“Escuchar con respeto para que se rompa el silencio de la víctima es el primer paso para que se pueda visualizar el problema”

Lunes, 2 de enero de 2023

por Aitana Sánchez Hernández


Los profesionales del Hospital Clínico San Carlos han querido aportar los conocimientos y las experiencias tenidas en relación con los malos tratos en todas sus vertientes, a partir de la asistencia requerida a sus dispositivos de atención. Las enfermeras forman parte del equipo que atiende a la víctima, valoran, detectan, cuidan, colaboran en diagnóstico y tratamiento, etc. Hablamos con Teresa Martín Acero, subdirectora de Enfermería y presidenta de la Comisión contra la Violencia del Hospital Clínico San Carlos, para conocer cómo nace este manual, sus contenidos y el papel de la Enfermería en caso de maltrato.

Teresa Martín Acero

¿Cómo nace la idea de crear este manual?

Desde el año 2006 y a raíz de la Ley Integral Contra la Violencia de Género, en el Hospital Clínico se desarrollan estrategias de sensibilización y divulgación de acciones contra la violencia en el ámbito de la salud. En los hospitales, articuladas desde las comisiones contra la violencia hospitalaria, donde todas las personas que la componen aportan su conocimiento y experiencia. Cada vez hay una mayor sensibilización social hacia el maltrato en todas sus formas y una necesidad de intervención en todos los ámbitos donde se atiende a las víctimas. Nosotros en ese caso somos privilegiados porque las víctimas, generalmente, acuden al hospital.

También nos dimos cuenta de que, especialmente tras la pandemia, los confinamientos y la movilidad limitada se habían modificado patrones de convivencia y había aumentado la posibilidad de conductas violentas. Hubo una reunión de todos los miembros que componemos la comisión y decidimos hacer un manual, una herramienta útil, homogénea y corporativa que sirviera para el trabajo diario de nuestros profesionales, que contribuyera a ofrecer respuestas asistenciales, coordinadas y protocolizadas, para mejorar la detección, atención y recuperación de la salud las víctimas.

En la Comisión Contra la Violencia del Clínico llevamos muchos años trabajando con profesionales muy formados y con mucha experiencia. También buscábamos que fuera actual, porque el marco legal va cambiando. A veces nuestros propios profesionales venían con dudas y aprovechamos el parón de la pandemia para empezar a trabajar sobre el manual.

¿A quién va dirigido?

Al principio nosotros quisimos que contribuyera a nuestros propios profesionales del Hospital Clínico, y como tal se hizo. Pero, una vez que se vio el resultado, puede servir de referencia para cualquier profesional de cualquier ámbito. Aunque se reconoce la actuación hospitalaria, hay muchos capítulos comunes como indicadores de sospecha, factores de riesgo, intervenciones de los propios profesionales… Cualquier persona que lo lea, dada la actualidad y el marco ético y legal que lo recoge, seguro que le aporta.

¿Qué puede llegar a aportar este manual?

La sensibilización respecto a los tipos de maltrato de colectivos vulnerables que existen, como son las personas mayores, infantojuvenil, violencia de género, mutilación femenina, hasta otras formas emergentes como es la sumisión química, el bulllying, el grooming, y algunas formas de violencia nuevas que desarrollamos en un manual en un capítulo aparte.

Manual Contra la Violencia y los Malos Tratos

Siempre va a aportar información y va a hacer saber que, en un caso de maltrato, puede acudir a cualquier ámbito sanitario, en este caso a un hospital, donde su proceso será tratado de una manera integral por muchos profesionales de diferentes especialidades y disciplinas.

También puede dar tranquilidad a no sentirse solo/a y saber que desde aquí puede tener la atención integral a su proceso. Es un instrumento de consulta y de actuación para unificar acciones.

Indicadores de sospecha en la víctima

¿Cuáles son los indicadores de sospecha?

Los signos de alarma son diferentes en función de cada tipo de maltrato y en función de dónde se observan. En urgencias es muy frecuente cuando hay lesiones, pero también puede ocurrir en una consulta o durante la hospitalización y se puede manifestar en cualquier zona de atención del hospital.

No es frecuente que una víctima se manifieste al hacer una técnica, pero puede ocurrir. Entonces hay que conocer todos los indicadores de sospecha de los diferentes maltratos: físico, por negligencia, por abandono, emocional, psicológico, económico, material, por sumisión química…

Otro indicador de sospecha muy frecuente es que haya lesiones incoherentes en urgencias con la explicación que aporta la persona que acompaña a la víctima. También una persona mayor que no asista a las consultas programadas y que la persona que acompaña ponga excusas; en los niños, el absentismo escolar o la vestimenta no adecuada; en la consulta, observar humillaciones, críticas exageradas, insultos, amenazas, culpabilizaciones… El abanico es muy grande y depende de cada tipo de maltrato. Es importante conocerlo, confirmarlo a través de una serie de protocolos, y hacer las actuaciones que sean necesarias.

