Varias enfermeras ucranianas improvisan una clínica en un sótano para cuidar de 21 bebés nacidos por gestación subrogada, una práctica permitida en el país y de la que nacen miles de bebés al año. Muchos de ellos se los llevaban a otro país pero ahora, a causa de la guerra, no ha sido posible y las enfermeras están preocupadas por ellos: “No tienen quien los ayude”.
Los bebés nacieron por gestación subrogada en varios hospitales de la capital, pero han sido trasladados a un único centro por su seguridad donde un grupo de enfermeras los cuida en un sótano a las afueras. “Las futuras familias, provenientes de diferentes partes del mundo, no pueden venir a recogerlos a causa de la guerra”, explica la enfermera ucraniana Oksana Martynenko.
Esta enfermera tiene a su familia lejos, en una ciudad a 320 kilómetros al este de la capital que ha sufrido también bombardeos de Rusia, pero asume que es muy peligroso intentar llegar hasta ellos. Lleva sin verlos desde el 24 de febrero cuando comenzó la invasión rusa aunque les llama cuando puede para asegurarse de que están bien y a salvo. “Esperamos recibir noticias cada día sobre lo que está ocurriendo allí, pero no podemos abandonar a estos bebés. No tienen la culpa de lo que ha pasado. No es su culpa que los padres no puedan venir a llevárselos. Por lo tanto, estamos aquí, lidiando con ello y ayudando con lo que podemos”, explica a la agencia Reuters.
El personal asegura que dos parejas, una de Alemania y la otra de Argentina, habían llegado a Kiev para reunirse con sus bebés, pero no está claro cuándo podrán sacarlos del país.
