El Hospital de Valme, ubicado en Sevilla, instaló recientemente un fotomosaico con imágenes de su personal a modo de homenaje a todos los profesionales sanitarios por su labor en la pandemia. El proyectó partió del enfermero de UCI José Manuel Andrade, que durante estos meses ha ido retratando el trabajo de sus colegas en la unidad; su compañera María de los Ángeles Risco ha sido la figura central del mural, en torno a la cual se ha ido componiendo, con las fotografías del resto de trabajadores, la imagen de una enfermera. Nos atienden ambos para hablar sobre la iniciativa, sobre la acogida que ha tenido, sobre el resto de homenajes a las enfermeras que se han ido sucediendo en este tiempo y sobre las experiencias en UCI durante esta época.
Pregunta: ¿Cómo surgió la posibilidad de formar parte de esta iniciativa?
Respuesta: José Manuel Andrade: Es una iniciativa particular. Cuando comenzó la pandemia, intuía, y no me equivoqué, que íbamos a vivir una época única y especial. Empezaba algo nuevo, distinto y desconocido. Me aventuré a llevar mi cámara fotográfica en mis turnos de trabajo. Los primeros días era imposible sacar la cámara dentro de la unidad. Prisas, carreras, nerviosismo, miedo…Un día, en la sala de estar, haciendo un descanso, realicé un retrato de un compañero, lo edité en blanco negro y le puse una frase motivadora especial para él. Gustó bastante y los compañeros iban reclamando su retrato, a modo de recuerdo de la pandemia. En esa fase llegué a realizar más de 500 retratos a los compañeros que culminé con un collage de fotos de todos ellos. Más avanzada la pandemia quise que mi cámara realizara un homenaje más extensivo a todos, no solo al personal de UCI. En esta lucha han colaborado todos los estamentos, tanto asistenciales como de servicios y gestión, así como los compañeros de primaria. De ahí surge la idea de recopilar fotos de todos los compañeros del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla que quisieran colaborar y tener también su debido reconocimiento por su gran labor.
El proyecto fue calurosamente acogido por la dirección, que facilitó la articulación de la iniciativa. Se creó una dirección de correo que fue publicitada en la intranet del área sanitaria, a la que los profesionales mandaron sus fotos; y yo fui recopilándolas. Se llegaron a recoger aproximadamente unas 1.200 fotografías. Luego se fueron editando para formar el mosaico y fundido con una figura principal. La idea del mosaico surge de la necesidad de hacer extensivo ese reconocimiento, no solo al personal sanitario, sino también al personal de servicios, gestión y administración. Todos han aportado su granito de arena para salir adelante de esta pandemia.
María de los Ángeles Risco: José Manuel Andrade y yo somos compañeros de equipo en la UCI, testigos de primera línea de los cuidados intensivos de los pacientes con COVID-19. Durante la pandemia él ha tenido una gran inquietud creando continuamente proyectos en los que unía la labor de todos los que trabajaban en la unidad en la pandemia con la fotografía. Los homenajes al personal sanitario se comenzaron a suceder en diferentes lugares del país y él dilucidó cómo reflejar de forma original y simbólica el gesto de agradecimiento que la Dirección del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla dedicaría a sus profesionales. Al ser compañeros y formar parte de su equipo en nuestro servicio clínico de UCI, pensó en mí como imagen para dicho homenaje, que consistía en una enfermera como figura principal de un gran mosaico formado por fotografías de todos aquellos que habían luchado en la pandemia. Mi decisión de participar vino precedida del gran orgullo que suponía ser elegida para dicho proyecto. En algún turno de trabajo en el hospital José Manuel me confirmó que estaba todo el proyecto aprobado y que se había puesto en marcha. Me puse muy contenta a la vez que nerviosa solo por intuir lo que ello conllevaba.
P.: ¿Qué acogida ha tenido la iniciativa, una vez concluida, entre los profesionales y los pacientes del hospital?
R.: JMA: La respuesta ha sido magnífica, ha gustado mucho tanto la parte estética como el reconocimiento simbólico dirigido a todos los trabajadores. Además, se ha dedicado un especial homenaje a dos compañeros fallecidos durante la pandemia. Se les ha colocado en un sitio especial y otorgado más visibilidad; ese emotivo detalle ha sido muy apreciado.
MÁR: Realmente positiva. Es una imagen que transmite muchos sentimientos y la gente los percibe y siente. Es grande la emoción de todos aquellos que se sienten homenajeados y a la vez de los que están agradecidos por el trabajo realizado durante la pandemia.
P.: Estos meses se están multiplicando los homenajes a los profesionales enfermeros en forma de nombres de calles y de plazas, reconocimientos de administraciones… ¿Creen que con la pandemia ha cambiado la imagen social que se tenía de la enfermería?
R.: JMA.: En ciertos círculos, creo que sí: se ha cambiado la valoración de nuestro trabajo. Se aprecia el gran esfuerzo realizado. Un gran esfuerzo mantenido y ya muy duradero. Muchos compañeros enfermaron e incluso algunos fallecieron y todos realizando su labor asistencial de la forma más profesional posible. Este sobreesfuerzo ha trascendido al ámbito general y creo que es valorado. Esperemos que no se olvide y sirva para recordar la importancia de nuestro papel en la sanidad y seamos cuidados y respetados como nos merecemos.
MÁR.: Por supuesto. Ya era evidente que la Enfermería ocupaba un importante lugar en la sociedad, pero ahora aún más, porque la ciudadanía ha sido consciente de que la profesión está preparada para afrontar todo tipo de dificultades. En la pandemia, y antes de ella, las enfermeras hemos aprendido rápido para actuar rápido, hemos superado nuestros miedos. Por lo general, somos pura empatía con pacientes y familiares, hemos educado y resuelto dudas ante el desconocimiento de los ciudadanos sobre cómo afrontar esta pandemia, etc. Ahora toca reconocerla y mirar por ella, porque lo que hemos vivido y sentido en este tiempo ha sido un esfuerzo sobrehumano.
P.: ¿Qué experiencias ha vivido en la UCI durante este tiempo?
R.: JMA.: Hemos tenido que vencer nuestros miedos, asumir fracasos, ya que muchos de los ingresos no han tenido un feliz desenlace. También hemos demostrado la fortaleza de seguir adelante ola tras ola, que reinventarnos y adaptarnos a una situación nunca vivida, que asumir algo que nunca había pasado: el enfermo estaba solo, sin familia, una situación complicada de gestionar.
Pero también hemos curado a muchos y ese es el motor de nuestro día a día: el que se recupera, el que sana, el que está muy grave y al final, poco a poco, va mejorando y se va de alta. Eso no tiene precio y es lo que nos da energía para seguir luchando.
P.: ¿Ha querido reflejar la labor en la unidad durante la pandemia con su trabajo como fotógrafo?
R.: JMA.: He intentado usar la fotografía como herramienta de visibilidad para darle un reconocimiento a los compañeros, que se vea a través de las imágenes lo que hacemos; como se suele decir “una imagen vale más que mil palabras”. El lenguaje visual es muy importante y, como aficionado a la fotografía, he intentado potenciarlo. Además otra virtud de la fotografía es que atrapa un momento y conserva un recuerdo. Ahí estarán esas fotos, esos recuerdos de las experiencias vividas y los momentos pasados. Dentro de unos años cobrarán más valor.
Mis felicitaciones a los colegas que han percibido mejorías en la valoración de nuestra carrera. En mi país, Argentina; todavía nos ignoran. Muchos colegas fallecidos por tapologías de base, obligados a trabajar, aún sabiendo que no debían hacerlo…