Cuando las heridas no cicatrizan con facilidad por su gravedad, como en el caso de algunas quemaduras, o porque se cronifican, como heridas vasculares o pie diabético, saltan las alarmas. La lesión no solo supone una importante merma en la calidad de vida de quien la sufre, sino que es un foco de riesgo de infecciones, con el consiguiente uso de antimicrobianos y posibilidad de generar resistencias. También consume importantes recursos sanitarios al precisar los afectados curas muy frecuentes.
En la época de pandemia, además, constituyen un riesgo añadido por la necesidad de realizar más visitas a hospitales o centros de salud. Para dar respuesta a esto, 200 profesionales sanitarios en España han evaluado en sus pacientes una nueva tecnología que ayuda a reducir el exudado de estas heridas, úlceras por presión y vasculares, y, de este modo, acelerar la cicatrización. Se trata de la tecnología HexaLock®, desarrollada por Coloplast e implementada en el producto Biatain Fiber®. Los primeros resultados han sido presentados en el XIII Simposio Nacional sobre Úlceras por Presión y Heridas Crónicas, celebrado en Toledo.
Este producto, que probaron los primeros pacientes españoles hace un año, ha sido desarrollado gracias a la experiencia de las enfermeras y los médicos. Uno de los encargados de explicarlo en el simposio fue el doctor José Ramón Martínez, jefe de servicio de la Unidad de Quemados del Hospital La Paz, en Madrid. “Las quemaduras generan mucho exudado, que tiene consecuencias en los pacientes: provoca fugas y maceración de las heridas, con riesgo de infección por pseudomonas. Los quemados presentan heridas exudativas por definición”, explica. En el citado encuentro, el doctor Martínez expuso algunos casos clínicos, como el de un paciente con quemaduras de tercer grado al que se le aplicó un injerto y el apósito Biatain Fiber® para recoger el exudado bajo el injerto. Además de las quemaduras, señala, “en la cirugía plástica hay otras circunstancias en las que puede ser necesaria esta tecnología”, como el caso de una paciente con reducción de mamas para la que se empleó esta tecnología en el implante de areola y pezón.
Además de las grandes quemaduras y de las heridas quirúrgicas, otros pacientes son candidatos a emplear la nueva tecnología. Es el caso de algunos mayores o en situación de dependencia. “En muchas ocasiones, presentan heridas de difícil cicatrización, que son expresión del estado de fragilidad de su organismo. En una persona mayor, una herida pequeña puede cronificarse si no la gestionamos de manera eficaz”, señala Ángel Francisco Cuesta, supervisor de enfermería del Centro Asistencial Birijinetxe IFAS Bilbao, que también intervino en la jornada. Destaca que la tecnología HexaLock® “integra fibras a una red hexagonal reforzada que proporciona la fuerza necesaria” para facilitar la cicatrización. Con este mecanismo, “da un confort a los pacientes que es un valor que tener en cuenta y, a los profesionales, nos da una capacidad de gestión del exudado muy alta, que hace que podamos planificar las curas y ahorrar los tiempos de enfermería”.
Carmen Blasco, enfermera clínica de LPP y Heridas Complejas del Hospital Germans Trias i Pujol, en Barcelona, también subraya la importancia del producto para la eficiencia de los recursos. Esta profesional, miembro del Comité Director de GNEAUPP, ha tenido que atender a pacientes con COVID-19 grave que, a raíz de los periodos prolongados de hospitalización y UCI, han desarrollado heridas que se han cronificado. “Lesiones que teníamos olvidadas han vuelto a aparecer por la COVID-19”, asegura. Blasco expuso uno de estos casos en el simposio, el de un varón de 63 años que presentaba una úlcera por presión en el sacro originada en la UCI COVID y fue tratado con Biatain Finer® con tecnología HexaLock®. “Antes de emplear este apósito, las curas se realizaban dos y tres veces diarias. A los 15 días, pasamos a curas diarias o cada dos e incluso tres días. Esto es muy positivo para el personal de enfermería, que siempre está escaso de tiempo, pero sobre todo para el paciente”, destaca. “Se sentía más cómodo, agradecía no tener que ser manipulado cada poco tiempo… Pero lo más importante fue la posibilidad de realizar la hospitalización a domicilio. Hay que recordar que los pacientes COVID estaban aislados, no veían a nadie ni tenían contacto con su familia. En este caso, poder marchar a casa fue muy importante para él, pudiendo mantener la continuidad de los cuidados”.
Por su parte, Justo Rueda, enfermero de Atención Primaria en el Centro de Salud Terrasa Nord, en Barcelona, y miembro del Comité Directivo de GNEAUPP, es uno de los profesionales que ha probado en más pacientes la tecnología HexaLock®, con una veintena de casos. En el simposio destacó, como los demás ponentes, “la capacidad de absorber y retener, que permite espaciar las curas”, pero también señala “un plus del producto” que asegura que será necesario investigar: “la capacidad para limpiar la herida”. Para ello, cuenta “uno de los casos más espectaculares” con los que se ha encontrado, el de una mujer de 53 años con úlceras venosas en ambas piernas, con mal olor, que acudió al centro de salud. “Lo primero que preguntó fue si le iban a amputar las piernas”, recuerda. “Con el nuevo apósito pudimos gestionar el exudado sin afectar a la zona perilesional y reducir el olor de la herida, y cuando hablamos de mal olor, hablamos de infección. Lo pudimos hacer sin necesidad de utilizar productos con plata o antisépticos”, apunta.
Otro de los aspectos en que inciden los sanitarios, junto con la mejora de la cicatrización y el confort, el ahorro de recursos y la reducción de consultas presenciales, es la posibilidad de controlar la carga necrótica de la herida y, así, poder emplear menos apósitos antimicrobianos. La mejora de la gestión del exudado del nuevo producto supone, por tanto, un avance para combatir las resistencias a los antibióticos. Todas las heridas contienen bacterias, incluso las que cicatrizan normalmente, pero si aumenta su carga bacteriana, esta se puede infectar, ocasionando un retraso en la cicatrización, lo que provoca, en muchos casos, el uso de antibióticos. La sobreexposición a estos fármacos es una de las causas del aumento de las resistencias que, en la actualidad, es una de las mayores amenazas para la salud mundial.
Por otro lado, esta tecnología ofrece, además, la posibilidad de “rehabilitar al paciente en el ámbito social”, enfatiza Rueda. “Con una herida con mucho exudado”, informa, “no se puede salir de casa. Si se controla, no solo mejora la limpieza de la herida, sino que los pacientes ganan en seguridad y autoestima. Pongamos a la persona en el centro de nuestras intervenciones, aplicando los mejores recursos disponibles”, concluye.