La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho público que alrededor de 2.000 millones de personas en todo el mundo, lo que supone aproximadamente un tercio de la población mundial, carece de acceso a los medicamentos que el propio organismo internacional considera básicos. 
Margaret Chan, directora de la OMS, ha informado también de que esta carestía afecta sobre todo a las regiones del planeta con menos recursos económicos, y este factor implica que los habitantes de dichas zonas estén al margen de los avances científicos y tecnológicos que ha conseguido la medicina actual.
En este sentido, la OMS afirma que la dificultad en el acceso en los medicamentos y un sistema sanitario universal de garantías radica, en muchas ocasiones, en los problemas en infraestructura propia de muchos de estos países a pesar de las ayudas monetarias y asistenciales de los países más desarrollados.
De esta forma, la organización recalca, a su vez, la importancia en la inversión tanto en cantidad como en calidad de medicamentos, por lo que pide un sistema de farmacovigilancia que atestigüe la seguridad de los medicamentos dado el riesgo que entraña en consumo de estas sustancias si no están homologadas por las autoridades correspondientes.
Por último, la OMS destaca la urgencia de una circulación continuada de fármacos debido a los avances en los tratamientos del VIH y la tuberculosis multirresistente, así como por la eficacia de ciertos productos contra la malaria, la diabetes y la hepatitis B.
