El Hospital Infanta Elena pone en marcha una Unidad de Recuperación Funcional Post-Covid

Jueves, 17 de diciembre de 2020

por diariodicen.es

Desde hace meses vemos que la covid-19 además de problemas físicos, también genera psicológicos, social, funcional… “Esta pandemia está creando un gran volumen de pacientes con diversos grados de incapacidad, tanto aguda como crónica”, asevera el Dr. Koldo Villelabeitia, jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña.

En la imagen, los doctores y el paciente de esta nueva unidad
En la imagen, los doctores y el paciente de esta nueva unidad

Y es que, relacionados con la Covid-19, se han descrito no solo los más conocidos trastornos respiratorios -disnea (fatiga), disfunciones pulmonares, fibrosis pulmonares, etc-, sino también musculares y articulares -dolores musculares, debilidad, atrofia, miopatías…-, neurológicos, cardiovasculares, cognitivos, psicológicos y nutricionales, entre otros; un nuevo escenario que constituye el mayor reto al que se ha enfrentado nuestro sistema sanitario en décadas, y para el que hay que ofrecer soluciones eficaces.

La afectación multisistémica provocada por el coronavirus -sumada a las posibles múltiples complicaciones asociadas al ingreso hospitalario al que puede obligar- requiere de un enfoque multidisciplinar de la patología y de la recuperación de la misma, tanto en lo que se refiere a su valoración, como a su tratamiento y a la prevención de posibles secuelas y del alto riesgo de producir una discapacidad que merme considerablemente la calidad de vida del paciente.

Por ello, el Hospital Universitario Infanta Elena ha creado una Unidad de Recuperación Funcional Post-Covid que cuenta con especialistas en Neumología, Medicina Interna, Endocrinología y Nutrición, Psicología, Rehabilitación y Fisioterapia, y personal de Enfermería, para optimizar el seguimiento y recuperación de los pacientes afectados mediante el manejo coordinado y eficaz de todos los recursos diagnósticos y terapéuticos de las áreas implicadas. “La unidad está dirigida a pacientes que han tenido una estancia prolongada en hospitalización o la UCI -y, como consecuencia, un síndrome de debilidad o un ‘desacondicionamiento’ importante-, pero también a los que han sufrido la enfermedad de forma menos grave, con un ingreso corto o de forma ambulatoria, y a los que, sin embargo, la recuperación les está costando más de lo previsto”, explica el Dr. Villelabeitia. “Tenemos varios niveles y, en función de la complejidad del paciente, los estratificamos para adaptar la respuesta a cada caso”, dice.

Este último grupo está generando una gran demanda de rehabilitación en consultas externas, afectos de síntomas severos de fatiga y falta de aire que dificultan, e incluso impiden, a los pacientes la vuelta a sus actividades cotidianas. Para ellos, la unidad ha implementado un método de cribado dirigido a detectar precozmente casos con un alto riesgo de desarrollar una discapacidad, con el objetivo de mejorar el tono muscular periférico y la función respiratoria.

Todo ello con el trabajo coordinado de especialidades como la Neumología, implicada desde el inicio de la pandemia y que en la recuperación post-Covid está identificando pacientes candidatos a la unidad. “Descartamos posibles complicaciones que debamos tratar antes, los seleccionamos y, de forma conjunta con el resto de especialistas, trabajamos los problemas en cada paciente”, indica la Dra. María Sánchez-Carpintero, neumóloga del hospital.

Para diagnosticar y valorar las principales secuelas respiratorias asociadas al coronavirus se utilizan todas las pruebas específicas necesarias, desde un angio-TAC a otras funcionales que miden la capacidad inspiratoria y espiratoria, la fuerza muscular, la capacidad de llenado del pulmón, o si existe alguna obstrucción con pruebas de imagen. En cuanto al Servicio de Endocrinología y Nutrición, como asevera su responsable en el hospital, la Dra. Teresa Montoya, realiza una importante labor complementaria a la de Rehabilitación, ya que la mayoría de pacientes Covid que han pasado una hospitalización o estancia en la UCI prolongada sufren una grandísima pérdida de peso, especialmente a expensas del compartimiento muscular. “Muchos tienen que trabajar bastante para poder volver a caminar y coger peso porque han perdido masa muscular, no solo de las extremidades, sino también del tronco y de órganos vitales”, afirma la especialista.

“Junto con la nutricionista, valoramos la composición corporal del paciente, el porcentaje de masa grasa y músculo, tras el ingreso y le seguimos en su evolución”, apunta, señalando que, tras el alta hospitalaria, muchos pacientes tienen una ingesta muy baja, bien porque tengan disfagia tras estar mucho tiempo intubados, para lo que hay que adaptar la dieta; porque sufran alteraciones en el gusto u olfato que hacen afectan a su apetito; o por la aparición de un cuadro depresivo que afecte a la ingesta. “Hay que valorar todos estos factores, hacer un plan adaptado a cada paciente y un seguimiento evolutivo”, insiste la Dra. Montoya.

Otro papel crucial en la recuperación post-Covid, ya desde el inicio de la enfermedad, e incluso en la UCI con movilizaciones tempranas y fisioterapia respiratoria para evitar secuelas y ayudar a un alta del servicio lo antes posible, es el de la fisioterapia. “Este trabajo sigue en Hospitalización y tras el alta, para trabajar la disfunción muscular y las secuelas respiratorias”, apunta Beatriz López, fisioterapeuta del Servicio de Rehabilitación del hospital de Valdemoro. Una vez en su domicilio, con el paciente ya en tratamiento ambulante, estos profesionales trabajan la disfunción respiratoria con ejercicios de fuerza, fisioterapia respiratoria ventilatoria y drenaje bronquial, y la musculatura respiratoria para mejorar la calidad de vida del paciente.

Un abordaje multidisciplinar, transversal y prolongado en el tiempo que, junto a Psiquiatría, se completa con la labor de Medicina Interna. Como relata el Dr. Luis María Martín, especialista de este servicio, desde el mismo “se hace un seguimiento integral de los pacientes para identificar secuelas de todo tipo mediante circuitos específicos en los que se detectan las diferentes necesidades para intentar que una recuperación lo más precoz posible”. Asimismo, se incide en el mantenimiento de todas las medidas de prevención incluso después de superar la enfermedad, dados los numerosos casos de reinfección que ya se han confirmado.

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