El 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) con el objetivo de apoyar y recordar la lucha de las personas que se enfrentan a estos trastornos. Para ayudar a estas pacientes, se creó la Unidad de Media Estancia de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital San Juan de Dios, una de las pocas que existen en España. En ella se cuenta con profesionales especializados y la estancia de los usuarios está entre los seis meses y un año aproximadamente. Hablamos con Pedro Fernández de Velasco Casarrubios, coordinador de Enfermería de la unidad, para que nos cuente cómo ayudan a estas pacientes, cuáles son los TCA más habituales que tratan y cuál es el papel de los enfermeros.
Pregunta. La unidad es prácticamente muy reciente (apenas tiene 3 años). ¿Qué motivos llevaron a crearla?
Respuesta: Es un dispositivo de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid que se creó con la intención de satisfacer la necesidad emergente de los trastornos de conducta alimentaria (TCA) que precisan de un tratamiento más intensivo y duradero. La unidad es una media estancia de trastorno de conducta alimentaria, aquí están entre seis meses y un año, y luego pueden irse antes si mejoran o demorarse más el alta.
P. ¿Por quién está formado el equipo? ¿Y tú función?
R. El equipo está formado por auxiliares de enfermería, una educadora social, una nutricionista, psicólogos, psiquiatra y enfermeros.
Por mi parte, al ser el coordinador de Enfermería me encargo de la gestión de las personas, la organización del trabajo de los profesionales y cuando hay situaciones complicadas con las pacientes que superan un poco las del día a día, también me encargo.
P. ¿Cuáles son los trastornos de conducta alimentaria (TCA) más habituales?
R. Lo que más hay es anorexia, bulimia y trastorno de atracón. Sí que es verdad que, en todo este tránsito de años, ha habido pacientes a las que, sumado a su trastorno de conducta alimentaria, también le ha acompañado trastorno de la personalidad.
P. ¿Quién deriva los pacientes a vuestra unidad? ¿A qué pacientes atendéis?
R. Los pacientes son derivados de la red de hospitales de la Comunidad de Madrid que son referencia para trastorno de la conducta alimentaria. Hay una reunión mensual en la que se tratan casos complejos o de larga duración que detectan estos hospitales y proponen los casos a nuestra unidad. Nosotros valoramos el caso y lo aceptamos o no.
P. ¿Cuál es el papel de los profesionales enfermeros en esta unidad?
R. Son los que catalizan todo el funcionamiento de la unidad. Sus funciones normalmente están orientadas a sesiones de relajación y sesiones de control emocional. La Enfermería tiene un papel preponderante ya que se dedica a ser el centro neurálgico del funcionamiento de la unidad. También es el personal que está más cerca de las pacientes y conoce su día a día.
Luego tienen otros grupos de actividad más psicoterapéutica y con la educadora social se ocupan más de la parte del ocio.
También, una figura principal es la nutricionista que es la que gestiona también fuera y dentro del centro cuando están las pacientes, la alimentación que toman, también hacen sesiones de educación nutricional, del manejo de los alimentos, de cómo enfrentarse a situaciones con ciertas comidas que les causan fobias… intentar trabajar eso aspectos que les preocupan a ellas.
P. ¿Qué importancia tiene la existencia de estas unidades específicas?
R. Yo lo que veo en estas pacientes es que están un poco fuera de ellas, y precisamente el haber estrenado este dispositivo la Comunidad de Madrid es un empujón para dar visibilidad también a estas patologías. Es un empujón para las pacientes con TCA buscar un recurso y que exista esto, además público. Que exista esta unidad que les puede ayudar es un paso muy importante para este colectivo de pacientes.
P. El día 30 es el Día Mundial de los Trastornos de Conducta Alimentaria, ¿qué es lo más complicado para diagnosticar estos trastornos? ¿Les cuesta tener confianza con vosotros?
R. A las pacientes no les cuesta tener confianza porque esto es un recurso voluntario, ellas acuden con la intención de curarse. Aquí se pueden ir cuando quieran y no lo hacen porque ellas tienen un propósito.
¿Lo más difícil en el día a día? Efectivamente, las dificultades que tienen con la alimentación al principio nos generan problemas y dificultades hasta que las intentamos enganchar al tratamiento, pero esa oposición es normal que la tengan al principio, y con el tiempo ves cómo se va diluyendo y ves la progresión de la paciente.
La mayor dificultad en el diagnóstico primario es que lo oculte la paciente, pero es una evidencia, están los síntomas porque son personas que pierden mucho peso y que se centran obsesivamente en el tema de la comida y en el ejercicio.
En cuanto ves esos signos, ya empieza a llamar la atención en el entorno familiar y ves que algo está pasando y que dejan de hacer cosas, abandonan los estudios, dejan de lado el trabajo, dejan a los amigos, se vuelven suspicaz con la familia… todo eso son signos que alertan de que algo pasa. A raíz de eso, se trata de acudir a un dispositivo de atención primaria y se les mandará a estos hospitales que atienden estos trastornos de conducta alimentaria.
P. Es una unidad de media estancia, ¿cómo es el día a día allí desde que ingresa un paciente hasta que se le da el alta?
R. El día a día es muy rutinario precisamente porque las rutinas son lo que les reorganiza la vida. Hay que manejar varias esferas, no solo en la alimentación. Al principio les cuesta la parte de comer, hay que centrarse en esa faceta al principio, pero luego una vez que ha pasado esa fase, ya se habitúan, están con un grupo, en el comedor todas comen adecuadamente. Pero también tenemos que abordar otra parte de la persona, la parte emocional, que está muy presente: la relación familiar y las amistades también son patas de su vida se ven afectadas precisamente por la enfermedad.
P. ¿Esas pacientes siguen con su vida laboral al entrar?
R. Al principio no nos centramos en eso, pero sí que el objetivo efectivamente es volver a su vida habitual, pero con esas patas reconstruidas para que puedan desarrollarse bien fuera. Hay gente que no tenía trabajo cuando ingresa, luego vuelve a su entorno familiar y luego buscará su trabajo. Y hay gente que tiene su trabajo y está con su baja y luego, cuando se recupera, vuelve al entorno laboral.
P. ¿Cómo está siendo la acogida?
R. Sí, sí, en general sí. En este trayecto hemos tenido altas de pacientes, eso es positivo, es el fin del ingreso: trabajar con ellas para que la persona vuelva pronto recuperada a casa. La gente sale muy satisfecha y nos lo hace saber.