Sin salida: el duelo

Martes, 19 de mayo de 2015

por diariodicen.es

Quizás, este manuscrito sea mi forma de expresar mi duelo, mi rabia contenida, mi dolor al perder a un “hermano” que decidió precipitarse al vacío al no encontrar salida a sus problemas. Supongo que si hubiera pertenecido a otra clase social, a una más pudiente económicamente hablando, hubiese visto la vida de una forma totalmente diferente. Hay quien se quita la vida por motivos personales, depresiones, enfermedades psiquiátricas, etc., pero también hay quien se quita la vida por motivos económicos o por no sentirse querido por el ser amado. Hay mil motivos para morir, al igual que hay mil motivos para vivir y seguir luchando.

Algunos se quejan, no sin razón, del sistema social en el que estamos envueltos: “tanto tienes tanto vales”, sin ver que quizás la premisa contraria sea más cierta: “tanto vales tanto tienes”. Otros se quejan de un sistema de leyes que protegen al débil del “fuerte”, pero quién protege al “fuerte” del débil cuando el primero se ve atacado o provocado. Me han ocurrido tantas cosas en esta vida que tengo miedo de perder el control. Hay veces que lo mejor es olvidar y perdonar. Hay veces que la única forma de “ganar” una batalla es perderla. Hay veces que la única forma de “perder” una batalla es ganarla.

Tantas dudas, tantas preguntas, tantas imágenes de sufrimiento en la mente de un simple enfermero de urgencias, cuántos intentos de suicidio fallidos deberé de presenciar, cuántos suicidios consumados tendré que soportar. Soy una persona sensible, quiero a la gente. Me duele el sufrimiento ajeno, esto a veces me convierte en alguien débil y otras en alguien fuerte, depende por quién sea valorado. Lo sé y lo acepto. He ganado tantas batallas como perdido, pero sigo luchando.

Todo lo narrado incumbe mi vida personal, soy quien soy dentro y fuera de mi trabajo. Quizás me esté haciendo mayor, hay veces que me siento viejo. Estamos en tiempos de crisis económica y la clase media-baja lo está notando terriblemente. Cada vez hay más intentos de suicidio por intoxicación medicamentosa, cada vez más precipitados. Algunos intentan ahorcarse, otros consumen lejía o salfumán, etc. Es terrible, todavía recuerdo la endoscopia realizada a aquella paciente, todo el tubo digestivo ennegrecido, calcinado, carbonizado por la ingestión del salfumán. Todavía estaba viva y yo en mi interior sabía que ya estaba muerta.

Hace un año, alguien se suicidó, se tiró del balcón de un cuarto piso, las lesiones incluían traumatismo cráneo-encefálico con derrame interno, rotura de varias costillas y huesos de las piernas, roturas de maxilar superior e inferior y globo ocular perdido. Perdió la vida tras luchar durante tres días en la UCI. Tuve sentimientos enfrentados, por un lado deseaba que viviese que se recuperase en la medida de lo posible, aunque sabía que era improbable que volviera a tener una vida de verdad. Por otro lado, deseaba que el fin fuera lo antes posible. Quizás peque ante mi Dios, pero si hubiera sobrevivido lo que para los intensivistas pudiera ser un éxito, una vida salvada, para la familia hubiese sido un lastre ya que las probabilidades, en caso de sobrevivir, de daño cerebral grave eran muy altas. No es egoísmo lo que impulsan mis palabras, hay otros motivos.

Hay quien piensa que todo ser humano merece vivir, quien tiene fe en el cambio de la humanidad. Dios existe en el interior de esas personas aunque ellas sean ateas, agnósticas o su Dios sea otro diferente al mío. Quizás lo ideal hubiese sido haber nacido sin “corazón”, sin sentimientos, ya que estos te aportan mucho dolor.

Quizás no pueda expresarme en este momento de mi vida de la forma deseada, quizás me sienta incomprendido, es mi duelo. Tan solo dar gracias a Dios y a mis mentores, en su gran mayoría sanitarios, por su apoyo y sus enseñanzas. Seguiré viviendo respetando la vida y la calidad de vida de las personas. Seguiré viviendo con dolor en mis entrañas, a pesar de ver tanta “locura” a mi alrededor.

Fuente de consulta: González Cordeu A. Sin salida: el duelo. Metas Enferm oct 2014; 17(8): 78

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*