País Vasco participa en un estudio internacional para comprobar la seguridad y la efectividad de la vacuna contra la COVID-19 de Curevac

Martes, 26 de enero de 2021

por diariodicen.es

Los institutos de investigación sanitaria Biodonostia y Biocruces de Bizkaia, de Osakidetza, han sido escogidos para formar parte del ensayo clínico que estudiará la efectividad y la seguridad de la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por la farmacéutica Curevac, según informan desde el Gobierno de la autonomía en un comunicado.

De esta forma, la región aporta dos de los tres centros que han sido seleccionados en el ámbito nacional; el tercero está ubicado en la Comunidad de Madrid. Se trata de un ensayo clínico en el que se han aglutinado más de 30.000 participantes de todo el mundo, de los que el País Vasco podría aportar hasta 2.000, destacan en la citada nota informativa.

La vacuna de Curevac emplea el sistema de ARN mensajero emplea las vacunas de Pfizer y Moderna, que están siendo distribuidas en la actualidad. A pesar de ello, esta candida “consigue superar uno de los principales obstáculos a la utilización de las vacunas ya comercializadas, ya que sus condiciones de mantenimiento y preparación facilitan la logística de su distribución. Además, al producirse en Europa, es una de las vacunas que más dosis ha comprometido para su distribución en los países de nuestro ámbito”, señalan.

La participación vasca en este proyecto, subrayan, se produce gracias a la labor de las personas que conforman l as Organizaciones de Servicios de Osakidetza, de BIOEF y de los institutos de investigación sanitaria. Este trabajo se suma, por otra parte, a las iniciativas de investigación emprendidas durante la pandemia, y se traduce en una “magnífica oportunidad” de aportar al desarrollo de una nueva inmunización contra la COVID-19.

Así, apuntan desde el Ejecutivo vasco, los mayores de 18 años que cumplan los requisitos estipulados en el protocolo del estudio podrán formar parte de este de forma voluntaria. Los participantes serán distribuidos aleatoriamente en el grupo que recibe la vacuna y el de control. Ni los voluntarios ni los profesionales encargados de la recogida de datos y el seguimiento sabrán a qué grupo pertenece cada uno. El trabajo precisa dos dosis de vacuna, administradas con 28 días de diferencia. Los voluntarios contarán, asimismo, con un seguimiento de hasta un año, con visitas médicas y llamadas telefónicas, además de con el acceso a una aplicación móvil que permitirá el registro de la información. Además, los voluntarios podrán solicitar abandonar el ensayo en cualquier momento y conocer si fueron receptores de la vacuna o placebo.

Asimismo, explican, a los tres y a los seis meses se llevarán a cabo análisis intermedios que, dependiendo de los resultados, podrían agilizar la aprobación del uso de la vacuna, como ha pasado con algunas de las ya comercializadas. Los institutos Biodonostia y Biocruces comenzarán el proceso de reclutamiento de voluntarios, que será debidamente comunicado, cuando se disponga de toda la documentación y requisitos adecuados, concluyen.

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