Enfermeras escolares: la labor durante la pandemia de COVID-19

Lunes, 7 de septiembre de 2020

por diariodicen.es

“Por supuesto que es el momento de reivindicar a la enfermeras escolares. Ya lo era antes, así que ahora sumamos más motivos para hacerlo”, afirma Natàlia Colina, enfermera escolar y vicepresidenta de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE). “Hay niños que requieren esta figura, igual que sus familias, por las necesidades concretas que tienen. Ahora hay que velar por la seguridad y los cuidados generales, igual que antes de la pandemia, pero esta situación lo ha acentuado”, continúa.

Todos los alumnos, destaca, se benefician de tener a una enfermera en su escuela, ya que les brindará conocimientos, actividades y cuidados cuando los requiere, y favorecerá la creación de un entorno saludable, permitiendo el empoderamiento para hacerse cargo de su propia salud, tanto en la edad infantil como en la adulta. En este sentido, tras la suspensión de las clases por la COVID-19, este trabajo ha sido “extraño y difícil de encajar, pues hemos prestado nuestros servicios de manera no presencial”. Como ejemplo, Colina señala que se ha hecho seguimiento de alumnos con enfermedades crónicas, que se ha ofrecido atención telefónica a familias y compañeros de trabajo; se han revisado, actualizado y creado protocolos de actuación en la escuela; se ha realizado educación para la salud a través de clases virtuales, vídeos o sitios web del propio centro educativo y se ha asesorado a las diferentes direcciones de las escuelas sobre medidas que se han de tomar para la reapertura de los colegios, entre otras actividades.

El trabajo de la enfermera escolar en la pandemia

Esta enfermera es, como se ha dicho, vicepresidenta de ACEESE, que “nace como marca nacional fruto del trabajo que desde hace años en España desarrollan SCE3 (Sociedad Científica Española de Enfermería Escolar) y ACISE (Asociación Catalana de Enfermería y Salud Escolar), con la finalidad de impulsar la Enfermería escolar en el ámbito nacional y apoyar a todas las comunidades que disponen de instituciones relacionadas con estos temas, y se busca dar apoyo a aquellas que aún no disponen de este tipo de entidad, pero que trabajan para dar visibilidad a la enfermera escolar. “Algunos de sus objetivos pasan por la implantación de esta figura en todo el territorio nacional, trabajando de forma consensuada con todas las comunidades y profesionales que se dedican, directa o indirectamente, a la Enfermería escolar”, impulsar acciones consensuadas para conseguir su implementación en todos los centros escolares o, entre otros, defender los derechos en el cuidado y la atención a la salud de la infancia y la adolescencia, uno de los sectores más vulnerables de la sociedad”.

Existen, subraya, realidades muy diferentes en cuanto a las labores que han venido realizando durante la pandemia. Por un lado, ha habido un “gran porcentaje” de enfermeras escolares que se ha trasladado a hospitales, centros de Atención Primaria, geriátricos o a otros lugares, para brindar atención y cuidados sanitarios; “algunas han sido llamadas, o reclutadas, a hacerlo y otras lo han hecho de forma voluntaria”. Y, por otro lado, otras han seguido desempeñando funciones para la escuela en la que trabajan, “reinventándose a medida que avanzaba la pandemia”. De forma paralela se han ido llevando a cabo tareas de divulgación para la comunidad educativa, tanto sobre COVID-19 y temas relacionados, como confinamiento saludable, recomendaciones para la desescalada y retorno a las aulas, como sobre otros temas, como el bullying o las vacunas.

Algunas enfermeras escolares han participado en las clases online que, a raíz de la clausura de las escuelas, se han impartido, “hablando, fundamentalmente, de temas de salud, ofreciendo consejos sobre medidas higiénicas y sobre otros muchos temas que no tienen que ver con el virus; ha habido alguna compañera que incluso lo ha hecho en lengua extranjera, a petición del colegio. He de decir que no ha sido la práctica habitual, ha dependido mucho del centro en cuestión”.

Se han seguido recibiendo consultas, aunque dependiendo de la escuela, “pues no todas las que cuentan con enfermera escolar han ofrecido este servicio; algunas están afectadas por ERTE, de manera parcial o completa”. Las que sí contaban con esta posibilidad, han sido principalmente los progenitores los que las han realizado, “siendo los accidentes domésticos el motivo más frecuente. También han consultado mucho sobre las vacunas que se administran en la escuela, dado que no se ha podido finalizar la pauta prevista al principio del curso y querían saber qué debían hacer”.

En cuanto a los ERTE, insiste en que las enfermeras escolares viven realidades distintas, por lo que han afectado en función de cada situación individual. “En algunos casos contrata Educación, en otros, el ayuntamiento de la zona, en otros, la enfermera pertenece a una empresa privada o forma parte de la plantilla de la escuela, y también hay enfermeras autónomas. Ante tal realidad los casos son muy diversos”. La propia Colina se ha visto afectada por uno, y en los casos que conoce “la vivencia no ha sido agradable: se interrumpen, sin previo aviso, las actividades que se estaban realizando con todos los miembros de la comunidad educativa, no puedes atenderlos como se venía haciendo y tampoco celebrar las reuniones de equipo para el seguimiento de los casos más vulnerables”.

Además, completa a este respecto, una vez conocido el potencial que tiene la promoción de la salud, y al darse la posibilidad de hacerla llegar con las herramientas digitales, “resulta frustrante no poder llevarlo a cabo”. Y la misma situación se da con el soporte a las direcciones escolares y a la institución en general, “a veces cuesta que cuenten con nosotras porque creen que nuestra actividad es puramente asistencial, y no es así. Somos agentes activas en salud y sabemos todo lo que esto supone. Por suerte, no siempre es así, y cuando sí lo es, poco a poco va cambiando la situación gracias a las propias iniciativas personales”.

