Padres, profesores y alumnos exigen la presencia de enfermeras escolares para garantizar la seguridad y el aprendizaje en los centros

Viernes, 17 de septiembre de 2021

por diariodicen.es

El covid también ha influido y afectado al sector de la educación después de tener que interrumpir las clases durante meses. Con el objetivo de garantizar la seguridad en las aulas, docentes, padres y alumnos exigen la presencia de enfermeras escolares en todos los centros, una necesidad que viene de lejos pero que la pandemia ha hecho aún más evidente.

Ponentes de la Webinar
Ponentes de la Webinar

Para analizar la experiencia educativa desde la llegada del COVID-19 y acometer el nuevo curso con las máximas garantías para la seguridad en las aulas y la continuidad de las clases presenciales, representantes de toda la comunidad escolar se han dado cita en el seminario web “Segundo curso con pandemia en las aulas: experiencia previa, retos y objetivos”.

La sesión ha sido organizada por el Instituto Superior de Formación Sanitaria ISFOS e inaugurada por su directora y vicepresidenta del Consejo General de Enfermería, Pilar Fernández, quien ha hecho hincapié en que “existe una gran incertidumbre de toda la comunidad educativa sobre cómo va a transcurrir el nuevo curso. La experiencia previa nos permite ser optimistas en cuanto a que el profesorado ya está vacunado y los alumnos mayores de doce años han comenzado también a estarlo. Además, sabemos más de lo que sabíamos hace un año sobre la transmisión y las medidas de prevención. Sin embargo, sigue siendo esencial contar con enfermeras escolares en los centros, enfermeras que sean capaces de detectar un posible caso de contagio y activar el protocolo con conocimiento, enfermeras que pueden además coordinarse con los centros de Atención Primaria para organizar la vacunación de los alumnos dentro de las aulas y hacer un registro y seguimiento de la inmunización que puede ser muy útil para el control de la pandemia”.

Por su parte, la enfermera Natividad López Langa, presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), ha explicado que “el curso pasado fue muy complicado, tanto por el elevado índice de casos que hubo en determinados momentos, asociado a las distintas olas, como por todas las dudas que iban surgiendo, los positivos de los profesores que a veces no eran sustituidos con la rapidez que requería la situación, el confinamiento temporal de los niños cuando había un positivo… Hoy, nos hemos reunido todos los agentes implicados para analizar la evolución del curso anterior y resolver todas las dudas que surjan con respecto al que acabamos de comenzar”.

Según explican, el hecho de que la mayoría de los centros educativos no cuenten con enfermeras escolares obliga a los profesores a asumir funciones para las que no están preparados y les resta tiempo para las que sí son sus competencias. Más allá del COVID-19, entre los alumnos hay muchos que padecen una enfermedad crónica -diabetes, asma…- y precisan de la administración de tratamientos durante el horario lectivo, un hecho al que se suma el día a día con caídas, picaduras y otro tipo de accidentes habituales. El COVID-19 no ha hecho sino añadir más carga y responsabilidad a aquellos profesores, la mayoría, que no cuentan con el apoyo de una enfermera escolar.

Como ha explicado la enfermera escolar Paz Gatell Maza, del CEIP San Pío X de Majadahonda, “en aquellos centros donde hay enfermeras escolares, hemos sido las que lógicamente hemos asumido el rol de coordinadoras COVID, pero en aquellos donde no cuentan con nosotras lo ha hecho un miembro de la dirección del colegio y eso les ha generado no sólo una carga de trabajo añadida sino muchas dudas sobre cómo actuar. Las enfermeras escolares estamos siendo esenciales en el control de la pandemia en los centros educativos en los que estamos porque sabemos cuándo un caso puede ser o no COVID y cómo actuar, poniendo en marcha el protocolo. Eso hace que las clases no se vean interrumpidas con las idas y venidas de los profesores, por ejemplo. Nosotras acudimos a la clase, recogemos al alumno que se encuentra mal y evaluamos la situación. Ante un determinado malestar, un profesor no puede discernir entre una sospecha de COVID, un resfriado o algo que le ha sentado mal al alumno”.

Esta enfermera ha abogado además por la vacunación frente al COVID-19 en las aulas: “eso nos permitiría tener un mayor control de qué alumnos están inmunizados y hacer un seguimiento de los posibles efectos secundarios. Además, el registro de esos datos y su reporte a Salud Pública podría ser muy útil para el control de la pandemia”.

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clases, colegios, Consejo General de Enfermería (CGE), COVID-19, Enfermera Escolar

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