La actriz Beatriz Rico es muy conocida por sus papeles en series como Un paso adelante, A las once en casa, 7 vidas, decenas de películas y obras de teatro. Pero, aparte, ahora también está de gira con la obra Antes muerta que convicta, un monólogo que lleva cinco años representando. Además de todo esto, siempre ha estado muy vinculada a la sanidad, trabaja como voluntaria en el Hospital Infanta Sofía de Madrid, algo que siempre ha defendido:
“Soy voluntaria en el Hospital Infanta Sofía (Madrid). Los enfermeros no hacen solo su labor como profesionales de la salud, es que son también familia, amigos, acompañantes y psicólogos porque hay pacientes que hay veces que están muy mal de ánimo, también su familia, porque las horas en un hospital son el doble, son eternas y a veces la debilidad se va a la cabeza. El personal de Enfermería anda volando de una habitación para otra porque tienen mucho trabajo y son ángeles, siempre tienen una parada de cariño, aliento”.
“Con ellos los pacientes no se sienten número, no se sienten uno más, a todos se les habla por su nombre y eso también cura. Yo pasé una Nochebuena en un box de urgencias con una infección respiratoria. Gracias a los médicos, enfermeros, celadores, auxiliares, no tengo el recuerdo malo. Estaban con los gorritos, matasuegras, con un buen humor extremo porque ellos pensaban «jo, pobres pacientes que sus familias están comiéndose los langostinos y ellos están aquí», pero es que ellos también estaban allí y trabajando, en ningún momento se les fue la sonrisa ni el buen humor”, explicaba en una entrevista a la revista Metas de Enfermería.
Beatriz Rico vuelve al voluntariado
Después de un largo parón por la pandemia, ha anunciado que vuelve y está feliz de seguir por quinto año consecutivo ayudando porque, como bien dice, ella también ha aprendido muchas cosas de los pacientes:
“Después de un largo parón pandémico, por fin volvemos a nuestro voluntariado en el hospital de la Comunidad de Madrid en el que he estado trabajando los últimos 5 años.
Y digo “por fin” porque, no solo he echado de menos a mis compañeros, he echado mucho de menos a los pacientes. Mucho-muchísimo. Trabajamos con personas mayores, y no sabéis todo lo que he aprendido gracias a ellos acerca de la fortaleza, la dignidad, la aceptación, el sentido del humor, el agradecimiento… es la vida en vena.
Al salir de la habitación nos dan las gracias y yo las gracias se las doy a ellos, porque siempre me voy con más de lo que llegué. Y al acabar mi turno y quitarme la bata, tengo un extraño subidón y la sensación de que pinto algo importante en el mundo. Siento que mi trabajo merece la alegría.
“Uno no sabe lo que es la felicidad hasta que hace algo por alguien que no puede hacer nada por ti”.
VOLVEMOS ”, escribió en sus redes.
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