El Hospital Clínico San Carlos, ubicado en Madrid, ha creado unas salas específicas para llevar a cabo la monitorización, el control y el seguimiento de la actividad cerebral de los pacientes infantiles con epilepsia, que facilitan la evaluación de la evolución del niño a lo largo de las 24 horas del periodo de ingreso, que se puede prolongar hasta los cuatro días. 
De esta forma, apuntan desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid en un comunicado, en estos espacios se permite registrar, de forma simultánea, la actividad clínica mediante el vídeo y la cerebral a través del encefalograma. Este estudio cuenta con una gran importancia a la hora de identificar la epilepsia y establecer su tipo, lo que es fundamental para el abordaje terapéutico del paciente debido a que no todos responden de la misma manera al tratamiento farmacológico.
Durante su estancia, los afectados pueden estar acompañados de sus padres. Además, con el objetivo de enfatizar en su comodidad, las salas están decoradas con motivos infantiles y juveniles y disponen de una televisión y de una consola PlayStation, para lo que han colaborado la Fundación CurArte y la Fundación Luchadores AVA, que pueden emplear en actividades de ocio en su hospitalización mientras profesionales sanitarios se encargan, en la sala adyacente, de su monitorización.
De acuerdo con los datos ofrecidos en la citada nota informativa, de forma anual cerca de 2.300 pacientes infantiles acuden a las unidades que conforman el Instituto del Niño y del Adolescente del Clínico de Madrid, a saber, pediatría, cirugía pediátrica y neonatología; en el instituto se atienden, asimismo, alrededor de 19.000 consultas externas, 12.000 urgencias o cerca de 380 estancias en el Hospital de Día, entre otras cifras.
Por otra parte, destacan desde el Ejecutivo autonómico, está estimado que la prevalencia de la epilepsia activa en la Comunidad de Madrid se sitúa entre los cuatro y los seis habitantes por 1.000, con mayor incidencia en la población infantil y anciana, elevando el dato hasta 12 a lo largo de la vida, como uno de los trastornos neurológicos más habituales.
