El COEGI ofrece consejos a la población sobre las actuaciones en una parada cardiaca en las circunstancias de la COVID-19

Viernes, 16 de octubre de 2020

por diariodicen.es

Con motivo de la celebración, durante la jornada de hoy, del Día Mundial de la Parada Cardiaca, el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) ha querido ofrecer, en una nota de prensa, consejos básicos de actuación a la población general ante una situación de este tipo. El objetivo de esta iniciativa pasa, asimismo, por concienciar a la sociedad de la importancia de conocer las maniobras de RCP básica e informar sobre los cambios de las recomendaciones internacionales dada la situación por la COVID-19. Dichas modificaciones están orientadas, sobre todo, a la seguridad de la escena, así como a la valoración de la respiración y actuación en las ventilaciones de rescate.

Foto: COEGI

Por ello, el enfermero de emergencias David Martín, junto a sus compañeros de la localidad de Zarautz, ha participado en un vídeo en el que explica las pautas que ha de seguir una persona ante una parada cardiaca. Así, destacan en la citada nota informativa, el primer paso es valorar si la escena se puede asegurar o es segura, poniéndose y poniéndole el equipo de protección individual adecuado; si lo es, entrar a valorar a la persona poniéndote y poniéndole una mascarilla quirúrgica, cubriendo adecuadamente la nariz y boca, y en la medida de lo posible, intentar actuar los mínimos e imprescindibles reanimadores.

Seguidamente, hay que comprobar si no responde y no respira con normalidad. Para verificar si está inconsciente, se agita el pecho de la víctima, manteniendo la distancia de seguridad, buscando si responde o no. Si no es así, está inconsciente y será conveniente verificar, durante diez segundos, si realmente respira de forma normal o no, colocando una mano sobre el vientre o el pecho y sin abrir la vía aérea. Suponiendo que no respire normalmente, de forma inmediata habría que llamar al 112, utilizando el manos libres, indicando donde estamos, quiénes somos y qué ha ocurrido, sin abandonar el lugar.

Por último, es necesario comprobar si presenta alguna hemorragia. Si observáramos algún sangrado externo activo deberíamos cohibirlo, por ejemplo, con una venda o prenda de ropa, apretando la zona, si es una extremidad, hasta que ceda el sangrado, explican.

En este sentido, Martín señala que, una vez realizada la valoración rápida, “inmediatamente deberíamos iniciar las maniobras de RCP en el centro del pecho de manera ininterrumpida, a unas 100-120 compresiones al minuto, comprimiendo con una profundidad de unos 5-6 cm (suponiendo que la víctima sea un adulto) y relevándonos con otro reanimador cada dos minutos (o antes si nos cansamos). No habría que realizar insuflaciones (ventilaciones). Si disponemos de un desfibrilador semiautomático (DESA) cercano, con ayuda de alguna app (como PCEH de Osakidetza) o por mediación del centro coordinador deberíamos utilizarlo”. Y subraya que la mayor parte de las paradas cardiacas ocurren en los domicilios, donde, a pesar de que el testigo llame al 112, “pocos son los que realizan las maniobras de RCP antes de que llegue la ambulancia”. De ahí la importancia de concienciar a la ciudadanía y de formarles en la realización de estas maniobras.

En lo referente a los principales cambios que se han producido en el contexto de la COVID-19, Martín destaca “antes de actuar valorándole, protegerse y protegerle con una mascarilla quirúrgica o paño; valorar la respiración normal viendo que se eleva el pecho con la mano sobre su pecho o vientre, en lugar de realizar la maniobra frente-mentón. Durante la actuación de la RCP, intentar actuar los mínimos e imprescindibles reanimadores; en personas adultas, únicamente realizar compresiones torácicas continuas, además de desfibrilar, sin realizar ventilaciones (insuflaciones); en niños, las pautas actuales recomiendan quien resté dispuesto, entrenado y capacitado en las respiraciones de rescate, alentarlas a realizarlas mediante los protocolos vigentes, sabiendo que esta actuación aumenta la probabilidad del riesgo de infección, pero también de la supervivencia sobre el mismo. Después de la actuación, lavarse las manos adecuadamente según las recomendaciones vigentes; inmediatamente, lavar la ropa con la que se ha actuado; contactar con las autoridades sanitarias pertinentes (centro de salud de referencia…) para el seguimiento estrecho y pruebas oportunas, si nos hemos visto involucrados activamente en la RCP”.

Por otra parte, este enfermero recuerda, según recogen desde el COEGI, que una persona en PCR que no recibe maniobras RCP pierde aproximadamente un 10% de supervivencia cada minuto. Por el contrario, si el paciente las recibe pierde aproximadamente un 4% en el mismo tiempo. “Por lo que, si seguimos estos sencillos pasos”, explica, “si empoderamos a la población general en estos tres primeros eslabones de la cadena de supervivencia (llamar al 112, compresiones ininterrumpidas y utilizar un DESA), cuanto más rápido y mejor se actúe, no solamente se salvarían muchas más vidas, sino que, además, con nuestras compresiones torácicas inmediatas tras el colapso haremos llegar sangre al cerebro y ayudaremos a salvar ese cerebro. Luego nos cogerá el relevo el equipo de emergencias, que mejorará esa reanimación”, concluye.

Formación enfermera en maniobras de RCP

Este tipo de iniciativas pone de manifiesto la importancia que guarda el hecho de que los profesionales enfermeros cuenten con unos conocimientos profundos y actualizados sobre las maniobras de RCP. Además, ampliar la educación, ya sea en este o en cualquier otro ámbito de la ciencia enfermera, repercute en el trabajo que se lleva a cabo e influye en la calidad de la atención que reciben los pacientes.

Por ello, AulaDAE, espacio de formación enfermera que cuenta con el aval del Ministerio de Sanidad, pone a disposición de los profesionales el curso “Reanimación cardiopulmonar básica y avanzada en el adulto”, de Elías Rovira y Ángel López, enfermeros y profesores de Enfermería Médico-Quirúrgica en la Universidad de Castilla-La Mancha, acreditado con 6,2 créditos CFC y equivalente a 100 horas lectivas.

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