La Unidad de Arritmias del Servicio de Cardiología del Hospital Virgen Macarena, ubicado en Sevilla, ha reforzado, por la pandemia de COVID-19, el control telemático de marcadores y desfibriladores de sus pacientes con el objetivo de evitar desplazamientos al centro. A raíz del éxito de esta innovación, informan desde el propio centro en una nota de prensa, el equipo de enfermeras y médicos de la unidad controla actualmente la salud cardiaca de cerca de 2.000 personas.
En este sentido, la información de los afectados se recibe, de forma diaria mediante el programa instalado, con este propósito, en los ordenadores de este servicio, siendo las enfermeras las encargadas de recoger y registrar los valores que aporta la monitorización remota. Asimismo, se reciben alertas tanto de posibles fallos en el funcionamiento de los aparatos como incidencias en el ritmo cardiaco o posibles descargas que podrían pasar desapercibidas aun para los pacientes.
De esta forma, las personas de alto riesgo pueden evitar las consultas presenciales en el hospital. El doctor Ernesto Díaz-Infante, responsable de la unidad de arritmias, ha explicado, según recogen en el mencionado comunicado, que se ha elaborado “un plan estratégico cuyo diseño pudiera modificar la manera de prestar la asistencia, cambiando en un importante volumen de pacientes la visita presencial por la virtual, a través de la aplicación de protocolos internos y cambios en la estructura de las consultas. Esto nos ha permitido pasar de unos 800 pacientes en seguimiento remoto durante el primer trimestre del 2020 a más de 2.300 en la actualidad; en un futuro inmediato, en 2022, lograremos alcanzar los 3.000 o 3.500 pacientes”.
En la actualidad no se monitorizan únicamente los marcapasos y desfibriladores, sino también los Holter insertables, y es en estos dos últimos dispositivos “donde radican las mayores novedades de la actual telemononitorización llevada a cabo”. De acuerdo con lo expuesto por el Hospital Virgen Macarena, el centro fue pionero en Andalucía en el seguimiento telemático de desfibriladores en el año 2002, por lo que cuenta con una experiencia de más de dos décadas en este ámbito, y en el de pacientes a través de un sistema de revisiones remotas y presenciales, espaciando más estas últimas. Para ello, los pacientes con dispositivo de estimulación cardiaca reciben un monitor, que se llevan a sus domicilios para ubicarlo a una distancia corta del que llevan instalados los pacientes y que esté un mínimo de tiempo al día lo más próximo posible.
Los datos ofrecidos por el hospital señalan que este implanta cada año entre 350 y 400 marcapasos, que se suman a los más de 3.000 que ya controlan, en pacientes con edades superiores a los 70 años; además, se implanta una media de 100 desfibriladores anuales en personas más jóvenes, de en torno a los 60 años.
