El chat del curro

Miércoles, 4 de diciembre de 2019

por Sonia Palencia

Se le ha ocurrido a mi supervisora que crear un grupo de WhatsApp de la unidad nos va a venir de lujo para estar comunicadas. No nos pide autorización expresa, apareces incluida y ya está, todas comunicadas. Desde entonces, las conversaciones son para analizarlas.

Empezamos haciendo cambios de turno entre nosotras. Pero acabó opinando la supervisora y denegando antes de que lo lleváramos a cabo. En cuanto nos dimos cuenta, volvimos al WhatsApp privado y al papelito convencional. Se acabaron los problemas.

Cogimos confianza y el chat sirvió para preguntar por las responsables de “ciertos olvidos”, degenerando en poco tiempo en un “vamos a sacar defectos, tralará…” o “soy la que más curra porque el resto pasa”. Más o menos tipo:

-¡Buenas noches! Acabo de llegar a mi turno y el paciente de la 18A tiene una flebitis de caballo y la vía no le va desde hace horas. Que podíais haber cambiado la vía, a quien le correspondiera.
-¡Que digo que el de la 29B no tenía pasado el tratamiento…y no parece que hubiera mucho lío esta mañana, para quien le tocara !
-¡Que el de la 16C tiene oxígeno puesto y se lo quitaron hace dos días, las unas por las otras! A ver, ¿qué ha pasado?

O surge una incidencia en fin de semana y en el grupo la “súper” nos lanza un aviso tipo dardo personalizado: “Chicas, que Zutanita se ha puesto mala y no puede venir mañana domingo, a ver quién puede hacer el turno”. Silencio total. “¡Fulanita! La del refuerzo, que mañana vengas de mañana que te toca”.

Así que ni un “Zutanita, que te mejores”, ni un gracias a Fulanita, que es la que se va a quedar sin descanso de fin de semana, no sea que hablemos y la “súper” nos haga ir a nosotras.

Hay veces que una compañera valiente comparte algún cartel reivindicativo, que si es de enfermería o de sanidad, ni tan mal. Entonces la “súper” hace algún comentario tipo “tenemos lo que nos merecemos o es que no nos tomamos en serio el trabajo”, y consigue hacerte reflexionar y preguntarte: “Pero ¿este comentario, a qué viene? Si desde que llego al curro hasta que salgo ni a un café ni a un saludo me da tiempo, si es que vuelvo a casa fundida, cómo me voy a tomar en serio nada y ¿a qué se refiere con que nos lo merecemos?”. Pero no te atreves a escribirlo porque la preparas.

Peor aún si son chascarrillos políticos o chistes malos lo que circula en el chat. La cosa puede liarse y estar hasta las tantas de discusión activa. Que si “ni te va ni te viene”, pasas, pero es que cuando vuelves a mirar el mensaje son doscientos y pico los que tienes que leer si quieres ponerte al día. ¿Que pase de leerlos? De eso ni hablar, porque entre los cientos o trescientos, igual han quedado para hacer un pedido de colonias y maquillajes por Internet. Que salen más baratos los pedidos conjuntos y me quedo sin ello.

A ver, que también pasamos información profesional. Compartimos cursos online gratuitos, un congreso, unas jornadas, notas de prensa o boletines con información sobre carrera profesional, bolsa de empleo, etc., de sindicatos o boletines oficiales, que nos da lo mismo. Con lo fácil que es hacer una foto y pasarla. Nos hemos vuelto muy tecnológicas para depende qué cosas.

El caso es que somos muchas, y cualquier movimiento genera muchas respuestas (salvo las propuestas de la “súper” de sustituir a alguien o ir a reforzar en fin de semana o festivo y en tu día de descanso, que podían contratar, que en bolsa siempre hay gente en paro).

Reconozco que incluso preguntamos por cotilleos, las más osadas, tipo “dicen que la “súper” de la sexta lo deja, ¿sabéis algo? Y, ¿a quién van a poner?”.

Total, que cada vez que se mueve ese chat, todas temblamos. Y que desde que la “súper” lo creó, la comunicación entre nosotras es más y mejor, que es muy divertido comentar lo que se dice en el chat del trabajo.

Conclusión, yo que nunca fui de leer demasiado, ahora no me parece tanto ni El Quijote de Cervantes, ni Los miserables de Victor Hugo, ni En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Y que como me desconecte del teléfono, no me da la vida para ponerme al día con tanto mensaje en tanto chat.

Y luego dicen que no hay que hacer caso al teléfono. ¡Pues se me acumula la faena!

Sonia Palencia – Enfermera de trinchera

Para consultar la publicación original puede seguir este enlace.

Chat, enfermería

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