Mi parto: primeriza, de nalgas y, además, matrona

Miércoles, 5 de julio de 2017

por diariodicen.es

Soy matrona desde el año 2007, amo mi profesión y quería dejar constancia de la vivencia de mi parto. Os preguntareis qué tiene esto de particular, muchas matronas son madres y no por eso lo cuentan en una revista, pero creo que el mío fue diferente ya que era madre primeriza, matrona y tuve a mi hija de nalgas, una experiencia que puede servir a otras mujeres en situaciones semejantes.

La verdad es que mi embarazo fue bien, sin ningún tipo de complicación, y a pesar de mis 37 años ningún parámetro de riesgo enturbiaba mi felicidad. En la ecografía de las 28 semanas el diámetro biparietal (DBP) estaba en un p10, cifra dentro de la normalidad, a pesar de lo cual decidieron hacer un nuevo control en dos semanas. Y así fue, en esa ecografía ya estaba de nalgas. Yo no había notado nada, quizás una disminución de los movimientos fetales, pero yo escuchaba el latido todos los días con un fonendoscopio que tenía por casa (vale, neura de matrona) y estaba tranquila. 

Las semanas fueron pasando y, entre otras cosas, estaba estudia que te estudia, porque en Aragón teníamos oposiciones de matrona y de enfermeros, y yo había decidido preparármelas. Durante el verano nos dijeron la fecha de examen: 13 de diciembre matronas, 14 enfermeros y mi fecha probable de parto el 17. Imaginaros mi estado, gorda, estudiando y la cabeza de mi hija clavándose en mis costillas.

A la semana 35 empezó mi dilema: voy al Hospital Miguel Servet (Zaragoza) a intentar una versión externa o después del examen que me hagan una cesárea y ya. En ningún momento se me pasó por la cabeza intentar el parto de nalgas.

Durante el tercer trimestre de embarazo fui a hacer Pilates para no perder agilidad y para intentar que mi hija se pusiera en posición cefálica, además de que en los descansos de mis sesiones de estudio me ponía en cuadrupedia, siempre que el lugar me lo permitiera, claro.

Comentando el caso con mis compañeras del Hospital de Jaca, me animaron a hacer la moxibustión y el manteo, y así estuvo mi marido según las recomendaciones haciéndome la moxa y realizando el manteo, pero nada, Victoria seguía de nalgas.

A la semana 36 me vieron en alto riesgo y la ginecóloga que me atendió, con la que yo había trabajado en Jaca, me dijo que no descartara el parto de nalgas. Yo no lo podía creer: ¿cómo me dices esto? ¡Que soy matrona!, a lo cual me respondió que dado que cumplía los criterios de parto de nalgas, por qué no lo iba a intentar. En efecto, mi hija tenía un peso fetal estimado por debajo de 3.500 g y el DBP inferior a 90. No obstante, me derivó a la consulta a intentar la versión externa a las 37 semanas.

A las 37 semanas mi hija seguía en la misma posición de nalgas, en dorso anterior. El ginecólogo encargado de ello intentó la versión y fue imposible. No me hizo daño, porque vio que el feto estaba en una posición con un ángulo imposible de girar, pero que me quedé decepcionada por la situación, ya que pensé que las dudas sobre mi parto iban a terminar ese día. Me habló del parto de nalgas, de compañero a compañera, y le hice preguntas que si no trabajas en el gremio quizás ni las piensas.

Yo no quería una cesárea, pero la culpabilidad de intentar el parto y que a mi hija le pasara algo no me dejaba vivir tranquila ni estudiar. Ante este panorama mi marido me dio un consejo muy útil: deja de ser matrona y piensa como una mujer cualquiera; la información que te han dado es clara y si algo va mal te intervendrán, por eso, ¿por qué no intentar el parto? En ese momento pensé que tenía razón, que si todo estaba bien y los profesionales me estaban animando a ello, pues adelante.

A las 38 semanas volví a la consulta a intentar otra versión, la cual no tuvo éxito. El feto seguía en la misma posición y ya hablamos cosas más concretas del parto de nalgas: tiempos del expulsivo, alteraciones del monitor durante la dilatación, etc. En esos momentos no pude hacerle caso a mi marido y dejar de ser matrona, la verdad.

