“Humanizar la salud no es algo opcional en nuestra profesión, sino que es intrínseco a ella”

Jueves, 14 de febrero de 2019

por diariodicen.es

María José Solaeta y María Ángeles Rodríguez-Calderita, supervisora y enfermera, respectivamente, del Hospital de Día del Infanta Leonor, en Madrid, pusieron en marcha, hace años, el “Camino de esperanza”, una iniciativa con la que cada dos años recorren el Camino de Santiago con pacientes tratadas de cáncer de mama. Por su proyecto, el centro fue recientemente reconocido en los Premios Hospital Optimista.

Estas enfermeras nos atienden para hablar de su iniciativa, de los beneficios que supuso en la salud de las mujeres desde diversas perspectivas y de la importancia de la humanización de la asistencia sanitaria.

Pregunta: Háblennos de su proyecto, “Camino de esperanza”. 

Respuesta: Consiste en la realización del Camino de Santiago con mujeres que han sido tratadas de cáncer de mama. Tiene como objetivos fundamentales conseguir en estas pacientes una rehabilitación completa y su reinserción a una vida normal una vez finalizados todos los tratamientos necesarios, así como fomentar en ellas hábitos de vida saludables.

“Camino de esperanza” es un proyecto en el que confluyen la convivencia y la armonía, una actividad que exige normalización física y personal, y que, además, sirve para fortalecer, más si cabe, las relaciones personales establecidas entre las pacientes y el personal sanitario.

P.: ¿Cómo surgió la posibilidad de ponerlo en marcha? ¿Cómo se decidieron a hacerlo?

R.: Fue una iniciativa muy pensada y meditada en su primera edición. Para la adecuada selección de candidatas se tienen en cuenta criterios del estado de salud, evolución de la enfermedad y tratamientos en fase activa de aplicación. La mayoría ha recibido quimioterapia, aunque también hay un porcentaje muy pequeño que solo ha requerido cirugía o radioterapia.

Contamos con el apoyo del jefe del Servicio de Oncología de nuestro hospital y de las direcciones de Enfermería y Gerencia. Desde el año 2012, hemos desarrollado cuatro ediciones de “Camino de esperanza”.

P.: ¿Qué objetivos se plantearon con ello?

R.: Las consecuencias negativas a nivel psicosocial que se han descrito en la literatura cunado a una mujer se le diagnostica un cáncer de mama abarcan desde miedo, ansiedad y depresión hasta alteraciones en los roles sociales. Además de la afectación que suponen en sí mismos pueden influir en un adecuado afrontamiento de la patología y en la calidad de vida posterior. Las intervenciones dirigidas a prevenir y abordar estas repercusiones psicosociales son necesarias y el beneficio que aportan justifica su adopción.

“Camino de esperanza” es un proyecto terapéutico basado en la humanización de los cuidados que supone una intervención biopsicosocial muy amplia.

P.: ¿Qué beneficios han podido observar en la salud de las pacientes, tanto física como emocional, que han participado en el programa?

R.: En primer lugar, favorece la normalización de la vida y la integración de la mujer en sus ámbitos habituales. También contribuye a mejorar las relaciones humanas, creando entornos acogedores y ayudando a que las pacientes oncológicas puedan superar y afrontar sanamente una situación difícil. Sirve, asimismo, para promover hábitos de vida saludables y conseguir una mejor calidad de vida.

Por otro lado, establece una dinámica de grupo entre mujeres con la misma patología, en la que tienen cabida sus pensamientos y sus miedos aportando, y donde cada una de ellas puede aportar su experiencia personal; este ambiente que se crea entre las afectadas perdura y les aporta una seguridad de compañía.

Además, con el ejercicio físico se mejora el drenaje linfático, se alivia el estrés y la ansiedad y sirve como método para encauzar de las relaciones con otras mujeres en similares circunstancias.

P.: Durante el camino, distintos profesionales acompañaban a las peregrinas, ¿qué vivencias recuerdan de esta experiencia?

R.: Cuando decidimos integrar a otros profesionales relacionados con el cáncer de mama en cada camino no lo hicimos solo por ellas, sino también por el gran valor que aporta el hecho de conocer a los afectados en otro entorno ajeno al de la consulta. La experiencia no puede ser más enriquecedora.

Ellas nos enseñaron a hablar de cáncer en términos más humanos, de sus consecuencias, de la quimioterapia, de su aspecto personal después de la cirugía, de sus sensaciones durante todo el proceso…

P.: ¿Tuvieron que prestar algún tipo de atención sanitaria? En caso afirmativo, ¿cuál y en qué circunstancias?

R.: Nunca hemos tenido problemas relacionados con la salud en ninguna de nuestras ediciones, más allá de los relacionados con su patología de base, que en ningún momento nos han impedido seguir adelante en la camino.

P.: Recientemente, su proyecto ha sido galardonado en los Premios Hospital Optimista, ¿qué supuso este reconocimiento para ustedes? ¿Cómo vivieron ese momento?

R.: Sobre todo, un reconocimiento al trabajo realizado a lo largo de 8 años, al esfuerzo y la ilusión que tanto nosotras como los 31 profesionales que, hasta ahora, han participado en el proyecto hemos puesto en “Camino de esperanza”.

Por otra parte, nos hace especial ilusión que en estos premios se dé notoriedad a una iniciativa ideada por enfermería del Hospital Infanta Leonor, al que también va este reconocimiento. Nos sentimos muy orgullosas del trabajo que realizamos y del apoyo recibido por la gerencia y la dirección de Enfermería. Recibimos la noticia con mucha alegría, como no podía ser de otra forma.

P.: Desde su punto de vista, ¿qué importancia tiene la humanización de la asistencia sanitaria?

R.: Humanizar la salud no es algo opcional en nuestra profesión, sino que es intrínseco a ella, es realizar acciones a favor de la dignificación de los seres humanos. Por ello tenemos que plantearnos una serie de actitudes y habilidades, desarrollar este tipo de proyectos, para acoger, cuidar y tratar a una persona que le diagnostican una enfermedad cancerosa y necesita nuestra profesionalidad.

Las mujeres con cáncer de mama a las que tratamos son, en su mayoría, población vulnerable; en algunos casos, en situaciones económicas y familiares muy difíciles. Sin embargo, nos demuestran que el ser humano es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad, por muy fuerte que sea esta, que la dolencia nos hace más humanos, más personas, y que los enfermeros son los profesionales necesarios y elegidos para liderar estos proyectos.

El cáncer es una piedra en el camino que puede saltarse o rodearse; lo importante es seguir adelante.

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Una respuesta a ““Humanizar la salud no es algo opcional en nuestra profesión, sino que es intrínseco a ella””

  1. Me gustaría pertenecer al grupo “camino de la esperanza”
    Soy una paciente desde el 2007, he realizado en varias ocasiones el camino de Santiago y en alguna ocasión m gustaría hacerlo con el grupo que tenéis.
    Envió email.
    Gracias

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