Sí, así de contundente quiero empezar esta nueva entrada del blog, con un sincero «quiero pedirte perdón»
Llevo tiempo dándole vueltas, escuchando a pacientes y familiares, observando mi trabajo y a mis compañeros… pero sin duda cuando estuve escuchando el testimonio de Carmen Prieto, Aroa López y Esther Peinado, contando su experiencia como pacientes o como familiares de pacientes… un sentimiento de cierta culpa inundó mi sentir y es que no he podido dejar de pensar en la de veces que quizás no he estado a la altura de lo que necesitaba en un determinado momento mi paciente y su familia.
Quiero pedirte perdón si alguna vez te he contestado mal, si alguna vez no he sido amable, si alguna vez no he sabido escucharte o acompañarte cuando lo necesitabas.
Quiero pedirte perdón por no entender lo que estás viviendo, por no darme cuenta de que para ti yo era un apoyo, por parecer frío a veces…
Siempre intento pensar en ti, en lo que piensas y en cómo podría hacer que todo sea más fácil, de cómo evitar tu sufrimiento, de cómo cuidarte con la mayor profesionalidad posible, pero a la vez siendo lo más humano que se pueda ser.
Tanto la enfermería, como cualquier trabajo en sanidad, tiene que partir de la base de que no es un trabajo sin más, existen muchos factores que nos contaminan, cosas del sistema que fallan y que pueden ocultarnos la realidad, pero la pura verdad es que trabajamos para ayudar a la gente y al que no tenga claro esto debería de hacérselo mirar y dedicarse a otra cosa.