Durante el puente de la Constitución yo quedé con varias compañeras para estudiar, faltaba una semana para el examen y en ningún momento pensé que no quedaba nada para mi parto. La madrugada del día 8 me levanté al cuarto de baño en diferentes ocasiones con retorcijones de tripa, pero que eran contracciones en ningún momento se me pasó por la cabeza, creí que algo me había sentado mal. A las 7 de la mañana me levanté y desayunando seguían los dolores de tripa (lo defino así porque de verdad que yo sentía que eran intestinales) hasta que me di cuenta que eran cada 7 minutos. En ese momento ya imaginé que podrían ser contracciones, así que volví a acostarme. A las 10 me dio un dolor más fuerte y al levantarme de la cama rompí aguas, eran claras y tras ducharme nos fuimos al hospital.

Durante el trayecto ya notaba los dolores como contracciones de intensidad moderada; era una sensación de peso uterino muy fuerte pero las llevaba bien.

Al ingresar no dije que era matrona, había decidido con anterioridad que cuando me pusiera de parto iba a ser una paciente más, ya que el síndrome del recomendado es demasiado frecuente, por lo menos en la obstetricia.

Me vio una residente y yo le informé que era primeriza, había roto aguas, lo llevaba de nalgas y quería intentar el parto. Me exploró, estaba con el cuello borrado y dos dedos de dilatación, e informó a los adjuntos de mi caso y, mira qué casualidad, era la doctora que había trabajado en Jaca, experta y amante del parto de nalgas, así que desde ese momento estuve muy tranquila pues sabía que estaba en buenas manos.

Enseguida se enteraron todas las matronas de que yo era compañera y me trataron genial, aunque no pudieron evitar darme información que yo no demandaba, ya que creí que mi parto iba a fluir mejor si mi pensamiento estaba con mi hija, unidas en ese trance y no preocupada por el registro, la oxitocina o la epidural.

Tras hacerme las pruebas necesarias para ver la posición de la cabeza fetal me exploró la adjunta y tenía dudas con respecto a mi parto, la cabeza fetal no estaba en hiperextensión (posición que contraindica el parto de nalgas), pero estaba ligeramente ladeada. Hablé con la ginecóloga y le dije que aunque quisiéramos intentar el parto no quería que mi hija corriera peligro. Tras esto me volvió a explorar y decidió seguir adelante, ya que estaba con 5 cm y la nalga muy bien apoyada. Yo alucinaba con mi cuerpo, soy bastante miedosa para el dolor y no pensé dilatar tan rápido y sin apenas dolor, así que cuando dicen que la dilatación de nalgas es menos dolorosa y más rápida doy crédito de ello.

Pasé a dilatación y me pusieron la analgesia epidural. Me fue genial, no notaba dolor pero enseguida noté presión y estaba con 8 cm. A los 30 minutos pasó la ginecóloga a ver cómo iba. Había taquicardia fetal, aunque en ningún momento me lo dijeron ya que pedí que le quitaran el volumen al monitor, pero yo escuchaba la alarma desde el control. Eran las 14 horas y estaba en dilatación completa. ¡Increíble!

La taquicardia estaba dentro de los parámetros normales y me dejaron 30 minutos más sin empujar. Cuando no pude aguantar más enseguida vino la ginecóloga y tras empujar tres veces en dilatación pasamos a quirófano a parir. Allí los partos de riesgo son en quirófano y no puede entrar la pareja, algo que ya nos habían informado con anterioridad y a lo que no puse pegas, ya que si algo no iba bien quería evitar que mi pareja lo pasara mal o entorpeciera el trabajo de los profesionales. Así que allí nos reunimos matronas, ginecólogas, anestesista, pediatras, personal de quirófano y yo: matrona y primeriza.

Me pusieron en litotomía y tras empujar tres veces nació Victoria Eugenia, a las 14:55 horas, con 2.920 g y un Apgar de 9/10. Se la llevó el pediatra y enseguida la oí llorar. Fue el momento más emocionante de mi vida. No pude ponerla piel con piel, pero entendía que las circunstancias no eran propicias para ello.

He querido dejar constancia de mi relato para desmitificar el parto de nalgas; sí que es verdad que tiene sus riesgos, pero quizás nos meten demasiado miedo con el tema. Si nos topamos con mujeres que quieren intentar el parto de nalgas deberíamos poner todas las herramientas a nuestro alcance para no asustarlas y poder ayudarlas. El parto de nalgas puede ser una realidad y no siempre la cesárea es el único camino.

Por cierto, aprobé la oposición, aunque año y medio después sigue sin resolverse el proceso.

