Una visión sobre la enfermería: las grandes diferencias entre España y Bulgaria

Viernes, 2 de octubre de 2020

por diariodicen.es

En 2014 todavía vivía en España. Tenía 30 años y decidí realizar un sueño olvidado por las circunstancias de la vida. De forma autodidacta me preparé para el acceso a la universidad, enfocándome hacia la enfermería. ¿Por qué la enfermería? Porque para mí es la profesión más humanitaria y valorada del mundo. Fui aceptada en una de las universidades públicas de Madrid y luché mucho para seguir avanzando, dado que el castellano no es mi idioma materno y tenía que viajar 180 kilometros al día para asistir a clase. La ausencia de apoyo me obligó a trabajar mientras estudiaba, en turno de noche, en un centro de geronto-psiquiatría. Así llegué hasta mi tercer año.

La universidad me enseñó que la enfermería es una profesión autónoma por sí misma, que hemos llegado lejos, que tenemos futuro en la investigación, la enseñanza y la práctica.

En 2017 decidí volver a mi país, Bulgaria. No bastarían cien relatos para explicar el embarazozo proceso de cambio de universidad, aunque en el papel todos estamos en la Unión Europea, choqué con una pared tan alta como el muro de Berlín.

Las enfermeras de aquí vienen a tener un sueldo mensual que no supera los 400 euros, con una edad media de 52 años. Esto se explica porque, cada año, alrededor de 1.000 enfermeras jovenes, recién formadas, deciden dejar su patria buscando una mejor realización. No es normal que después de cuatro años de carrera cobren menos que un obrero sin estudios y responsabilidades (con todo mi respeto hacia los obreros). La población búlgara es de alrededor de siete millones de personas, pero han quedado 25 mil enfermeras, por lo que una enfermera debe cuidar a 280 personas.

Luego esta la base material y técnica con la que se hace la formación, similar a la que se puede ver en los museos de medicina en España. El médico es todavía la figura clave en el proceso terapéutico, el equipo multidisciplinar es en realidad un concepto teórico y utópico. La enfermera es el brazo del médico, su apéndice, su secretaria, etc. Aun así, las enfermeras están muy bien preparadas, son responsables y exigentes hacia sí mismas y hacia su profesion. Existen grandes mentores en la universidad que te empujan a luchar, a no desanimarte, a mejorar, pero también hay otros que te hacen ver que la carrera que has elegido no te valdrá para nada si no abandonas las fronteras.

Además, está la sociedad, cómo te ve y cómo te siente. En España, la persona más cercana al paciente, tanto en la Atención Primaria como en la hospitalaria, es la enfermera. Goza en la mayoría de los casos de simpatía, respeto y buen ver. Algunas compañeras que participaron en programas de Erasmus, aunque exagerando un poco, me contaron que su impresión es que “las enfermeras españolas trabajaban y cantaban”. En Bulgaria muchos aún creen que una se hace enfermera con cursos online, que estamos destinadas a servir a los médicos o a las instituciones… cómo explicar que estamos “para” y “con” el paciente. La imagen distorcionada es difícil de cambiar o borrar.

Las diferencias constituyen una brecha enorme, y, aun así, aquí estoy. Voy a intentar trasmitir los valores de la enfermería, voy a indagar e investigar, voy a “infectar” a mis compañeras con aquello que aprendí en la universidad española.

En la lengua búlgara no existe el género masculino para enfermera, en realidad el término se traduce como “hermana del médico”. Este es otro obstáculo que disminuye el reconocimiento de la profesión. Los chicos jóvenes ven la profesión como completamente femenina. En mi curso en España teníamos 17 hombres, aquí hay 0.

Existe también el tema de la especialización. En España, y en otros muchos países, hay la posibilidad de cursar un máster donde la enfermera formada en “especialista en todo” se convierte en especialista en algo concreto (en pediatría, geriatría, psiquiatría, etc.). En Bulgaria dicha formación se consigue solo con la práctica, no habiendo equivalente académico que se pueda colgar en la pared. El único máster reconocido por las instituciones y que garantiza algún progreso para las enfermeras es en gestión de cuidados de salud. Abre las puertas para la jerarquía hospitalaria, pero ¿acaso todas deben ser supervisoras?

No hay que olvidar, además, el acceso a la universidad cuando uno quiere dedicarse a la enfermería. En España tuve que estudiar duro biología y química, aparte se tiene en cuenta la nota media del diploma del bachillerato. En Bulgaria hace años (muchos) se hacía lo mismo, pero dado el bajo interés hacia la carrera (los jóvenes dicen: ya que voy a estudiar tan duro, mejor voy a ser médico dado que ganan más y tienen más prestigio), por lo tanto, ahora y hace algunos años, el examen consiste en nociones de ética y ya está. Cuando los estudiantes se enfrentan a las grandes materias como anatomía, fisiología, farmacología, etc., llegan a la conclusión de Sócrates “solo sé que no sé nada”.

En el primer año, de las noventa plazas veinte o treinta quedan libres. Parece que en los últimos años ha aumentado la edad media de los candidatos a estudiar Enfermería y, aunque muchos deciden elegir la profesión por vínculos familiares, la mayoría se acerca a la carrera por el simple hecho de que no ha sido aceptado en la deseada.

Hoy en día la necesidad de enfermeras en todo el mundo es grande. En Bulgaria, la “Estrategia nacional sanitaria 2007-2012” constató el hecho de la falta de enfermeras en el país y marca varias pautas para solucionar el problema. Siete años más tarde el problema no solo persiste, sino que está presente aún con más fuerza. Por eso, en los ultimos dos años las enfermeras búlgaras salen a protestar, principalmente agobiadas por los bajos sueldos y las pésimas condiciones laborales. Hay secciones hospitalarias donde una enfermera está al cuidado de 20 pacientes. Estuve en una de las protestas nacionales organizadas en Sofía, la participación no fue la esperada, faltaban altos cargos (supervisoras y enfermeras-jefes) por la presión por parte de los empleadores. Tienen miedo de ser despedidas. Una triste imagen.

Ser enfermera en Bulgaria es un reto, cuando debía ser un honor o privilegio. Por ello cada vez menos gente joven elige la profesion. Estoy en mi cuarto año de Grado, paso por los distintos departamentos de hospitales y clínicas y veo la falta de recursos y ganas. Pero también veo las cosas buenas y cómo muchas enfermeras, a pesar de las dificultades, van sonrientes al trabajo para hacer aquello que quieren y saben hacer. Voy a luchar por la enfermería, pero en mi país, en Bulgaria.

Angelova Paskaleva D, Gyurova-Kancheva VT. Una visión sobre la Enfermería: las grandes diferencias entre España y Bulgaria. Metas Enferm jul/ago 2020; 23(6):79-80

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