Relato enfermero: Un martes cualquiera

Viernes, 13 de agosto de 2021

por diariodicen.es

Un martes cualquiera de diciembre. De estos días que te levantas y piensas que va a ser un día más. De camino a la unidad entraba por el ventilador del coche un exquisito olor, debido a que una importante fábrica de café está situada en la ciudad, en las afueras, no muy lejos del hospital; cuando sopla el aire, lo esparce por toda la ciudad anunciando un día más para muchos, pero no para todos.

Son las 7:40, dirección al vestuario para ponernos el uniforme de trabajo y de ahí a la segunda planta del hospital. Es una zona tranquila donde se encuentra el despacho de los nefrólogos, consulta de enfermería dirigida al paciente renal crónico, diálisis peritoneal, hemodiálisis y, además, los despachos de administración.

-Buenos días.

-Buenos días.

Nos saludábamos todos, y después empezamos a organizar las carpetas de los pacientes a los que les toca hoy acudir a su sesión de hemodiálisis. Después debemos comprobar que las TCAE, compañeras de la planta, que sin ellas no sería posible trabajar, habían dejado todos los dializadores, líquidos y ácidos que la máquina utiliza para realizar el tratamiento correctamente. Ya comprobado empezamos a montar máquinas y, una vez que está todo listo, ya podemos dar paso a los pacientes que están en la sala de espera. Allí de nuevo nuestra compañera TCAE les toma la temperatura. Una vez dentro debemos programar la máquina, preparar su analíticas y a veces incluso hasta les realizamos PCR para comprobar que todo está bien.

Pero hoy, justo antes de empezar a conectar a los pacientes, sonó el teléfono, y cualquiera imaginaría lo que estaba a punto de suceder. Durante un turno llama mucha gente: pacientes pocos satisfechos, con dudas o que no se acuerdan que les había dicho el médico; un familiar que quiere información acerca de algún paciente; alguien que se ha equivocado o el de la ambulancia diciendo que uno de ellos no ha aparecido y que no le espera más. Pero justo hoy no era ninguno de los casos anteriores, llamaban desde urgencias. Uno de los pacientes de diálisis que había acudido el día anterior estaba muy grave tras sufrir un edema agudo de pulmón y, tras pasar una valoración en urgencias, decidieron darle la oportunidad de subirle a la unidad de hemodiálisis antes de ser trasladado a la UVI, ya que había que dializarle para quitarle líquido.

Es muy importante que los pacientes que acuden a dializarse se cuiden en casa. La restricción hídrica y el no poder comer muchos alimentos por su alta concentración de fósforo y potasio, entre otras cosas, es muy duro, pero si no es así la vida corre un grave peligro, el corazón tiene que trabajar el doble y muchos de los corazones ya no están para eso.

Se paralizó todo y aún no habíamos empezado a conectar a nadie. Una de las enfermeras debía dedicarse solo a él, ya que no podíamos descartar que tuviera COVID-19 con los tiempos que vivimos. Pero no solo una enfermera, todos los nefrólogos acudieron ya que era prioridad máxima.

-¿Quién se viste?

-Yo -dijo Esther, una enfermera de mediana edad que le encanta la unidad donde trabaja y que intenta que todo el mundo sepa lo que hace y como debe de hacerlo.

El resto de enfermeras comenzaron a conectar a los demás pacientes, intentado suplir a la enfermera que iba a estar exclusivamente con Ángel, la urgencia y además a otra compañera enfermera, Ana Rosa, que tenía que ir a la planta 11, planta COVID, a dializar a un paciente allí ingresado; menos mal que allí ya hay preparada para estos casos una máquina de hemodiálisis y los materiales necesarios para llevar a cabo una buena sesión.

Los celadores de urgencias subían con Ángel y enseguida todo el personal sanitario de la unidad le estaba rodeando. Los médicos nos pautaban los Kg que debíamos quitarle y la modalidad de tratamiento, que, durante la primera hora, fue solo extracción de líquido y las tres siguientes quitarle también los elementos tóxicos que no puede eliminar con la orina, al no miccionar. Las TCAE iban preparando todo lo necesario para que la enfermera pudiera pincharle las fistulas, mediante las cuales sale la sangre a la máquina pasando por el dializador y yo como estudiante de 4º de Enfermería realizaba todo lo que me mandaban y las acercaba lo que necesitaban.

