Alejandra Faus trabaja en el Área Quirúrgica del Hospital Marina Salud de Denia (Alicante) y este año fue elegida la Fallera Mayor de Gandía. Ligada al mundo fallero desde niña, esta enfermera nos atiende para hablar de su nombramiento, de su carrera dentro de la fiesta y de la relación de la enfermería y las Fallas.
Pregunta. ¿Por qué se decantó primero, por la enfermería o por la vocación fallera? ¿Cómo decidió dedicarse a ambas ocupaciones?
Respuesta. En realidad, la vocación fallera forma parte de mi vida desde los 7 años, cuando mis padres, por amistades, me apuntaron a la Falla de mi barrio, y me ha acompañado hasta la actualidad.
Decidí estudiar Enfermería con 23 años, tras mi paso por el Hospital de Denia durante un año como técnico de riesgos laborales. Ese periodo de tiempo me permitió conocer con más profundidad el mundo sanitario, y decidí que quería dedicarme profesionalmente a ello.
P. Fue elegida la Fallera Mayor de las Fallas de Gandía, ¿qué supone este reconocimiento para usted?
R. Lo cierto es que es un gran honor y una responsabilidad, pero sobre todo es una alegría para mí y para toda mi familia.
P. Háblenos de su carrera en las Fallas, ¿cómo ha ido evolucionando su trayectoria hasta lograr ser la fallera mayor?
R. Como ya he dicho, mi currículum fallero empieza a escribirse a los 7 años, cuando mis padres deciden apuntarme a la Falla Marqués de Campo Perú, en Gandía; años después seré Reina Infantil. Ya en 2011 fui Reina de la Falla Mayor de esta misma comisión y participaba en todos los actos, estando en 2012 en la corte de honor de la fallera mayor de Gandía.
En la actualidad, y desde hace unos años, formo parte de la Falla de Vilanova, a la que también pertenece mi marido.
P. Una vez conseguido esto, ¿cuáles son sus objetivos dentro de este mundo?
R. Mi elección, en cierta manera, ha supuesto ya un avance en el mundo fallero de Gandía al ser la primera mujer de 30 años y casada en ser Fallera Mayor de la ciudad. Por ello quiero que, poco a poco, se modernice el mundo fallero y se avance para conseguir una fiesta más inclusiva y un papel de la mujer más integrador.
P. ¿Cómo se prepara una celebración de este tipo? ¿Qué entrenamiento se necesita para poder enfundarse el traje de fallera?
R. El año fallero está repleto de actos entre semana y, especialmente, los fines de semana. Ello supone encajar la agenda con el trabajo e intentar asistir a todo, por agotador que sea. Este esfuerzo se multiplica cuando es necesario vestirse de fallera, puesto que es necesario asistir a la peluquería y ponerse el traje, que en ocasiones puede llegar a pesar 10 kg.
Hay que tener en cuenta que hay jornadas de horas y horas, e incluso actos en poblaciones a dos horas de casa. Puede llegar a extenuar, sin que por ello deje de ser divertido. De momento no existe un entrenamiento específico, pero se necesita estar en buenas condiciones y lo más descansada posible.
P. ¿Cómo logra compatibilizar la profesión enfermera con su dedicación al mundo de las Fallas?
R. Gracias al puesto que ocupo en el Área Quirúrgica del Hospital Marina Salud de Denia, tengo los fines de semana libres, que es cuando se concentra la mayoría de los actos. Aun así, cuando se trata de actividades entre semana, intento compatibilizarlo gracias a la ayuda de mis compañeros y supervisores.
P. ¿Qué puntos pueden tener en común estas dos disciplinas?
R. Las Fallas son, en cierta manera, compañerismo y trabajo en equipo para conseguir un objetivo común. Algo de todo esto encontramos todos los días en la profesión enfermera.
P. ¿Le ha ayudado, de alguna forma, su formación enfermera a la hora de afrontar una celebración fallera? En este sentido, un acto de este tipo implica determinados riesgos, como los ruidos fuertes o las quemaduras, por ejemplo. ¿Ha tenido que aplicar sus conocimientos de Enfermería en alguna situación?
R. Más de una vez me ha tocado ejercer. Por desgracia es común en actos con aglomeración de gente encontrarse con desmayos, cortes y alguna quemadura.
P. ¿Qué consejos daría para evitar dichos peligros?
R. Hidratarse mucho, debido a que muchos de los actos ya son en marzo y el sol y las horas de calor empiezan a ser persistentes. Además, es recomendable que los falleros estén formados para lanzar cohetes en las despertàs y tengan el carnet que les autoriza. También sería recomendable que las comisiones falleras dispusieran de ambulancias en actos de mayor identidad.
