La solidaridad, la cooperación y el compromiso que se tiene en la enfermería, cuya misión principal consiste en apoyar a quien lo necesita, son elementos que fomentan la labor desempeñada a diario por enfermeros de todo el mundo, representando para el médico un apoyo esencial a la hora de ofrecer la mejor atención a los pacientes.
Cada año, miles de enfermeros y enfermeras procedentes de numerosos países europeos y latinoamericanos se embarcan en misiones de voluntariado sin ánimo de lucro, en países empobrecidos que no disponen de las condiciones necesarias en materia de sanidad. África sigue siendo el principal destino de la mayoría de profesionales sanitarios. 
Y es que las enfermeras son cada vez más conscientes de la importancia de su trabajo y en consecuencia de su potencial de acción. Por ello, su figura resulta fundamental en aquellos países, convirtiéndose en pieza clave para lograr el reconocimiento de la salud como un derecho fundamental, gestionando el trabajo para la mejora de la salud de esas poblaciones.
Formar a las enfermeras en una serie de valores morales y éticos es algo que no debe faltar en la profesión, liderando equipos de cooperación interprofesionales que ayuden a profesionalizar el cuidado ofrecido a los pacientes, conscientes de que la responsabilidad ética surge de su propio sistema de valores personales y profesionales.
Organizaciones no gubernamentales llevan a cabo una serie de actividades solidarias que dependen de la implicación de personas voluntarias, ya sean sanitarias o no sanitarias, las cuales, a través de su compromiso y ayuda desinteresada, consiguen que les llegue la ayuda necesaria a aquellos países que necesitan una mejora en sus condiciones de vida. Por ello, el papel de la enfermería resulta clave para todos ellos.
