sociedad tendría otra valoración de la enfermera"

Lunes, 12 de junio de 2017

por diariodicen.es

Hemos entrevistado a María Teresa Icart Isern, catedrática de Enfermería de Salud Pública y Comunitaria de la Universidad de Barcelona, y coautora del artículo Enfermeras de cine: cómo son y qué hacen en la gran pantalla, de reciente publicación en la revista Metas de Enfermería, sobre el reflejo que el séptimo arte hace de la profesión enfermera.

Realiza un repaso de las películas que mejor y peor plasman la labor de los profesionales enfermeros, y hace un llamamiento para que desde los diversos colegios y asociaciones de enfermería colaboren en la identificación de los filmes que denigran o menosprecian el trabajo de los enfermeros.

Pregunta: En general, ¿cómo se ve reflejada la enfermería a través del cine? 

Respuesta: No podría definir una única manera en la que la enfermería se ve reflejada en el cine. La variedad es enorme, abarca desde la enfermera bondadosa, sumisa y frágil, hasta la rebelde y contestataria pasando por la impúdica y la perversa o asesina. También hay películas que presentan profesionales competentes que realizan su trabajo con eficiencia y calidad.

P.: ¿Qué películas exhiben de forma más acertada la profesión?

R.: Quizás la enfermera Mioara en La muerte del Sr. Lazarescu y Sussie en Amar la vida, que representan a una enfermera del Servicio de Urgencias y a una de paliativos, respectivamente, desarrollan su labor en entornos más cercanos a la realidad de nuestro tiempo.

P.: ¿Y las que peor?

R.: Sin lugar a dudas, las del cine B o porno. Son películas para un público poco exigente, que, a través de las fantasías de dominación hacia una mujer, disfrazada de enfermera, trata de escapar de sus frustraciones y complejos. Otras películas muestran chicas vestidas de enfermeras que en su ingenuidad y torpeza, como en Persiguiendo a Betty, permiten que algunos se sientan algo menos tontos o estúpidos.

P.: ¿Qué cambiaría de esas películas para que fueran un retrato más fiel de la enfermería?

R.: No debemos olvidar que el cine está pensado sobre todo para entretener, adoctrinar y recaudar. Para cambiar aspectos que el cine muestra de los profesionales enfermeros se debería construir otro relato, que no suele ser tan divertido y en el que estos profesionales educan, advierten de riesgos, corrigen o evitan errores, acompañan a los pacientes y allegados… pero también se equivocan, se frustran y se enfadan con el sistema sanitario, entre sí y con otros profesionales.

P.: ¿Cree que si, en estas películas, el cine transmitiera otra imagen de la enfermería, la sociedad tendría otra concepción de la profesión?

R.: Si el cine transmitiera otra imagen, la sociedad tendría otra valoración de la enfermera. Por eso es fundamental que ofrezca una perspectiva de género, alejada de tópicos y estereotipos, en la que destaque la valía de los enfermeros. El cine también puede educar, promover el análisis y la crítica. En ese sentido, desde la formación de pre y postgrado, las películas se pueden emplear como ejemplo o como contraejemplo. También es importante la denuncia, por parte de los colegios y asociaciones, del cine y las series que denigran o ridiculizan a estos profesionales.

P.: La figura de la enfermera es una constante en el cine bélico, desde Adiós a las armas hasta El paciente inglés, teniendo en cuenta que la profesionalización de la enfermería vino con la guerra de Crimea, ¿cree que están bien plasmadas las funciones bélicas de los enfermeros?

R.: Una vez más hay de todo. La enfermera de El paciente inglés no es igual a la de M.A.S.H. Creo que se ha abusado de la enfermera de guerra, porque no son tantas ni el escenario bélico es el habitual. A propósito, sería interesante valorar la figura de F. Nightingale desde perspectivas que trascendiesen la más tradicional.

P.: Las series de médicos son bastante populares, ¿qué papel tienen los profesionales enfermeros en dichas series?

R.: En general, son comparsas de los médicos. Son colaboradores más o menos eficientes, compasivos y comprensivos con el dolor de los pacientes, que interceden por ellos cuando las decisiones médicas les parecen equivocadas o injustas. Las series como Llamando a la comadrona, Enfermera Jackie, Hawthorne, incluso la serie Las enfermeras, de los sesenta, con sus claros y oscuros, pueden ser material de análisis.

P.: En su artículo recientemente publicado en la revista Metas de Enfermería afirma que, en el cine, se tiende a infravalorar a los enfermeros varones, ¿por qué cree que ocurre esto?

R.: A los enfermeros varones se les infravalora y ridiculiza, salvo excepciones, como en Magnolia. Seguramente tiene que ver con una sociedad que en general infravalora lo que tradicionalmente ha sido ejercido por la mujer. Es bien sabido que las profesiones, ocupaciones o actividades adquieren un rango superior cuando son realizadas por varones, es el caso de los chefs, coiffeurs, modistos… ¿pasará lo mismo con la enfermería si se masculinizara?

P.: ¿Qué cambiaría usted para que esto no fuera así?

R.: Creo que se trata en primer lugar de identificar el problema, analizarlo y ofrecer recursos para paliarlo. En ese sentido destacaría los numerosos artículos y trabajos que abordan el tema de cine y enfermería desde métodos propios de la investigación cualitativa. Naturalmente, las tesis de doctorado como la de E. Babini (The representation of nurses in American, British and Italian feature films, Kings College London, 2016) pueden contribuir a ampliar la comprensión y a profundizar sobre la valoración social de la enfermera. La calidad de la atención es una cuestión que, sin duda alguna, tiene mayor impacto y trascendencia en la vida de los seres humanos si la comparamos con los récords, triunfos o fracasos deportivos de cualquier deportista de élite, por poner un ejemplo.

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