El paciente venia en condiciones pésimas, sin poder respirar por el edema y sin oxígeno, por lo que lo primero que hicimos fue conectarle a una fuente de oxígeno con un flujo de 10 ml/min, monitorizar la saturación para ver la cantidad exacta de oxigeno que estaban recibiendo sus pulmones y colocarle el manguito para el control de la tensión arterial. De manera que, una vez que sabíamos lo que estaba sucediendo en su cuerpo, había que pincharle la fistula, pero claro, no en una situación normal, la agitación de Ángel por la falta de oxígeno que él sentía le hacía retorcerse y gritar, complicando todo un poco más.

La presión que existe en estas fistulas es muy alta, debido a que anteriormente en quirófano al paciente se le ha anastomosado una arteria y una vena, creando así un alto flujo que permite que la sangre salga y entre con un gran caudal sin problemas, pero hay que tener mucho cuidado, ya que esa presión puede expulsar la aguja y crear un verdadero río de sangre, provocando así una hipotensión severa, e inducir una parada cardiorrespiratoria al paciente. Esther, con templanza y calma, fue despacio y consiguió que la conexión de Ángel a la máquina de hemodiálisis fuera aun éxito; el problema es que seguíamos avanzando a contrarreloj: el corazón de Ángel apenas podía trabajar con tanto líquido y mínimo debíamos esperar esa primera hora de tratamiento.

El catéter que le habían colocado abajo, en urgencias, estaba casi fuera debido a sus movimientos constantes, por lo que se la aseguré con esparadrapo, aunque en caso de que empeorara y hubiera que ponerle medicación, estarían las conexiones de la máquina, pero de esta forma sería mucho más rápido, así que esa fue la decisión que tomamos.

Después de los primeros 40 minutos, Ángel saturaba 92%, el oxígeno se lo bajamos a 6 ml/min y de momento toleraba sin problemas la sesión. Él empezaba a querer hablarnos, a contarnos cómo había empezado todo y qué había sentido, pero se fatigaba muchísimo, por lo que le recomendamos que no intentara hablar.

Seguían pasando los minutos y de repente empezó a descender la saturación a un 85%. Muy asustadas, intentábamos descubrir qué es lo que ocurría, hasta que segundos más tarde Raquel, una joven enfermera, se dio cuenta que de nuevo por la agitación del paciente la conexión de oxígeno a la mascarilla Venturi se había desconectado. Ya corregido todo, volvió a estar bien y Ángel consiguió superar la primera hora de extracción seca, quitándole solo líquido. Entonces cambiamos la modalidad de tratamiento y empezaba la ultrafiltración para eliminar además sustancias nocivas. Las tensiones descendieron cuando ya solo quedaba media hora, pero rápidamente inyectamos una solución de glucosa que hizo que esta remontara y finalizara la sesión con éxito. Pudiendo saturar entre los valores normales sin oxígeno tras retirárselo paulatinamente.

Ya desconectado, debían realizarle una radiografía de tórax para ver su estado actual y valorar el ingreso o volver a casa. Desde la unidad hablamos con él y le recordamos el peligro que tiene no hacer bien las cosas. Es muy duro tener que sufrir una enfermedad así, pero si no nos cuidamos lo único que vamos a conseguir es empeorar nuestra patología y sufrir otras dolencias derivadas, llegando a la muerte en peor de los casos. Pacientes como Ángel necesitan mucho apoyo para llegar a un buen autocuidado y poder vivir feliz, sobrellevando la enfermedad de la mejor manera posible.

Autora: Andrea Domínguez Mateo

Noticias relacionadas

diálisis, Relato enfermero

Una respuesta a “Relato enfermero: Un martes cualquiera”

  1. Bravo Andrea D.M. por tú buen relato. Mi hijo a los 5 años sufrió tumor de Whilms y vive c/un solo riñón; ya tiene 22 años y siempre estoy pendiente de los temas de nefrología y cuidados de los riñones. Me apoyo en mi prima que es Nefróloga y muy buena. Cada persona es responsable de su salud❤️‍🩹. Muchas 🙏‼️

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*