“La idea surge de un tuit, pero ya estábamos buscando cómo formar en la universidad a enfermeras socialmente críticas”

Viernes, 10 de marzo de 2023

por Silvia López Criado


Ganadora certamen de relatos

En el pasado mes de febrero se falló la segunda edición del Certamen de Relatos de la revista Metas de Enfermería, cuya ganadora, Claudia González López, logró el galardón con su relato titulado Cuidar con cuidado, un alegato a la reflexión sobre los prejuicios y la falta de humanidad con los que nos enfrentamos, en ocasiones, a la rutina diaria. Hablamos con ella y nos explica sus inquietudes y el porqué del tema central del relato

-Pregunta. ¿Qué le llevó a participar en el certamen de relatos? ¿Cuál era su principal motivación?

-Respuesta. Si me permitís, como esta entrevista se debe a un concurso literario, me tomo la libertad de narrar brevemente “el relato del relato”. También porque no podría dar una respuesta concisa, ya que una cosa fue mi propósito al escribirlo, otra cómo llegué a la idea y otra distinta la motivación de intentar compartirlo con otras enfermeras a través del certamen. Reflexionar sobre los porqués me ha desconcertado, y al mismo tiempo ha sido un valioso ejercicio de introspección que me gustaría compartir como “discurso” de agradecimiento al premio.

Claudia González López ganadora del Certamen de Relatos
Claudia González López ganadora del Certamen de Relatos

Resulta sorprendente cómo lo cotidiano, hechos aparentemente triviales, se conectan sin darnos cuenta y cobran un sentido inesperado. El año pasado comencé a trabajar como docente en la Escuela de Enfermería de Pontevedra, donde imparto la asignatura optativa Salud, dependencia y vulnerabilidad social. Inspirada por lecturas sobre la formación de profesionales reflexivos que me había recomendado mi director de tesis, el profesor Felipe Trillo, estaba dándole vueltas a formas de acercar al alumnado a problemas –principalmente relacionados con la diversidad social– que se encontrarán en la práctica futura o para cavilar sobre situaciones corrientes con las que ya se topan en sus prácticas clínicas.

Por otro lado, una de mis mejores amigas, escritora de verdad, de oficio, Montserrat Sánchez, me había regalado el libro El olvido que seremos (al que hago referencia en el relato). Con él estaba sintiendo frustración, opresión, esperanza, compromiso… Ahí lo vi claro, en la literatura podía estar la clave, puesto que mi objetivo no era simplemente trasladar información, casos de pacientes, quería generar sensaciones en el alumnado.

Tenía el porqué, el para qué y el cómo, pero no el contenido. Busqué relatos de otros, fragmentos de libros… pero no daba exactamente con lo que quería. El tuit de Asaari Bivang me dio la idea de la historia, era justo eso, una situación real de injusticia en el ámbito sanitario relacionada con la diversidad. Terminaba además llamando a las conciencias con “eso tiene que cambiar”. ¿Qué podía hacer yo?

P. A través de este relato pone de manifiesto cómo los prejuicios y la falta de humanidad muchas veces nos hacen juzgar injustamente a las personas. ¿Cómo surge la idea central del relato?

R. La idea de este relato surge con el tuit, pero en los últimos años yo vivo pensando en estas cosas. Estoy realizando mi tesis doctoral sobre temas relacionados con la inclusión social. En pocas palabras, estamos buscando respuestas a cómo formar en la universidad a enfermeras socialmente críticas, profesionalmente reflexivas, principalmente buenas personas, abiertas a la diversidad, tolerantes, sensibles a la diferencia, comprometidas. Eso va de actitudes, de introspección, de autoconocimiento… En esas estoy.

P. Mediante el cuidado, como indica en el relato, los profesionales enfermeros también pueden contribuir a construir una sociedad más justa. Como enfermera, ¿ha vivido situaciones similares?

R. Creo que todas las enfermeras, o cualquier profesional que trabaje con personas, ha vivido situaciones análogas. Yo empecé a pensar en estas cosas trabajando en la consulta de salud mental infanto-juvenil del Hospital Fundación Jiménez Díaz, que cubre áreas bastante desiguales del centro de Madrid. Durante varios años atendí y escuché los problemas de niñas, niños y adolescentes muy diversos, con familias y realidades antagónicas. Ese trabajo me dio la oportunidad de ver de cerca las múltiples caras de la sociedad en la que vivimos, la pobreza, la precariedad y la exclusión de los estratos más bajos, pero también los problemas y pesares de los más altos, calamidades compartidas, problemas con los que podía empatizar, otros tan ajenos a mí… ¿Cómo responder profesionalmente y con equidad a todo eso?

P. Es enfermera especialista en Salud Mental, bajo esta experiencia y perspectiva, ¿cree que es necesaria una mayor formación en esta área de salud a todos los profesionales enfermeros? ¿En qué medida ayudaría a mejorar el abordaje no solo del paciente, sino de su propia carga laboral?

R. Creo que no es tanto formar en salud mental, que también, sino cómo contribuir a que las enfermeras cultiven su propia salud mental. En mi experiencia, y por lo que ahora estoy estudiando, esto no es un problema específico de la Enfermería. Cómo atendemos a los pacientes y cuáles son las estructuras a través de las cuales brindamos esa atención, también en las que nos formamos, en definitiva, la sociedad en la que vivimos es individualista, materialista, interesada, utilitarista… Y, la sociedad somos todos, la sociedad son las enfermeras, la sociedad son los hospitales, la sociedad son las universidades… Todos nos quejamos y a la vez todos pensamos que los problemas colectivos son responsabilidad de otros.

P. ¿Ha escrito más relatos o historias anteriormente? Tras este reconocimiento, ¿continuará escribiendo y plasmando sus inquietudes?

R. Aunque vengo de una casa con una extensa biblioteca, muy lectora, especialmente mi padre, que también es aficionado a escribir relatos, yo lo único que había escrito hasta ahora eran textos académicos, artículos científicos o de opinión.

El año pasado, un gran compañero, César Manso, bibliotecario del Colegio de Enfermería de Madrid me animó a participar en el recopilatorio solidario “101 relatos de la enfermería” de la editorial Vinatea. ¡Disfruté muchísimo! Además, me ayudó a desconectar de la tesis, que cual quiera que la haya hecho o esté en ello dará fe de lo mentalmente duro que es el proceso. En fin, me gustó la experiencia y sin darme cuenta, aquí estoy, “vendiendo mi libro”. Seguiré escribiendo.

Quisiera terminar con esta frase del premio Nobel de la Paz Desmon Tutu: “Si somos capaces de vernos a nosotros mismos en los otros, nuestra existencia será más plena, más amable y más consciente. Si miramos a los demás y nos vemos reflejados en ellos, inevitablemente los trataremos mejor”.

Relato ganador:

Si todavía no has leído el relato de Claudia, te dejamos el enlace: Cuidar con Cuidado

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