Humanizar desde el corazón y la actitud

Martes, 11 de junio de 2019

por Alberto Luque

Que la relación sanitario-paciente siga siendo de humano a humano y no de robot a cliente. La transformación digital no debería implicar deshumanización profesional. Ambas son y deben ser compatibles. Saturación, recortes, masificación, presión asistencial que nos machacan y nos queman. Pocas profesiones han sufrido tanto en sus carnes el deterioro del sistema en estos años de carestía como la sanitaria.

Nos dijeron que la tecnología nos haría libres y apostamos por optimizar procedimientos, buscar eficiencia a costa de menos personas y más máquinas. Y esa transformación sería muy útil si los propios profesionales no fuésemos tan reticentes al cambio y si desde la organización se apostase por formación, una optimización tecnológica adecuada y no solamente por adquirir la última versión.

La transformación digital nos deslumbró

La empresa que no apostaba por ella quedaba descolgada y es muy cierto que sin la tecnología no hubiésemos alcanzando las cuotas de eficacia, pero queda alcanzar la excelencia. En algún momento de la evolución se nos olvidó que los sanitarios tratamos con personas, no con bultos. No somos una empresa de logística que almacena paquetes, no tratamos con materia prima inorgánica. No tratamos clientes, ni números, ni casos clínicos interesantes…

En algún momento de esta hipertecnologización perdimos el foco, dejamos de mirar a la cara, dejamos de saludar, dejamos de preguntar por la familia, por las preocupaciones de nuestros pacientes.

Había que hacer más con menos y rápido, todo rápido, quizá excesivamente rápido.

“Big Data de sufrimiento y penas”

Datos y más datos, analizando “Big Datas de sufrimiento y penas” encontraríamos la solución a mil problemas de salud, y así es en muchos casos, no en todos, no siempre. Rellenar mil y un registros, mil formularios y mil encuestas sería la solución a casi todo. Alguien pensó en la transformación de las personas, de los profesionales… Y en ello andamos.

Todo nos ha llevado a un nivel superior de eficiencia y quizá eficacia. Quizá transformación de organización y personas sea el camino, quizá esa evolución sea compatible con mantener la esencia, quizá no solo sea compatible sino imprescindible. Tenemos la tecnología, usémosla, y quizá añadiendo un plus de humanidad, podríamos alcanzar aquella tan deseada excelencia.

A veces me pregunto…

¿Dónde queda el trato cercano, el aliento, el calor de humano a humano?

¿De verdad no hay tiempo para un hola?

¿De verdad somos máquinas de aplicar protocolos?

¿De verdad un robot podría hacer mi trabajo?

¿Cómo humanizamos a esos profesionales saturados, quemados y en no pocas veces hastiados del sistema?

Y llegó la humanización, alguien pensó que nos habíamos pasado algunos pueblos y… humanizamos procedimientos, humanizamos técnicas, estructuras, edificios. Pero ¿cómo humanizamos a esos profesionales saturados, quemados y en no pocas veces hastiados del sistema?

No seré yo, simple enfermero de ambulancia, quien diga tener la solución. Yo solo digo que ojalá aquel fonendo me siga sirviendo para escuchar la inquietud de mi paciente, ojalá nunca me falte una mirada, una escucha activa, una asertividad en mis planteamientos, un apretar una mano, una caricia en la despedida, un abrazo siempre que sea necesario. Que nunca me falten, que nunca los niegue.

Yo solo digo que ojalá nunca me falte ese “hola” al llegar y un “espero que se mejore” al dejar a nuestros pacientes en aquella cama de hospital; aunque su historia sea digital. Yo solo digo que ojalá el calor siga siendo de humano a humano y no de circuitos electrónicos a cliente. Yo solo digo que quizá deberíamos plantearnos humanizar desde el corazón y la actitud y no solo desde la aptitud y la tecnología.

 

Alberto Luque  

Para consultar la publicación original, puede acceder al siguiente enlace.

enfermeros, humanización, relación con el paciente, tecnología

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*