Okupan la casa de una enfermera de Vic mientras trabajaba durante la pandemia por el Covid-19

Viernes, 26 de junio de 2020

por diariodicen.es

Pilar es enfermera en un centro sanitario de Reus que ha estado trabajando durante estos últimos meses atendiendo a pacientes con coronavirus. Uno de los días en los que volvía a casa se encontró con que un grupo de personas la habían okupado, y a pesar de intentar mediar con ellos para recuperarla, no lo ha conseguido.

Cerradura | iStock
Cerradura | iStock

Tras el suceso y estar viviendo una verdadera pesadilla, ha decidido escribir una carta a un periódico de Cataluña para contar su historia. Tal y como cuenta, esta enfermera quería vender su casa de Vic ya que había conseguido una plaza fija en un ambulatorio de Reus. “Llegó el okupa, empujó a todo el mundo, se sentó en el sofá y dijo que no se iba, que le gustaba. A la semana dio de alta la fibra óptica y cogió una abogada de oficio”. Con ese recibo puede empadronarse y la ley le protege. Durante el confinamiento la ocupación de casas vacías ha aumentado y con la justicia saturada por acumulación de procesos el desahucio puede prolongarse durante meses.

En su carta, Pilar critica que los mismos que han aplaudido durante estos meses la labor de los sanitarios no se levanten contra el sistema de okupación de viviendas que hace que en 15 minutos dejes de poder disfrutar de tu casa quedándote indefensa. Y sabe que está lejos de recuperar su vivienda al tener que esperar muchos papeleos y la vía exprés tampoco da satisfacción a los propietarios que ven cómo los grupos o mafias que están detrás de estas acciones han aprendido a sortear las leyes.

Pilar sabe que recuperarla será difícil tanto por la vía rápida como por la normal y explica que los okupas suelen esperar hasta el último momento previo al desalojo forzoso por la policía para traspasar la casa a otras personas y obligar así al sistema a iniciar un nuevo proceso.Tampoco le ha servido a ella el intento de mediación con los okupas. Según su experiencia, cuando intentó negociar con ellos le aseguraron que “la casa les iba bien”. No entiende que personas con coches y con capacidad para contratar fibra optica en la casa okupada puedan ser consideradas como un colectivo “vulnerable”. Concluye su carta exponiendo lo mal que se siente tras no haber justicia y no poder recuperarla: “me he sentido abandonada por instituciones, policía y justicia” por lo que reclama un sistema más justo para evitar situaciones de “ansiedad y estrés”.

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