Bueno Peral A. Mi parto: primeriza, de nalgas y, además, matrona. Metas Enferm may 2017; 20(4): 79-80

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6 Respuestas a “Mi parto: primeriza, de nalgas y, además, matrona”

  1. Hola soy María y mi hija nació un poco después que la tuya, en el hospital de Jaca me dijeron que venía de nalgas así que tendría que ser cesárea programada.
    También intenté la moxibustión, la versión externa me la realizaron un par de veces en Zaragoza, pero nada la niña seguía de nalgas. El ginecólogo que me atendió en el Hospital Miguel Servet me recomendó un parto de nalgas así que lo intente por todos los medios.
    Mi FPP era el 5 de enero de 2015. El ginecólogo me dijo qué íbamos a hacer una inducción ya que el bebé ya pesaba 3 500 y me puso la fecha el 4 de enero a las 9. El día de antes en Jaca comencé a notar dolores así que nos pusimos en camino hacia el hospital a Zaragoza. En el hospital de Jaca ya me habían recomendado que si llegaba a notar los dolores que me pusiera en marcha que los partos de nalgas iban más rápido ¿?
    no hizo falta realizar inducción, pusieron epidural y llegué a dilatar hasta los 10 centímetros pero yo no sentía ganas de empujar y el bebé tampoco empujaba… así que finalmente fue a una cesárea. Peso 3640 gramos y la recuperación fue bastante bien.
    Ahora me encuentro embarazada de nuevo estoy de 22 semanas y me gustaría que el bebé se colocara bien para tener un parto vaginal, pero bueno lo que tenga que ser . Al leer el relato de tu parto he recordado que al final de mi primer embarazo en el hospital de Jaca me nombraron que había una matrona que había tenido un parto de nalgas en el Hospital Miguel Servet y que le había ido muy bien, por eso yo también me dime algo un parto de nalgas finalmente no pudo ser la niña nació muy bien y muy sana.
    Un saludo
    María

  2. Quería decir que también me animé a tener un parto de nalgas aunque al final no pudo ser Mucha gente se llevaba las manos a la cabeza. Y hasta me llegue a sentir un poco culpable si a la niña le hubiera podido pasar algo. Al final salió todo bien

  3. Hola mi nombre es Lucía y ahora mismo estoy de 35 semanas, y Emilio ya pesa 2.900kg y mide 48cm. Cuento lo que pesa porque también sigue de nalgas desde siempre la verdad, la misma postura en todas las ecografías, piernas para arriba tapándose la carita. Estoy un poco nerviosa, porque sé que viene grande y aunque me hayan dicho que en el Materno Insular de aquí de Las Palmas de Gran Canaria hay un equipo especializado en partos de nalgas, también sé que si el nene pesa más de 3.500kg ya no te la hacen, y por lo que parece ahora en la 35, Emilio va a estar muy cerca al peso límite. El tema está en que nose que hacer, si decidirme a una cesárea programada e ir al Hospital Santa Catalina, que es privado, o intentar ir al Materno a ver si puede ser parto vaginal. ¿Con el peso que tiene Emilio, ustedes creen que sería posible? Pregunto desde la ignorancia, y para estar bien informada, ya que lógicamente lo primero es él, y no quiero ponerlo en riesgo sabiendo que por su tamaño puede ser peligroso. Me dijeron que en la semana 37 me harían la maniobra externa para colocarlo, pero nose si tiene sentido sabiendo que es grande y que aún así no se va a poder traer de culo… en fin, ando un poco perdida. Espero que alguien me lea y me de su opinión. Gracias!¡

  4. Soy ginecólogo y he asistido a muchos partos de nalgas . He leído comentarios sobre el peso y la colocación de la cabeza. No solo es eso. En el momento de la expulsión sale el cuerpo y en ocasiones la cabeza queda retenida. He tenido que utilizar el forceps , técnica a veces complicada para el ginecólogo que no tiene mucha experiencia. Es un tiempo que puede afectar la oxigenación del r.n. y por tanto su futuro. El parto de nalgas es de alto riesgo , seamos claros !!!

  5. Pues en mi caso mi hija estuvo en posición podálica todo el embarazo. VCE fallida. Fue pequeñita, 2,600kg y 46cm pero todo bien. El caso es que a mi no me dieron opción de parto de nalgas… por protocolo era VCE y si fallaba cesárea programada. Cierto es que yo me puse de parto en la semana 39 nada más comenzarla y no les dio tiempo a programarme. Además borre cuello del útero y dilaté hasta 3cm según me dijeron nada más llegar al hospital, posiblemente luego fuese algo más de dilatación. Me duele que no me informaran de la opción de parto de nalgas, me hubiera gustado intentarlo. Si en ese hospital no estaban lo suficientemente formados (lo que me extraña porque era La Paz…) que me hubieran derivado o informado de dónde. El parto de nalgas puede conllevar riesgos pero la cesárea también… no veo que tenga que ser la opción obligatoria en posición de nalgas si se puede intentar el parto… lo viví y sigo viviendo como algo muy injusto

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