Las necesidades de los niños

La educación para la salud “es primordial siempre, lo era antes de la COVID-19 y lo es en estos momentos”. Ahora, afirma, se le ha dado más importancia, especialmente desde el sector no sanitario, así que “la hemos potenciado mucho, de diferentes formas y al respecto de multitud de temas”, como la necesidad de instaurar rutinas saludables, el descanso, el ejercicio físico, la relación con las pantallas, evitar el exceso de información, la importancia de los autocuidados o la salud emocional, entre otros aspectos.

A la pregunta de si los niños, durante la etapa de confinamiento, presentaron alguna necesidad concreta, como una mayor agitación, ansiedad o falta de comprensión de la situación, la respuesta de Colina es rotunda: “sí, sin duda. Esta información nos ha llegado por medio de las familias, del tutor y del equipo de psicopedagogía de la escuela”. Además, destaca que se ha intentado dar respuesta a las mismas a través de comunicación con el entorno y con diferentes recursos que les han hecho llegar, también a los alumnos; “el trabajo con otros departamentos y el seguimiento de cada caso particular han sido muy necesarios durante el confinamiento y en la posterior desescalada”. Las intervenciones, en estos casos, se han llevado a cabo de diferentes maneras, habitualmente a través del equipo multidisciplinar, con el departamento de orientación psicopedagógica del centro o con el tutor o el coordinador. “Se han creado documentos consensuados con información dirigida a las familias, decálogos e infografías, y también vídeos de difusión para el propio alumnado. En otros momentos ha habido atención directa del estudiante o la familia por diferentes canales, según la edad y el caso particular”.

Por otra parte, en situaciones de niños con enfermedades crónicas, las intervenciones se han desarrollado principalmente a través del asesoramiento y el seguimiento de estos casos, junto a las familias. “Hemos sido un apoyo para ellas en estos momentos. A la vez, también hemos creado algunos vídeos tutoriales de técnicas específicas para dar apoyo y soporte”, completa esta enfermera.

El momento de las enfermeras escolares

“Ojalá supiera cómo va a ser la vuelta a la escuela. Lo que sí sabemos es que tanto alumnos como familias y personal del centro están deseando reencontrarse, a modo genérico”, comienza, y resalta que va a intentar instaurarse una “‘nueva normalidad’ parecida a antes de la pandemia. Veremos en qué medida es posible. Es cierto que existen temor e incertidumbre, así que la prudencia parece que estará presente durante todo el curso. En todo caso, la vigilancia y las medidas preventivas nos acompañarán en esta vuelta escolar”.

En cuanto a las normas de seguridad que se van a adoptar, Colina explica que, en general, se van a intentar evitar aglomeraciones en las entradas y salidas de la escuela y de las clases, el contacto entre el alumnado de diferentes etapas y grupos, en recreos e intercambios de aula, y se implantarán pautas básicas “que estamos integrando como forma de vida, es decir, el distanciamiento social, el uso de mascarillas en lugares de paso y comunes… Es cierto que existen unas actuaciones dadas por válidas en todos los centros, y otras que se están instaurando para el próximo curso, como los itinerarios que se han de seguir durante las entradas y salidas, la distribución de los espacios, el acceso a gel hidroalcohólico, el uso de mascarilla, etc.”. Además, subraya que las guías y protocolos oficiales ayudarán a emprender las medidas adecuadas, como la Guía de recomendaciones para el reinicio de las clases en los centros educativos (COVID-19), de ACEESE.

“Confiamos en que nuestra figura cobre más importancia, al menos eso es lo que deseamos y podemos vislumbrar”, afirma. En las escuelas en las que trabajan “se va a valorar más nuestra presencia, dando tranquilidad a todos los miembros de la comunidad educativa”; y los centros que no cuentan con enfermeras escolares “las van a añorar, y ojalá haya un reclamo desde la sociedad en general. Las ventajas de contar con una enfermera en la escuela son muy amplias”. Esta figura, enfatiza, debe ser la referente de salud en los colegios, poniendo a disposición de la comunidad educativa apoyo y atención, mediante la promoción de la salud, la asistencia, la función gestora, el asesoramiento, el acompañamiento, la vigilancia y, además, la labor social, docente e investigadora.

“Nuestras figura y presencia como enfermeras escolares son muy escasas todavía, a la vez que desigual según la comunidad autónoma. Lo cierto es que, aun en los centros en los que cuentan con nosotras como parte de la plantilla, muchas veces nos vemos limitadas, ya que se nos valora mucho por nuestra labor asistencial pero no por el resto de funciones propias”, añade. En la actualidad, con la pandemia de COVID-19, muchas de las escuelas que tienen implantada esta figura “han decidido no contar con ellas de manera activa o se han visto afectadas con algunos de los ERTE aplicados, ya sea parcial o totalmente. En nuestra opinión somos profesionales no aprovechadas”.

Formación en enfermería escolar

Como se ha visto, la labor de las enfermeras escolares es fundamental, especialmente en unas circunstancias excepcionales como las provocadas por la crisis de la COVID-19. Por ello, los profesionales que deseen especializarse y ampliar conocimientos sobre este campo de la enfermería cuentan ahora con el máster en Enfermería Escolar, ofrecido por AulaDAE y acreditado por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Se trata de un máster online, equivalente a 60 créditos ECTS y 1.500 horas, que dará comeinzo el próximo 26 de octubre. Para ampliar información sobre el curso, se puede acceder al siguiente enlace: https://www.auladae.com/masters/enfermeria-escolar/.

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