¿Cómo pueden intervenir los profesionales sanitarios? ¿Qué papel tiene la Enfermería?

Todos los profesionales que intervienen tienen que conocer los signos y síntomas de sospecha, los factores de riesgo, y estar al tanto de las nuevas y emergentes manifestaciones de violencia.

Los profesionales estamos en una posición privilegiada para prevenir, detectar, intervenir y tenemos posibilidad de establecer estrategias que minimicen el impacto. Cuando se hacen las comisiones contra la violencia hospitalaria, hay unas figuras muy interesantes en el ámbito social como son los gestores de casos. En nuestro centro tenemos dos. Una trabajadora social y un facultativo del Servicio de Urgencias, específicos para casos de sumisión química, dada su alta prevalencia. Todas las personas que intervienen en el proceso tienen papeles muy relevantes, cada uno según su profesión.

En el ámbito sociosanitario, las trabajadoras sociales, además de sus competencias, hacen un seguimiento de cada caso, se coordinan dentro y fuera de la institución, hablan con servicios sociales de la comunidad, del ayuntamiento… y según sea de grave el maltrato, buscan recursos fuera del ámbito familiar de la persona.

Respecto a las enfermeras, tienen un papel muy relevante en los tipos de maltrato. De entrada, somos los profesionales que están 24 horas con los pacientes. Forman parte del equipo que atiende a la víctima, valoran, detectan, cuidan, colaboran en diagnóstico y tratamiento, etc.

Es fundamental que la enfermera observe actitudes y comportamientos de las personas más próximas a las víctimas y, si sospecha, debe trasladarlo al equipo para confirmarlo. Escuchar con respeto para que se rompa el silencio de la víctima es el primer paso para que se pueda visualizar el problema. Una vez que rompen a hablar, todo es mucho más fácil.

Lo que tiene de destacado este manual es que hemos recogido algunos de los diagnósticos enfermeros más frecuentes observados en nuestro ámbito asistencial por cada tipo de maltrato. Algunos ejemplos: dolor agudo relacionado con agente lesivo, insomnio relacionado con ansiedad, riesgos de conducta suicida, aislamiento social relacionado con baja autoestima, riesgo de síndrome postraumático, desesperanza, autogestión ineficaz de la salud, etc. En personas mayores: desempeño ineficaz del rol, cansancio del rol del cuidador, afrontamiento familiar comprometido… En niños hemos observado lactancia materna ineficaz, riesgo de caídas, de retraso en el desarrollo… Ha sido un trabajo de recopilación de esa potencialidad del riesgo muy bonito y en cada capítulo hemos aportado los diagnósticos enfermeros en función de nuestra experiencia.

¿Qué porcentaje de personas en esta situación no da el paso de contarlo y cómo puede afectar este hecho?

Las consecuencias de la violencia son terribles y se trata de un grave problema de salud pública. Hay unas consecuencias físicas y psicológicas tanto para la víctima, como la familia y el entorno, que tienen muchas repercusiones. Afortunadamente, la sociedad cada vez está más al tanto de esto y cada vez se facilita más que la víctima hable y los recursos que podemos ofrecer.

De manera general y en cuanto a las lesiones físicas, pueden ser traumatismos, heridas, quemaduras, dolor, discapacidad, o incluso muerte. Durante el embarazo también puede haber riesgos como conductas violentas, abortos, muerte, relaciones sexuales forzadas, enfermedades de transmisión social… En el ámbito psicológico son muy frecuentes: ansiedades, depresiones, intentos de suicidio, abuso de alcohol o drogas… Cuando hay una violencia de género, a los hijos hay que protegerlos porque es muy frecuente que el agresor manifieste también la violencia hacia los hijos. En el ámbito social, puede haber aislamiento social, pérdida de empleo, aislamiento laboral, etc.

Debemos estar en línea para hacer todo lo que podamos, cada uno desde su ámbito, para disminuir estos riesgos y, en caso de que ocurra, dar a las víctimas desde el respeto, consideración, humanización y el plan de acción integral de todo profesional.

El éxito de dar la mejor atención integral, la prevención y la formación a la víctima es una labor de equipo. Cada uno tenemos una importante intervención que hacer para dar a esa víctima una esperanza y la mejor atención y recursos disponibles con todas las instituciones, no solo el hospital.

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